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martes, 4 de diciembre de 2012

Entrevistado por Ángel Almazán en torno a la segunda edición de "La hermandad de los iniciados"


El periodista y escritor, Ángel Almazán de Gracia, ha publicado hoy mismo en su blog Librosaleer, la entrevista que me concedió sobre la segunda edición de mi ensayo novelado La hermandad de los iniciados. En dicha entrevista aclaro y desvelo algunos de los temas principales que abordo en esta nueva edición. Traslado a continuación el contenido de la entrevista.

La editorial LibrosMundi ha publicado la segunda edición del ensayo novelado La hermandad de los iniciados del escritor José A. Delgado (Madrid, 1972). Esta nueva edición ha sido mejorada y ampliada, incluye ilustraciones y cuenta con un nuevo prólogo que enmarca el contenido de esta singular obra.

El autor, licenciado en Ciencias Ambientales, investigador y estudiante de Psicología, aunque dedicado al estudio de la  Psicología Analítica inspirada por Jung, desde hace más de quince años, nos ofrece en su libro una fascinante trama en la que convergen la gnosis, la alquimia, el hermetismo y la astrología. También se aborda el  proceso de individuación-autorrealizaciónen los evangelios gnósticos, el sustrato arquetípico de los relatos sobre la vida de Jesús en los evangelios canónicos o el arquetipo del Sí-Mismo proyectado en Jesús  como Dios-Héroe solar mistérico que muere y renace. 

Ángel. En tu ensayo novelado da la impresión de que das preeminencia al mensaje que proviene en los textos gnósticos encontrados en Nag Hammadi, frente al de los relatos sobre la vida de Jesús en los evangelios canónicos ¿qué ha motivado esa diferencia?

José Antonio. Esa pregunta no me la habían formulado hasta ahora, y te agradezco que me la hayas hecho. Durante el proceso de recopilación de información para escribir La hermandad de los iniciados experimenté numerosos fenómenos de sincronicidad relacionados con el mensaje de los evangelios gnósticos. Además de los sueños que tuve sobre estos evangelios, me llegaban textos, documentales y encuentros con algunas personas que me condujeron a interpretar el descubrimiento, relativamente reciente, tanto de los papiros de Nag Hammadi, cuanto del más reciente evangelio gnóstico de Judas, como señales indicativas de la necesidad de una renovación de la actitud del hombre occidentalizado para con la divinidad. Entendí que, en realidad, Dios no había muerto, como había preconizado Nietzsche, sino que se había mantenido oculto bajo la barbarie de los acontecimientos que han asolado al mundo durante el último siglo (llamado o rechazado, Dios siempre está presente, como figura en la estela de la tumba de C. G. Jung). Y el mensaje que los evangelios gnósticos parecen decirle al hombre es que necesita despertar a la realidad del Alma, que debe embarcarse en un viaje de regreso a su verdadero hogar espiritual, que encontrará dentro de sí mismo, proceso que la Psicología Analítica denomina proceso de individuación. Y eso es precisamente lo que he tratado de representar en la trama de La hermandad de los iniciados.

Á. Has mencionado al evangelio gnóstico de Judas, que también está presente en tu novela, ¿hay algún otro motivo, aparte del aducido antes?

J.A. Así es, Ángel. Al igual que me sucedió con los textos gnósticos de Nag Hammadi, me topé con el evangelio de Judas por otra serie de fenómenos de sincronicidad. Mientras escribía sobre el significado psicológico del arquetipo de los hermanos gemelos, como una manifestación del yo consciente y su sombra, o del Sol claro y el oscuro en la alquimia, llegó a mi conocimiento un documental del National Geographic sobre el personaje de Judas, en el recientemente encontrado Evangelio de Judas. Después de ver ese documental me dispuse a buscar alguna edición traducida al inglés y, para mi sorpresa, encontré que ya existía una edición en castellano llevada a cabo  por Francisco García Bazán. En ese documento me topé con un Judas opuesto al que nos presenta la Biblia. Allí se aludía al “misterio de la traición”, e interpreté que la importancia que en ese evangelio se le concede a la figura de Judas era una señal de la necesidad de tomar consciencia del lado oscuro de la divinidad, es decir, del reverso tenebroso de la imagen de Dios que muestra el cristianismo. En el evangelio de Judas se nos muestra que es la propia divinidad la que “arregla” la traición de Jesús. Que es el mismo Dios quien envía a Jesús a la Cruz, sirviéndose de su discípulo predilecto, Judas, para llevar a cabo sus planes. De modo que Judas y Jesús son como las dos caras en las que se manifiesta la divinidad, una clara y otra oscura, de modo parecido a como en china se representa al Tao. La aceptación consciente de Judas como el discípulo predilecto de Jesús, el único que es capaz de entender su mensaje, nos muestra la necesidad de aceptar el lado oscuro y turbio de la divinidad, expresado en el hecho de que es ella misma, la divinidad, la que pone a Judas, el traidor, en el camino de Jesús para crucificarlo.  Una auténtica prueba de fuego y una exigencia moral sobresaliente. 
Á.: En una entrevista relativamente reciente publicada en la web junguiana Odisea del Alma decías que el título original de esta novela fue Abraxas, entre otros, en alusión a la divinidad gnóstica de Basílides y sus seguidores, pero que, debido a una sincronicidad, finalmente decidiste cambiar ese título por el que ahora tiene. ¿Por qué elegiste el título de La hermandad de los iniciados y no otro?

J.A.: Así es, Ángel, como bien dices esta novela tuvo varios títulos antes de que decidiera su título definitivo, La hermandad de los iniciados. Aunque algo he explicado ya en varios medios de comunicación, voy a aprovechar tu pregunta para explicar con mayor profundidad el porqué de ese título. 

Como probablemente sepas, Michael Maier escribió una obra sobre alquimia en 1617 titulada Símbolos de la mesa áurea de las doce naciones, en cuyo frontispicio aparecían las figuras de Hermes Trismegisto, rodeado por once alquimistas. Esa imagen simboliza la cadena áurea de maestros alquimistas, que tenía como fundador a Hermes Trismegisto, también conocido como Mercurio, el tres veces sabio. 
Pues bien, La hermandad de los iniciados alude precisamente a esa misma idea-arquetipo. El maestro de mi novela  puede ser entendido como una personificación de Carl G. Jung, pues considero que él fue un restaurador de la vía alquimista en occidente. Él es un eslabón moderno de esa aurea catena de alquimistas, como lo han sido Goethe o Fulcanelli, y se sirvió del lenguaje científico, que le es propio al espíritu de esta época, para incorporar la obra alquimista de nuevo al bagaje cultural de occidente. 
Pues en el camino alquímico podemos encontrar el punto de conexión entre todas las creencias, dado que es el camino de la interrelación del hombre con la chispa divina, que habita en su interior. 
Sin embargo, el maestro de mi hermandad no recibe ningún nombre, sus discípulos se refieren a él como "maestro", precisamente porque trato de hacer más énfasis en el mensaje que en el personaje, en lo esotérico que en lo exotérico y en lo simbólico que en lo histórico.


Á.: Me gustaría preguntarte acerca de la importancia que concedes a María Magdalena en tu libro. En tu ensayo novelado, ¿María Magdalena es un personaje histórico o un símbolo de lo femenino?

J.A.: Me alegro mucho de que me hagas esta pregunta, Ángel, y te lo agradezco. Algunos de mis lectores se han sorprendido ante la importancia que Miriam adquiere en la comunidad de los doce. Junto al personaje de Juan, Miriam, una personificación de la Magdalena, es la discípula más querida del maestro. La íntima y próxima relación entre Juan, Miriam y el Maestro hace referencia a la importancia que para las sectas gnósticas cristianas tenía María Magdalena, hasta el punto de que la sitúan en una posición privilegiada con respecto a Jesús. Pero, para despejar algunas de las dudas y malentendidos que se puedan generar, dicha relación de intimidad y compenetración entre Juan, Miriam y el Maestro en mi libro hay que entenderla en un plano simbólico, nunca literal. Del mismo modo entendían los gnósticos la relación de intimidad  entre María Magdalena  y Jesús, es decir,  ella, para los gnósticos y en mi novela, es una encarnación de la Sabiduría divina, de modo semejante a como Isis lo fue para la alquimia y el hermetismo. Estas relaciones, Ángel, se comprenderán aún mejor tras la lectura de mi próxima novela, que llevará por título Al final del túnel, puesto que se trata de la precuela de La hermandad de los iniciados, y que, si dios quiere, se publicará durante el mes de febrero del 2013.

Á.: El nombre del protagonista de tu novela es Juan ¿por qué elegiste ese nombre? 

J.A.: Sí, el nombre está elegido a propósito. Muy brevemente te diré que alude a la figura de Juan, el discípulo querido de Jesús, a Juan el Bautista, el precursor de Jesús, y, sobre todo, a Juan el Evangelista y autor del Apocalipsis. Durante la Edad Media, todos ellos estaban estrechamente vinculados. Aunque el motivo de haber elegido ese nombre se entenderá mucho mejor tras la lectura de Al final del túnel, lo que sí puedo decir es que, al seleccionar a ese personaje, estoy enfatizando   su capacidad visionaria. Juan el Evangelista es conocido por sus visiones escatológicas, y el personaje de mis dos libros tiene, de modo parecido, multitud de visiones de tipo profético. En lenguaje junguiano, Juan es una personificación de la intuición introvertida.

Á.: Por último me gustaría preguntarte por el mensaje de tu novela. Además de tratarse de un ameno ensayo novelado ¿hay algún contenido de fondo que desees transmitirle al lector ?

J.A.: En efecto, Ángel. A lo largo de todo el libro, el lector podrá seguir un hilo conductor del  tema principal del que me ocupo. Y ese asunto gira alrededor del colapso de nuestro paradigma, devorado por la oscuridad de la noche del sinsentido, incluso aunque no lo parezca. Podría decirse que esa crisis que hoy hipoteca todas las conversaciones y portadas de los medios de comunicación va mucho más allá de la economía. Y esta obra es también, tácitamente, un ensayo novelado sobre la actual crisis, pero de la parte de ella que no se ve. Paradojas como el tan anhelado divorcio entre la consciencia feminista y el sustrato femenino arquetípico o la mezcla y confusión de lo más sagrado con lo más abyecto, son abordados de manera directa. Ese paisaje, el de la realidad actual, oscurecido por la indiferenciación y el sinsentido es parte sustancial de la trama de La hermandad de los iniciados. Pero, al mismo tiempo, trato de dar esperanza al lector, mostrando que, al final del túnel, se encuentra la luz de un nuevo amanecer. 

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