martes, 24 de septiembre de 2019

COLONIZACIÓN MENTAL. Consecuencia de una relación tóxica.

COLONIZACIÓN MENTAL.

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. Consulta presencial en Madrid y ON LINE desde cualquier país del mundo.

Desde hace algún tiempo vengo observando un fenómeno que se produce especialmente en pacientes femeninas: lo podríamos denominar colonización mental o, de un modo más general, inseminación ideológica o espiritual.

Este fenómeno complejo, cuya manifestación más dramática la encontramos en mujeres que han sido parejas o exparejas de psicópatas o narcisistas (habitualmente varones, aunque también puede producirse con mujeres en relaciones homosexuales),  tiende a suceder de un modo que pasa desapercibido a la consciencia de la mujer cuando se está produciendo. 

La inseminación mental se caracteriza porque las mujeres adoptan opiniones, actitudes, ideas y comportamientos de sus parejas masculinas (o femeninas en el caso de relaciones homosexuales) que después reproducen como si fueran propias. 

Este fenómeno tan característico de personalidades femeninas tiene su fundamento en lo que los psicólogos junguianos denominamos el arquetipo del animus. 

En general, la mujer tiende, por su disposición psíquica, a adoptar opiniones, ideas y modas colectivas sin apenas realizar una discriminación o diferenciación adecuada. Freud denominó a este compendio de ideas y opiniones colectivas Superyó,  y tiene para la mujer una tremenda fuerza de sugestión de la que muchas veces no se puede sustraer. De ahí que las primeras defensoras de ciertas ideologías en boga sean precisamente mujeres. El animus es también el promotor de que la mujer reproduzca y se convierta en muchas ocasiones en una excelente hija de papá. 

En este último caso encontramos a aquellas mujeres que se convierten en fanáticas seguidoras de hombres con un poderoso pensamiento, adoptando sus ideas, creando grupos alrededor de las ideas de dichos pensadores y difundiéndolas . A pesar de que en una mujer pueda existir un potencial para el pensamiento individual, que siempre será pionero, solitario y líder; es, sin embargo, menos arduo seguir las ideas del pensador al que admiran, convirtiéndose en el receptáculo de su animus-padre y adquiriendo protagonismo y un cierto "éxito"  social. 

Sin embargo, cuando este fenómeno se produce en el seno de una relación de pareja es habitual que la mujer adopte, hasta cierto punto, muchas de las opiniones y de las ideas que provienen de su pareja.

Este fenómeno que se produce de un modo natural en toda relación de pareja en la que exista una fuerte transferencia contrasexual, es decir, en la que se presente una fuerte atracción, admiración y amor, puede convertirse en un calvario para la mujer cuando la inseminación mental y/o espiritual tiene lugar con un psicópata o con un narcisista. En este último caso podemos denominarlo colonización mental. Un fenómeno que hallamos, por ejemplo, en muchas mujeres que han formado parte de alguna secta; o, sin llegar a estos extremos, en seguidoras de escuelas filosóficas o psicológicas.

Lo colonización mental no sólo se caracteriza porque la mujer puede adoptar opiniones, ideas y relatos manipulados por el psicópata o por el narcisista, hasta el extremo de que puede llegar a defender la fabulación psicopática o narcisista, sino que, además, la mujer tiene en mente constantemente al psicópata y/o sus opiniones e ideas. 

Es habitual que la expareja de un psicópata o de un narcisista tarde mucho tiempo en identificar aquellas ideas que pertenecen al psicópata, o que proceden de él, y diferenciarlas de aquellas que son propias. El proceso de diferenciación o discriminación es fundamental porque conduce finalmente a la raíz psíquica del fenómeno de colonización mental: el animus.

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