Ayer terminé de ver la película "De Dioses y Hombres", dirigida por Xavier Beauvois, recientemente galardonada con el Grand Prix de honor, el segundo premio más alto del Festival de Cannes. Esta película narra la historia de siete monjes cistercienses, que fueron inmolados como mártires en 1996 en las montañas de Argelia, por un grupo de islamistas (radicales). Lo que más me impactó de la película es que refleja la vida monástica de una comunidad de monjes sumidos en una vida contemplativa, al servicio de los más pobres y desvalidos. Una comunidad de hermanos bautizados por el Espíritu. Una comunidad cuyos lazos espirituales son aún más poderosos que los de la propia sangre, lo que se manifiesta en el Amor que profesan por sus hermanos argelinos, llevándoles, incluso, a perdonar a quienes les ejecutan, tal y como Christian, el Abad del monasterio, lo expresa en una conmovedora carta, al final de la película. Un auténtico ejemplo de la encarnación del Amor cristiano, que abraza a todos los hombres, con independencia de su condición social, cultural o religiosa.
Se me erizaron los vellos del cuerpo, al ver la "coincidencia plena de sentido" entre el mensaje de esta extraordinaria película y el de mi novela La Hermandad de los Iniciados, donde narro, precisamente, la historia de una comunidad integrada por monjes -aunque, en este caso, un tanto herejes-, mujeres y un ex-presidiario. Si bien, en la película, lo femenino aparece representado en el mismo monasterio, y en su espíritu, llamado Nôtre-Dame del Atlas (Nuestra Señora del Atlas) -fíjense en el nombre del monasterio-, en Tibhrine (Argelia), en mi libro es la figura de Miriam (personificación de María Magdalena), el personaje femenino más importante.
Recomiendo la lectura de los comentarios y reflexiones sobre esta fabulosa película, que la psiquiatra Maribel Rodríguez realiza en su blog, Ser Conscientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.