viernes, 18 de septiembre de 2015

SIGNIFICADO PSICOLÓGICO DEL "MATRIMONIO SAGRADO" SEGÚN ESTHER HARDING



Fragmento del capítulo 11. El matrimonio sagrado del libro de Esther Harding titulado Los Misterios de la Mujer, publicado por la editorial Obelisco. La traducción nos parece que es bastante poco cuidadosa, teniendo en cuenta la importancia y profundidad del texto. Aún así, consideramos que es muy interesante, en especial para muchas mujeres, por el contenido psicológico que desvela.

"Las prácticas religiosas se basan en una necesidad psicológica. La necesidad espiritual se proyectaba aquí hacia el mundo, hacia hechos concretos, y se realizaba mediante un acto simbólico. Si examinamos bajo este prisma los rituales de prostitución sagrada es evidente que la mentalidad antigua consideraba esencial que todas las mujeres debían entregarse una vez en su vida, no a un hombre en particular, sino a la Diosa, a su propio instinto, al principio Eros en su interior. En este hieros gamos, este matrimonio sagrado, no importaba quien fuese el hombre, salvo que NO tenía que ser el hombre escogido. Debía de ser un extraño. Tampoco importaba la experiencia que tuviese la mujer. El hombre no era escogido por su virilidad, como un representante de Príapo. El templo de Ishtar o de Afrodita era frecuentado, sin duda, por hombres que necesitaban fortalecerse; los viejos y otros hombres cuya virilidad fallaba deberían naturalmente buscar una renovación de sus poderes en los recintos de la Diosa que daba "fertilidad a los hombres y a los animales". Para la mujer el significado de la experiencia se basaba en su sumisión al instinto, sin importar cómo se llegase a la experiencia.

»En los mitos de la Diosa Luna estas realidades psicológicas se expresan de forma concreta y el hombre de mentalidad antigua las vivía del mismo modo. Proyectaba los contenidos psicológicos y estaba obligado a vivir su drama como si Ishtar y Afrodita fuesen diosas antropomórficas; como si las demandas del principio femenino debieran encontrarse en la acción externa. Era incapaz de reconocer en ellas, como conseguimos cada vez más hoy en día, los principios psicológicos que nos exigen cambios en nuestras actitudes psicológicas. Una mujer moderna que intente establecer una relación con la Diosa Luna o con el principio femenino en su interior, debe someterse a su propio instinto reconociéndolo, no como un concepto intelectual, sino como una influencia determinante de toda su vida; o debe de aceptar el dominio de Eros y su relación y someterse ella y sus deseos a ese dominio.

»En el mundo antiguo únicamente unas pocas mujeres vivían toda su vida en el templo de la Diosa Luna como prostitutas; mientras que la mujer corriente solo jugaba este papel una vez en su vida. Este acto correspondía a hacerse responsable de su propia vida instintiva sobre ella, porque ella lo necesitaba. El acto concernía a su relación con la diosa del amor y no a la relación con su marido, actual o futuro. No tenía nada que ver con su seguridad económica, como ocurría en el matrimonio, sino que era tan solo una relación con su propio instinto.

»Es lo más difícil en el mundo para cualquiera, en especial para una mujer, conocer y aceptar su amor por otro ser humano; sobre todo si no es recíproco. Resulta mucho más fácil rehusar el amor diciendo: "a mí tampoco me importa"  o "no merece que se rompa mi corazón", o incluso suprimir el amor y permanecer inconsciente sobre si ha resultado algo serio. Pero la mujer que es virgen y que ha realizado el matrimonio sagrado en el templo de la diosa, no actuará así.
»Ella, dándose cuenta de que el amor que ha experimentado en ella es una manifestación de la Diosa, lo reconocerá, al igual que el sufrimiento que trae consigo, como parte de su experiencia con el principio femenino.

»Realmente puede resultar que, el reconocimiento de su propio amor, en el plano humano, sea en sí mismo de la misma naturaleza que el hieros gamos, el matrimonio con el dios que hace vírgenes a las mujeres. Filón de Alejandría escribió hace muchos años: "Para el congreso de los hombres, para la procreación de niños... Pero cuando Dios empieza a asociarse con el alma, él hace que la que fue mujer se convierta en virgen de nuevo." La misma idea se expresa en un soneto de John Donne (1573-1631):

"No obstante, te amo tanto, y sería amada con placer
Pero estoy desposada con tu enemigo;
Divórciame, desátame, o rompe de nuevo este lazo;
Tómame, aprisióname, porque yo,
Excepto si me cautivas, nuca seré libre
Ni tampoco pura, a menos que me violes"

»Estas cosas permiten comprender que la virginidad psicológica solo puede conseguirse por la violación de un dios, a través del hieros gamos, o unión sagrada.

»(...) (En los dibujos realizados por dos mujeres modernas en un momento de profunda crisis emocional o de conflicto interno) se representa el sufrimiento real de la mujer como si fuese un ritual, teniendo un significado religioso, esto es, espiritual o psicológico. Estas mujeres (modernas) sufrían en el sentido de que experimentaban que, de algún modo, habían sido "violadas" por la vida o por las circunstancias en que se hallaban; es decir, su amor, su interés, su emotividad en la vida, no encontraba respuesta en los valores que el mundo moderno aprecia: amor humano y comprensión, o el reconocimiento de los demás. El dibujo que expresa este sufrimiento muestra en cada caso que la frustración humana era como una violación, que se cometía no por una fuerza hostil o destructora, sino por un pájaro, el Gran Pájaro Celeste, mensajero de la Luna, la Paloma de Afrodita.

»En el simbolismo cristiano nos es familiar una idea similar en la imagen del Espíritu Santo que es una Santa Paloma. En ciertos dibujos medievales la Concepción de la Virgen María se dibujaba, igual que en los dibujos modernos, como una violación por la Santa Paloma. Esta imagen parece expresar un factor universal de la psique humana, igual en las religiones de las antiguas diosas de la luna, en la cristiandad medieval, en los escritos místicos de los antiguos filósofos y en los poetas isabelinos y hoy en día en los dibujos de lo inconsciente de las mujeres modernas. Este motivo repetido parece señalar que la mujer sólo puede ser una en sí misma (virgen) cuando es totalmente consciente de las posibilidades que dormitan en su propia naturaleza, cuando ha experimentado lo que es arder por la pasión, carnal y espiritual, y ha dedicado sus poderes al servicio del dios del instinto. Entonces, cuando lo impersonal, la energía divina, ha surgido en ella, logra la castidad de alma, única de su ser, dedicando su emoción más profunda a los dioses del instinto, sin importar el modo en que quiera llamarlos.

»De este modo se libera de su yo ansioso identificado con su propio instinto y con sus necesidades. Este es el significado de la unión con Dios, del matrimonio sagrado en el templo de la diosa de la luna, que también es considerada la diosa del amor sexual; ella es la fuente para poder amar así, del mismo modo que tiene el poder de la fertilidad. Aquellas mujeres que eran iniciadas en sus misterios conseguían una parte de su poder, participaban de su naturaleza por medio de una unión mística con ella.

»(...) Por lo tanto, empieza a aclararse el significado de este sacrificio de la mujer en el  templo, de este hieros gamos. Por medio de él, la mujer que ha sido iniciada se libera del dominio de su propio instinto inconsciente, con su anhelo y deseo de poder. Sometiéndose a su instinto en vez de pedir al hombre que se someta al suyo, se convierte en virgen. En este ritual la mujer reconoce y afirma de la manera más enfática e irrefutable posible que su sexualidad y los emolumentos (recompensas) que puede aportarle no son suyos, de su posesión, sino que representan las demandas de la vida misma, que mana en ella y de quien es servidora; su cuerpo y su psique no son más que el vehículo para las manifestaciones de la vida. Esta es su sumisión al instinto. Hasta que no se someta de este modo al principio femenino no podrá ser virgen en el sentido religioso del término y no podrá estar unida al Eros, el principio femenino, la Diosa Madre, que debe guiarla desde el interior. Porque (...) solo como virgen pura puede el espíritu del hombre unirse a Dios.

»(...) De esta experiencia nace el poder de amar a otro. Hasta que no ha realizado esta iniciación, su amor no es más que un deseo. Ni siquiera puede ver la diferencia entre "te amo" y "quiero que tú me ames"; no puede distinguir entre "te amo" y "quiero la satisfacción que puedes darme". Pero cuando ha pasado por una experiencia análoga a la antigua prostitución en el templo, los elementos de deseo y posesión, le han abandonado. Transformados por la apreciación de que su sexualidad y su instinto son expresiones de una fuerza vital divina cuya experiencia es de inestimable valor.

»(...) En cada mujer que ha olvidado su egoísmo personal y se ha sometido a la vida en ella, e poder y el significado de su principio, o el poder de la Diosa Luna, brilla con más fuerza. Cuando renuncia a sus logros personales, la energía antes ligada a la determinación de conseguir lo que desea en su propio camino, fluye hacia la verdad femenina por la que ha hecho su sacrificio.

»Por el poder del hieros gamos, el completo sacrificio del egoísmo y de la actitud posesiva hacia uno mismo, así como de las propias emociones e instintos, que supone el ritual , nace el niño-Eros, la posibilidad de empezar de nuevo, incluso después del desastre y el fracaso, comenzando en un nivel diferente con nuevos valores y una nueva comprensión de la vida."

sábado, 12 de septiembre de 2015

LANZAMIENTO DEL LIBRO "CÓMO INTEGRAR TU SOMBRA"



CÓMO INTEGRAR TU SOMBRA
José González
 


El libro Cómo integrar tu sombra de José González acaba de publicarse en formato papel y en ebook, y ya está disponible en la librería virtual de amazon desde cualquier lugar del mundo. Si quieres realizar tu pedido lo puedes hacer desde el siguiente enlace:






Este nuevo trabajo tiene como protagonista la parte oscura de la personalidad humana. Su autor nos informa de que, con esta obra, retoma un tema en el que lleva años trabajando y recopila, en un solo libro, todo cuanto ha escrito hasta la fecha sobre el lado oscuro que habita en todo hombre.

Cómo integrar tu sombra trata sobre la oscuridad que habita en cada uno de nosotros, a la que C. G. Jung denomina sombra, y sobre la importancia de integrarla en nuestra consciencia en el proceso de convertirnos en seres completos. Su estudio se apoya en los descubrimientos del psiquiatra suizo C. G. Jung y en los desarrollos posteriores de la Psicología Analítica, si bien ha conseguido que el texto no resulte demasiado técnico, con la intención de que sea lo más divulgativo posible. Para ello, José Antonio Delgado se ha servido, entre otros recursos, de multitud de ejemplos extraídos del análisis de sueños de diferentes personas, de conflictos culturales y políticos, de las fases de la obra alquímica de transformación del plomo en oro, así como del camino descrito por místicos como San Juan de la Cruz.

Pese a la abundante bibliografía existente sobre la sombra y sus diferentes niveles en la psique humana, apenas parece que haya tenido repercusión en la transformación de la consciencia de la mayoría de las personas. Gran parte de la población mundial permanece inconsciente de las proyecciones de su propia oscuridad, y vive convencida de que todo lo desagradable y mal intencionado habita lejos de sí misma. El hombre común prefiere evitar cualquier consideración que le permita comprender que dentro de su psiquismo habita todo aquello que él más rechaza, incluidos los motivos profundos que están presentes en las crisis mundiales que nos afectan. Tampoco admitirá de buen grado que su juicio sobre la pretendida realidad puede estar equivocado, o que los defectos que él rechaza en sí mismo, y que proyecta en los demás, pueden ser constructivos, positivos o de utilidad si los reconoce como partes de sí mismo. Por estos y otros motivos, José González se ha animado a escribir un trabajo monográfico sobre la sombra, en un lenguaje divulgativo, con la esperanza de contribuir a la toma de consciencia de la oscuridad que nos embarga.

La interpretación de multitud de sueños de diferentes personas, los ejemplos extraídos de la situación política y económica actual, el estudio de la noche oscura de San Juan de la Cruz y el simbolismo de Saturno en diversas tradiciones hacen a este libro único en su género. En ocasiones, el lector puede llegar a sentir que el libro lo está leyendo a él.



José González es escritor, editor, psicólogo, terapeuta de orientación junguiana, licenciado en Ciencias Ambientales y conferenciante. Su página web oficial es:

jueves, 3 de septiembre de 2015

QUÉ APORTA LA PSICOTERAPIA DE ORIENTACIÓN JUNGUIANA A LA PSICOLOGÍA ACTUAL

La terapia de orientación junguiana, como su propio nombre indica, parte de las premisas teórico-prácticas del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. En este sentido, quienes hacemos este tipo de psicoterapia entendemos que las técnicas o métodos de la psicología analítica, a diferencia de otros posibles modelos de psicología, se transforman en una cosmovisión, en una forma de ver el mundo y en una actitud vital que considera la relación de la consciencia con el ámbito espiritual o sagrado como la auténtica psicoterapia. Al igual que otras orientaciones integradoras, la terapia de orientación junguiana se nutre de las aportaciones de autores de diversas escuelas (S. Freud, A. Adler, A. Maslow, S. Grof, J. Nelson, E. Neumann, R. Assagioli, V. Frankl, K. Wilber, etc.) y de distintos paradigmas (cognitivo-conductual, psicoanalítico, post-junguiano, humanista, transpersonal, integral, etc.), pero sin perder de vista la realidad total del individuo. Esto significa que la perspectiva antropológica y filosófica, así como el modo de abordar la realidad anímica, puede no coincidir con la mantenida por muchos de los paradigmas de psicología hoy vigentes. De hecho, la verdadera integralidad de la orientación junguiana reside en que, en la terapia, tenemos en cuenta no solo aquello que el cliente expresa conscientemente, la conducta observable en la consulta, los actos fallidos, etc.; tampoco nos limitamos a considerar los aportes teóricos de diversas escuelas y/o autores o la aplicación de técnicas o métodos terapéuticos; además de todo ello, tenemos en cuenta aquello que el inconsciente (en el cliente, en el terapeuta y en la interacción entre ambos) nos dice de la problemática con la que el cliente viene a la consulta. Por lo tanto, los sueños y los fenómenos de sincronicidad (coincidencias plenas de sentido para el cliente y/o el terapeuta) constituyen una parte importante del repertorio terapéutico. 

Por cierto que lo inconsciente lo consideramos desde una perspectiva diferente a como lo entiende el psicoanálisis clásico. Lo inconsciente no solo incluye los instintos, las pulsiones, los deseos o los complejos, sino que, al mismo tiempo, se refiere a todo aquél microcosmos anímico en el que habitan los conocidos arquetipos, modelos de ordenación de los contenidos inconscientes, patrones de conducta o disposiciones innatas a reaccionar ante diferentes situaciones como seres humanos. En este sentido, la capacidad de tener una experiencia de iniciación a la profundidad, por ejemplo, es una disposición innata y, por lo tanto, posible o accesible, en principio, a todo ser humano. Si bien, dicha experiencia suele producirse en pocas personas. Así, la dimensión biológico-instintiva, la cognitiva o mental, la conductual, la emocional, la social y la espiritual forman parte de la persona y, por lo tanto, son objeto de consideración en el contexto terapéutico. 

Otra de las características definitorias de la terapia de orientación junguiana es la falta de intervención directiva y, al mismo tiempo, el respeto al proceso de transformación del cliente. Esto puede parecer extraño a muchos psicólogos, quienes están más pendientes de medir la eficacia y la efectividad de la intervención terapéutica, muchas veces con la idea errónea de que la solución al conflicto del cliente depende solo del uso del método o técnica más adecuados (por lo tanto, de la supuesta profesionalidad y metodología científica que emplea el psicólogo), pero lo cierto es que la experiencia acaba mostrando que la terapia es un proceso autónomo, que involucra a la totalidad del cliente y del terapeuta. 

Dada la tendencia holística de la terapia de orientación junguiana consideramos, también, que el ser humano es una totalidad formada por un conjunto de dominios, partes o subsistemas que se encuentran en interacción e interrelación y que generan ciertas sinergias o propiedades emergentes. De ahí la importancia de tener en cuenta las relaciones entre la consciencia y lo inconsciente, tanto en el propio cliente, como en el terapeuta y en la interacción de ambos. En este sentido, la terapia de orientación junguiana parte de la premisa, avalada por la experiencia repetida, de que no existe una separación entre lo que le sucede al cliente cuando se presenta en la consulta, el trabajo interior que el terapeuta realiza en sí mismo y los conflictos o problemas que acucian a la sociedad de su tiempo en un momento y en un lugar dados. Muchas veces el cliente trae a la consulta la misma problemática que el terapeuta ha tenido/tiene que abordar en sí mismo y que tiene en jaque a toda una sociedad. 

En el marco de la psicoterapia junguiana se entiende la vida del ser humano como dividida en dos polos, vertientes o etapas fundamentales:

1.       Durante la primera de ellas, las personas necesitan aprender a afrontar la vida, por lo que van madurando, creciendo y desarrollándose hasta que son capaces de integrarse en la sociedad y cultura en la que viven. Los individuos pasamos por la infancia, la adolescencia y la primera juventud, habitualmente siendo educados por nuestros padres, formándonos en un oficio, estudiando una carrera universitaria, integrándonos en un grupo de iguales, manteniendo una relación de pareja, teniendo descendencia, etc. En esta primera etapa, la terapia se focaliza en ayudar al cliente a ir atravesando las diferentes subestaciones o subetapas vitales, que pueda alcanzar ciertas metas u objetivos, que adquiera disciplina, autonomía, voluntad, etc. En definitiva, que rompa los lazos que le unen a la infancia y a la familia para que pueda crear un "yo" estructurado y una máscara social que le ayuden a relacionarse en sociedad y a afrontar y asimilar las dificultades y frustraciones que puedan ir surgiendo.

2.      Durante la segunda gran vertiente la persona necesita aprender a prepararse para la muerte, el reencuentro con el alma y la consiguiente metanoia o cambio completo de mentalidad. Alrededor de la segunda mitad de la vida puede dar comienzo lo que, en psicología analítica, se denomina el proceso de individuación. A partir de este momento, el terapeuta junguiano se convierte en un guía o ayudante en la difícil travesía que supone el encuentro del yo consciente, ya formado y estructurado, con el mundo del alma, con ese microcosmos del que la consciencia de la persona no es sino una pequeña parte. Dicho encuentro se experimenta como una auténtica crisis, como una muerte y un renacimiento, o, en palabras del terapeuta de orientación junguiana, Raúl Ortega, como "una transformación de lo viejo por fusión con otra personalidad interna, que cambia al hombre por dentro y por fuera". En esta segunda etapa, aquellas partes de la personalidad que vivían una vida oculta en el fondo del alma, proyectadas en las personas, circunstancias o sucesos exteriores, es decir, problemas y conflictos que se creía que provenían de fuera, comienzan a ser reconocidas como constituyentes de una totalidad mayor que forma parte de uno mismo o, mejor, que uno mismo forma parte de Ella. Así, por ejemplo, todo aquello que a la persona le desagradaba del mundo, como algunas personas, entornos sociales o familiares o circunstancias desagradables en las que se veía involucrada empiezan a ser reconocidas también como partes conflictivas de sí misma. En sus relaciones eróticas con personas del otro sexo, el individuo puede empezar a sospechar o a darse cuenta de aquellos aspectos desconocidos de sí mismo que se encuentran presentes en la relación y que creía que pertenecían al otro o que provenían del otro. Por último, puede producirse un despertar de su consciencia a la Realidad espiritual.

Autor: José González, Psicólogo, Terapeuta de orientación junguiana y escritor.