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miércoles, 10 de agosto de 2011

VISITANDO LA TORRE DE BOLLINGEN DE CARL G. JUNG



Con esta entrada hago un inciso en la crónica sobre mi viaje de luna de miel a Costa Rica, para hablar de la visita que hice con mi esposa el pasado mes de julio del 2011, a la localidad de Bollingen, en Suiza, para ver tanto el pueblo, cuanto la Torre de Bollingen, que Carl G. Jung construyó en piedra, una suerte de Templo personal. Para no extenderme demasiado, escribiré varias entradas relacionadas con mi visita, tanto a Bollingen, cuanto a su tumba en Küsnacht. Un artículo completo sobre la Torre de Bollingen y su significado para Jung, titulado Símbolos de Transformación en el Torreón de Bollingen, puedes consultarlo pinchando aquí


En Bollingen estoy en el centro de mi propia vida, soy mucho más yo mismo. Por momentos siento que soy parte del paisaje y que estoy dentro de las cosas, que estoy viviendo en cada árbol, en el batir de las olas, en las nubes, en los animales que van y vienen, en la sucesión de las estaciones”.   C. G. Jung.

En mi último viaje con mi esposa por la vieja Europa, y tras visitar Montségur (el monte seguro), último bastión cátaro, Carcassone, los Alpes franceses, y los suizos en Interlaken (entrelagos), donde hicimos montañismo en Grindelwald, después de haber tomado un teleférico durante más de 25 minutos al alto de Firsbahn; decía que, después de visitar todos estos lugares,  nos dirigimos hacia el poblado de Bollingen, el lugar en que construyó Carl Gustav Jung su Torre. Se trata de un pequeño poblado, con una bonita Iglesia, dispone de un carril para bicis y peatones que discurre paralelo a la vía del tren, y que pasa frente a la parcela de Jung. Desde aquí, realizamos algunas fotos.

Detrás de mí se encuentra la parte superior de la Torre de Bollingen.

Según los datos de que disponemos, Jung compró la finca de Bollingen tras la muerte de su madre, en el año 1921: “Desde el comienzo, yo sabía que me iba a construir una casa cerca del agua. Pero no fue hasta 1921 que compré un terreno en Bollingen”, afirma Jung en su autobiografía.
En esta foto apreciamos tanto el tejado del Torreón, cuanto una segunda parte de la casa de Carl G. Jung, en Bollingen.

Lamentablemente para los curiosos, esta propiedad, que alberga el pequeño "castillo" que edificó Jung en vida, pertenece a sus herederos y no está abierta al público. Aunque reconozco que me hubiera gustado acceder al interior de la parcela, ver el "castillo" en su totalidad y, eventualmente, entrar en su interior, no sólo para ver la estructura de la casa, así como su decoración, sino también para sentir las "energías" (o los espíritus) que allí se manifiestan (y que se le manifestaron a Jung), soy muy consciente de que, el mismo Jung, ya advirtió en vida que ese era un lugar para su retiro, donde quería estar en soledad, para acceder a las profundidades de lo Inconsciente Colectivo psicoideo, hablar con los espíritus de sus antepasados y manifestar sus experiencias con el ámbito de los espíritus-arquetipos en su Libro Rojo o Liber Novus. A fin de cuentas, también yo dispongo de mi "Templo" particular, en donde estoy en soledad y no deseo que nadie perturbe mi quietud. Así que, me contenté con hacer algunas fotos desde fuera del recinto, a la parte del edificio que sobresalía de entre la espesa vegetación arbórea que rodea la vivienda, así como a la orilla del lago de Zurich más cercana al edificio. 
A orillas del lago de Zurich se encuentra la casa de Carl G. Jung.

Jung comenzó construyendo este "castillo" por la primitiva torre de piedra, que consideró su Turn ("Torre"), y que es la que aparece en la fotografía que logré hacer desde la valla que delimita la finca, hoy propiedad de sus herederos. Posteriormente, en un período de doce años, fue añadiendo tres edificios a la estructura original, en lo que representa su concepción de la estructura de la psique. Joseph Campbell explica el significado de esta construcción del siguiente modo: "El lugar en que ha nacido un héroe, donde ha realizado sus hazañas o donde ha regresado al vacío, es señalado y santificado. Allí se le erige un templo, con el cual se significa e inspira el milagro de la centralidad perfecta; porque éste es el lugar donde se inicia la abundancia. Porque alguien en este lugar (en este caso, Carl G. Jung) descubrió la eternidad. Por lo tanto, este lugar puede servir como sostén para una meditación fructífera."  Hago un paréntesis aquí, para comentar que esto es exactamente lo que hicimos Maribel y yo, en las ruinas de Montségur, donde visualicé un centro del que emanaba energía que se extendía en círculos concéntricos, a modo de ondas, aproximadamente en el centro del ahora ruinoso edificio, y cuyas paredes de piedra favorecían que esas energías telúricas resonaran y nos atravesaran una y otra vez. Este es, desde luego, uno de esos lugares de los que habla J. Campbell. Ahora, realizado este inciso, continuemos con la explicación de Campbell acerca del significado simbólico de estos santuarios. "Ese tipo de templo se construye, por lo general, simulando las cuatro direcciones del horizonte del mundo y el santuario o altar en el centro (la Turn de Jung) es el símbolo del Punto Inagotable." Ese Punto Inagotable, Jung, sirviéndose de la terminología oriental, lo denominaría Sí-Mismo. Probablemente, Jung estaría de acuerdo con interpretar el significado de su casa-templo de Bollingen, tal y como lo expresa J. Campbell al referirse a los recintos sagrados, incluido su “Castillo” en el pueblo de Bollingen, rodeado de naturaleza y a la orilla del lago de Zurich.

En esta foto se observa más de cerca parte del edificio que construyó Carl G. Jung en Bollingen.



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