El
periodista y escritor, Ángel Almazán de Gracia, ha publicado hoy mismo en su
blog Librosaleer,
la entrevista que me concedió sobre la segunda edición de mi ensayo novelado La
hermandad de los iniciados. En dicha entrevista aclaro y desvelo
algunos de los temas principales que abordo en esta nueva edición. Traslado a
continuación el contenido de la entrevista.
La
editorial LibrosMundi ha publicado la segunda edición del ensayo novelado La
hermandad de los iniciados del escritor José A. Delgado (Madrid, 1972).
Esta nueva edición ha sido mejorada y ampliada, incluye ilustraciones y cuenta
con un nuevo prólogo que enmarca el contenido de esta singular obra.
El autor,
licenciado en Ciencias Ambientales, investigador y estudiante de Psicología,
aunque dedicado al estudio de la Psicología Analítica inspirada
por Jung, desde hace más de quince años, nos ofrece en su libro una fascinante
trama en la que convergen la gnosis, la alquimia, el hermetismo y la astrología.
También se aborda el proceso de individuación-autorrealizaciónen los evangelios gnósticos, el sustrato arquetípico de los relatos sobre la
vida de Jesús en los evangelios canónicos o el arquetipo del Sí-Mismo
proyectado en Jesús como Dios-Héroe solar mistérico que muere y renace.
Ángel. En tu ensayo novelado da la impresión
de que das preeminencia al mensaje que proviene en los textos gnósticos
encontrados en Nag
Hammadi, frente al de los relatos sobre la vida de Jesús en los evangelios
canónicos ¿qué ha motivado esa diferencia?
José Antonio. Esa pregunta no me la habían formulado
hasta ahora, y te agradezco que me la hayas hecho. Durante el proceso de
recopilación de información para escribir La
hermandad de los iniciados experimenté numerosos fenómenos de sincronicidad
relacionados con el mensaje de los evangelios gnósticos. Además de los
sueños que tuve sobre estos evangelios, me llegaban textos, documentales y
encuentros con algunas personas que me condujeron a interpretar el
descubrimiento, relativamente reciente, tanto de los papiros de Nag
Hammadi, cuanto del más reciente evangelio gnóstico de Judas, como señales
indicativas de la necesidad de una renovación de la actitud del hombre
occidentalizado para con la divinidad. Entendí que, en realidad, Dios no había
muerto, como había preconizado Nietzsche, sino que se había mantenido oculto
bajo la barbarie de los acontecimientos que han asolado al mundo durante el
último siglo (llamado o rechazado, Dios siempre está presente, como figura en
la estela de la tumba de C. G. Jung). Y el mensaje que los evangelios gnósticos
parecen decirle al hombre es que necesita despertar a la realidad del Alma, que
debe embarcarse en un viaje de regreso a su verdadero hogar espiritual, que encontrará
dentro de sí mismo, proceso que la Psicología Analítica
denomina proceso de individuación. Y
eso es precisamente lo que he tratado de representar en la trama de La hermandad de los iniciados.
Á. Has mencionado al evangelio gnóstico de
Judas, que también está presente en tu novela, ¿hay algún otro motivo, aparte
del aducido antes?
J.A. Así es, Ángel. Al igual que me sucedió
con los textos gnósticos de Nag Hammadi, me topé con el evangelio de Judas
por otra serie de fenómenos de sincronicidad.
Mientras escribía sobre el significado psicológico del arquetipo de los
hermanos gemelos, como una manifestación del yo consciente y su sombra, o del
Sol claro y el oscuro en la alquimia, llegó a mi conocimiento un documental del
National Geographic
sobre el personaje de Judas, en el recientemente encontrado Evangelio de Judas.
Después de ver ese documental me dispuse a buscar alguna edición traducida al
inglés y, para mi sorpresa, encontré que ya existía una edición en castellano
llevada a cabo por Francisco García
Bazán. En ese documento me topé con un Judas opuesto al que nos presenta la
Biblia. Allí se aludía al “misterio de la traición”, e interpreté que la
importancia que en ese evangelio se le concede a la figura de Judas era una
señal de la necesidad de tomar consciencia del lado oscuro de la divinidad, es
decir, del reverso tenebroso de la imagen de Dios que muestra el cristianismo. En
el evangelio de Judas se nos muestra que es la propia divinidad la que “arregla”
la traición de Jesús. Que es el mismo Dios quien envía a Jesús a la Cruz, sirviéndose de su
discípulo predilecto, Judas, para llevar a cabo sus planes. De modo que Judas y
Jesús son como las dos caras en las que se manifiesta la divinidad, una clara y
otra oscura, de modo parecido a como en china se representa al Tao. La
aceptación consciente de Judas como el discípulo predilecto de Jesús, el único
que es capaz de entender su mensaje, nos muestra la necesidad de aceptar el
lado oscuro y turbio de la divinidad, expresado en el hecho de que es ella
misma, la divinidad, la que pone a Judas, el traidor, en el camino de Jesús
para crucificarlo. Una auténtica prueba
de fuego y una exigencia moral sobresaliente.
Á.: En una entrevista
relativamente reciente publicada en la web junguiana Odisea
del Alma decías que el título original de esta novela fue Abraxas, entre otros, en alusión a la
divinidad gnóstica de Basílides y sus seguidores, pero que, debido a una
sincronicidad, finalmente decidiste cambiar ese título por el que ahora tiene.
¿Por qué elegiste el título de La
hermandad de los iniciados y no otro?
J.A.: Así es, Ángel, como bien dices esta
novela tuvo varios títulos antes de que decidiera su título definitivo, La hermandad de los iniciados. Aunque
algo he explicado ya en varios medios de comunicación, voy a aprovechar tu
pregunta para explicar con mayor profundidad el porqué de ese título.
Como probablemente
sepas, Michael Maier escribió una obra sobre alquimia en 1617 titulada Símbolos de la mesa áurea de las doce
naciones, en cuyo frontispicio aparecían las figuras de Hermes Trismegisto,
rodeado por once alquimistas. Esa imagen simboliza la cadena áurea de maestros
alquimistas, que tenía como fundador a Hermes Trismegisto, también conocido
como Mercurio, el tres veces sabio.
Pues bien, La
hermandad de los iniciados alude precisamente a esa misma
idea-arquetipo. El maestro de mi novela puede ser entendido como una personificación
de Carl G. Jung, pues considero que él fue un restaurador de la vía alquimista
en occidente. Él es un eslabón moderno de esa aurea catena de alquimistas, como lo han sido Goethe o Fulcanelli, y
se sirvió del lenguaje científico, que le es propio al espíritu de esta época,
para incorporar la obra alquimista de nuevo al bagaje cultural de occidente.
Pues en el camino alquímico podemos encontrar el punto de conexión entre todas
las creencias, dado que es el camino de la interrelación del hombre con la
chispa divina, que habita en su interior.
Sin embargo, el maestro de mi
hermandad no recibe ningún nombre, sus discípulos se refieren a él como "maestro",
precisamente porque trato de hacer más énfasis en el mensaje que en el
personaje, en lo esotérico que en lo exotérico y en lo simbólico que en lo
histórico.
Á.: Me gustaría preguntarte acerca de la importancia que concedes a María Magdalena en tu libro. En tu ensayo novelado, ¿María Magdalena es un personaje histórico o un símbolo de lo femenino?
J.A.: Me alegro mucho de que me hagas esta
pregunta, Ángel, y te lo agradezco. Algunos de mis lectores se han sorprendido
ante la importancia que Miriam adquiere en la comunidad de los doce. Junto al
personaje de Juan, Miriam, una personificación de la Magdalena, es la discípula
más querida del maestro. La íntima y próxima relación entre Juan, Miriam y el
Maestro hace referencia a la importancia que para las sectas gnósticas
cristianas tenía María Magdalena, hasta el punto de que la sitúan en una
posición privilegiada con respecto a Jesús. Pero, para despejar algunas de las
dudas y malentendidos que se puedan generar, dicha relación de intimidad y
compenetración entre Juan, Miriam y el Maestro en mi libro hay que entenderla
en un plano simbólico, nunca literal. Del mismo modo entendían los gnósticos la
relación de intimidad entre María
Magdalena y Jesús, es decir, ella, para los gnósticos y en mi novela, es
una encarnación de la Sabiduría divina, de modo semejante a como Isis lo fue
para la alquimia y el hermetismo. Estas relaciones, Ángel, se comprenderán aún
mejor tras la lectura de mi próxima novela, que llevará por título Al
final del túnel, puesto que se trata de la precuela de La
hermandad de los iniciados, y que, si dios quiere, se publicará durante
el mes de febrero del 2013.
Á.: El nombre del protagonista de tu novela
es Juan ¿por qué elegiste ese nombre?
J.A.: Sí, el nombre está elegido a propósito.
Muy brevemente te diré que alude a la figura de Juan, el discípulo
querido de Jesús, a Juan
el Bautista, el precursor de Jesús, y, sobre todo, a Juan el Evangelista y
autor del Apocalipsis. Durante la Edad Media, todos ellos estaban estrechamente
vinculados. Aunque el motivo de haber elegido ese nombre se entenderá mucho
mejor tras la lectura de Al
final del túnel, lo que sí puedo decir es que, al seleccionar a ese
personaje, estoy enfatizando su
capacidad visionaria. Juan el Evangelista es conocido por sus visiones
escatológicas, y el personaje de mis dos libros tiene, de modo parecido,
multitud de visiones de tipo profético. En lenguaje junguiano, Juan es una
personificación de la intuición introvertida.
Á.: Por último me gustaría preguntarte por
el mensaje de tu novela. Además de tratarse de un ameno ensayo novelado ¿hay
algún contenido de fondo que desees transmitirle al lector ?
J.A.: En efecto, Ángel. A lo largo de todo el libro, el
lector podrá seguir un hilo conductor del
tema principal del que me ocupo. Y ese asunto gira alrededor del colapso
de nuestro paradigma, devorado por la oscuridad de la noche del sinsentido,
incluso aunque no lo parezca. Podría decirse que esa crisis que hoy hipoteca
todas las conversaciones y portadas de los medios de comunicación va mucho más
allá de la economía. Y esta obra es también, tácitamente, un ensayo novelado
sobre la actual crisis, pero de la parte de ella que no se ve. Paradojas como
el tan anhelado divorcio entre la consciencia feminista y el sustrato femenino
arquetípico o la mezcla y confusión de lo más sagrado con lo más abyecto, son
abordados de manera directa. Ese paisaje, el de la realidad actual, oscurecido
por la indiferenciación y el sinsentido es parte sustancial de la trama de La hermandad de los iniciados. Pero, al
mismo tiempo, trato de dar esperanza al lector, mostrando que, al final del
túnel, se encuentra la luz de un nuevo amanecer.
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