miércoles, 11 de abril de 2018

EL PSICÓPATA EN LA EMPRESA. Primera parte.



EL PSICÓPATA EN LA EMPRESA. Primera parte.

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. 



Lucía es una persona cordial, simpática, amable, segura de sí misma, inteligente y muy responsable. Para sus superiores es su mejor empleada. Brillante, con don de gentes, no se pone nerviosa ante circunstancias de mucho trabajo y algunos de sus compañeros hablan maravillas de ella. Todo hacía creer que Lucía era una empleada extraordinaria, una coordinadora excelente y una compañera leal. Al menos eso era lo que creían sus directores.

El departamento de la empresa en el que Lucía trabaja, sin embargo, es conocido por todos los empleados porque en él se respira una tensión extraordinaria. Los trabajadores mantienen una actitud de suspicacia ante sus compañeros y reina una desarmonía general que sorprende a los recién incorporados. Algunos años atrás una compañera veterana había estado de baja durante un año por depresión.

Alberto, un empleado que se incorpora por primera vez al puesto de trabajo junto a otros dos compañeros, ha sido debidamente informado durante la entrevista de que, el departamento al que se va a incorporar ha sufrido un cambio y, necesitan personas nuevas que no estén "contaminadas" por el ambiente previo a la restructuración.

El primer día de trabajo, Alberto coincide en el departamento con Lucía y con otros cuatro compañeros, además del jefe de departamento. Recibe una cordial bienvenida por parte del jefe y de todos sus compañeros. Sin embargo, Alberto percibe que algo no marcha bien. Lucía es demasiado amable y cercana el primer día de trabajo y le hace preguntas muy personales: ¿Estás casado? ¿Dónde vives? ¿Cuántos años tienes? ¿Qué formación tienes? ¿Por qué trabajas aquí? ¿Has trabajado antes en esta empresa?¿Conoces a los jefes de la empresa? ¿En qué otra empresa del sector has trabajado? ¿Conoces a fulanito de tal empresa? Lucía no paraba de hacerle preguntas esgrimiendo una actitud seductora y tremendamente encantadora. Alberto comienza a sentirse incómodo pero no puede confrontarla porque está siendo muy amable y siente que tiene que corresponder a esa amabilidad.

Toda la semana transcurre de la misma manera. Lucía continúa haciendo preguntas a Alberto, indagando en su vida profesional y privada, y, al mismo tiempo, investigándole en las redes sociales. Intenta acceder a su facebook y lee todo cuanto está publicado en las redes sociales sobre Alberto. Al principio, este se sintió halagado ante semejante bombardeo de elogios e interés por parte de Lucía. Sin embargo, en seguida se percató de los motivos por los cuales Lucía estaba tan interesada en él. Alberto estaba siendo estudiado y evaluado por una psicópata. Quería conocer a Alberto lo mejor posible para saber si representaba algún tipo de amenaza, así como el modo en que podría serle útil para convertirlo en un seguidor suyo.

No cabe duda de que fuera de las instituciones penitenciarias y de los hospitales psiquiátricos resulta difícil identificar a un psicópata. Además, la inmensa mayoría de las personas ni siquiera concibe que una "persona" así pueda existir. En realidad, a las personas comunes nos resulta muy difícil de imaginar cómo un ser humano puede provocar tantísimo sufrimiento a su alrededor a propósito y sin el más mínimo atisbo de culpa o responsabilidad. A veces decimos de la actuación de un psicópata (cuando no sabemos que lo es) que es propia de un "hijo de puta" o de "una mala persona". Desgraciadamente, de esa ingenuidad se sirven los psicópatas para seleccionar a su presa. Lo cierto es que resulta tan difícil de comprender la existencia de este tipo de "personas" que incluso el término "psicópata" resulta controvertido. Sin embargo es precisamente en la vida cotidiana, en las organizaciones y empresas, en el arte, en la filosofía, la medicina, el sacerdocio, en las instituciones del Estado como la Guardia Civil, la Policía Nacional, el Consejo General de Poder Judicial o en las empresas de Seguridad Privada y, por supuesto, en el seno de una familia, en donde podemos y debemos intentar identificar a un/a psicópata subclínico/a, cotidiano/a o integrado (aquel/lla que no ha cometido actos delictivos) lo antes posible.

El modus operandi de un/a psicópata en los diferentes ámbitos en los que se encuentra sigue siempre una misma pauta de acción. Cuando se trata de una empresa o una organización sigue el siguiente orden (Garrido, 2016):

Primera etapa. Entrada en la organización: Los psicópatas pueden acceder a una empresa de un modo mucho más sencillo de lo esperable. Los C.V. se pueden manipular fácilmente para quien es un maestro de la manipulación y, además, muchas veces no se comprueba su veracidad. Asimismo, los responsables de recursos humanos rara vez tienen la formación y el entrenamiento suficiente para detectar a un/a psicópata, y sucumben con facilidad a su gran encanto y a su extraordinaria fuerza de convicción, por lo que dan la imagen de ser el candidato ideal. De hecho, tres son las habilidades principales que se buscan en una empresa u organización:

  1.       Habilidades de relación: Ser buen comunicador, tener don de gentes y capacidad de adaptación a diferentes personas y entornos.
  2.      Inteligencia.
  3.      Responsabilidad.

Un psicópata, como vimos en el caso de Lucía, no tiene ningún problema en dar esa imagen.

Segunda etapa. Evaluación. Cuando el/la psicópata ha accedido a la organización comienza a estudiarla con detenimiento. Evalúa a los integrantes de la empresa, cuales son los procesos de interacción y la cultura de la organización. Acto seguido, observará a los diferentes miembros con detenimiento con un único objetivo: cuales le serán de utilidad. Una vez discriminadas aquellas personas que tienen más poder, las que son técnicamente más hábiles, las que tienen información privilegiada o disponen de acceso a recursos de la empresa comenzará su labor de seducción y manipulación para convertirlas en sus seguidoras. Para lograr su objetivo utilizan la comunicación directa y personal, saltándose con frecuencia la cadena de mando.

Tercera etapa. Manipulación. Una vez conocida la cultura y familiarizado/a con los pormenores de los miembros de la empresa que el/la psicópata considera útiles (debemos recordar aquí que el/la psicópata cosifica a las personas, es decir, para él o para ella las personas no son sino cosas  que pueden utilizar o tirar cuando ya no le sirven) da comienzo un proceso de manipulación de las redes establecidas para la difusión de información errónea con el objeto de promocionarse. Este proceso lo realiza con una destreza sorprendente y sin ser descubierto/a. La desinformación (manipulación de la información) suele incluir comentarios intencionados acerca de su competencia y lealtad a la empresa y a los demás miembros, al tiempo que desacredita y desprestigia a aquellos que están bien considerados en la empresa. El/la psicópata manipula las redes de información para lograr aumentar su reputación, desacredita a sus compañeros y, algo especialmente importante, y que explica el caso con el que dábamos comienzo este artículo, para crear conflictos y rivalidades entre diferentes miembros de la organización que al psicópata le interesa enfrentar para que tengan menos oportunidades de descubrir su "juego". Es habitual que el psicópata no acuda a reuniones colectivas para no verse expuesto/a a los diferentes miembros que él/ella ha manipulado individualmente, quienes le exigirían explicaciones para clarificar muchas de sus manipulaciones, lo que perjudicaría su imagen positiva en la organización.

Cuarta etapa. Confrontación. En esta etapa se manifiestan la violencia interpersonal y el abuso ejercidos por el psicópata. En esta etapa se producen tres procesos:
1.       El psicópata abandona a los seguidores que ya no le resultan útiles. Tanto en un sentido social, como psicológico. Desaparece de golpe la proximidad generada por el psicópata en su etapa de manipulación. Las víctimas acusan psicológicamente este golpe, si bien sienten un alivio ante la carga que suponía la interacción con el psicópata. Por supuesto estas personas no comprenden la naturaleza nefasta de la persona a la que habían apoyado.
2.      Algunos "peones" empiezan a darse cuenta de qué va todo este juego. Descubren que la persona que consideraban "su amigo" es en realidad un farsante, que les ha estafado, e indignados y encolerizados le desafían abiertamente. Por desgracia, muchas veces es demasiado tarde para ellos porque el psicópata se les ha adelantado y ha neutralizado su curso de acción. Mediante los contactos que el psicópata tiene con personas que se encuentran en una posición superior de la jerarquía organizativa, este ha difundido información sesgada que les desacredita. Así, cuando los "peones" se quieren defender se encuentran frente a unos superiores que, seducidos y manipulados convenientemente por el psicópata, tienen la opinión de que son ellos los incompetentes y desleales, incapaces de apreciar a una persona con talento (como es el psicópata). El psicópata ha hecho un trabajo excelente puesto que la campaña de descrédito dio comienzo mucho antes de que los peones se dieran cuenta de la difamación de "su amigo"; bien, porque ya no le son útiles, bien porque sospecha que han descubierto su juego y, por tanto, ha planificado cómo librarse de ellos y protegerse de sus deseos de venganza. Por supuesto que semejante conjunto de traiciones, manipulaciones, celos, envidias y conflictos internos entre los diferentes compañeros de trabajo que el psicópata genera con su actuación tienen como consecuencia el descenso de la moral del departamento afectado y la desintegración de la unidad de trabajo. Por desgracia, los jefes no terminan de comprender la verdadera razón de que esto se produzca. En estos momentos, no es extraño que se produzca un cambio de personal con la intención de reestructurar toda la situación y, de paso, con toda probabilidad desaparecerán los enemigos del psicópata, o bien que este sea promocionado. Precisamente en esa situación de restructuración se produjo la incorporación de Alberto, la persona a la que nos referimos al principio de este artículo.
3.  Por último, los protectores del psicópata serán ellos mismos traicionados. La manipulación, el engaño y la estafa se dirigen tanto a las personas, como a toda la estructura de poder. Cuando esto ha sucedido, el psicópata querrá cambiar de aires, pero no sin antes llevarse una buena indemnización, conocimientos y contactos.


En la segunda parte de este artículo hablaremos de los efectos del psicópata en las diferentes personas con las que interacciona dentro de la empresa, así como de las actitudes que dichas personas pueden adoptar en relación al psicópata y al resto de miembros del departamento.


Bibliografía:

-Garrido Genovés, V. (2016). El psicópata. Un camaleón en la sociedad actual. Valencia: Ed. CientoCuarenta.

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