INTRODUCCIÓN A LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. QUÉ SON LOS
SUEÑOS, DE DÓNDE PROCEDEN Y CÓMO SE CLASIFICAN.
José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.
José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.
Hace mucho
tiempo que no hablo del mundo de los sueños, del espectro onírico. Del lugar al
que nuestra consciencia se dirige todas las noches cuando nos acostamos para
descansar y dormir.
Por supuesto
siempre que dormimos la consciencia se "apaga" durante un tiempo y
entra en la realidad onírica.
Hablemos un poco
de sueños y de tipos de sueños. Hablemos del lenguaje de los sueños. Porque,
sí, en efecto, los sueños tienen un lenguaje propio: el lenguaje simbólico,
mucho más antiguo que el lenguaje discursivo propio de la consciencia. Nuestro
lenguaje, el lenguaje consciente, ha surgido de hecho del mundo del sueño, al
que los psicólogos denominamos inconsciente.
Para empezar
debemos comprender que los sueños, por el lugar del que proceden (lo
inconsciente), tienen como digo un lenguaje antiquísimo: el lenguaje simbólico.
Tan antiguo como la propia naturaleza, de la que son expresión.
De hecho podemos
permanecer bastante tiempo sin comer, semanas incluso, pero no podemos
prescindir del sueño durante demasiado tiempo. La ausencia prolongada del mismo
provoca de hecho graves consecuencias para nuestro equilibrio psíquico, como lo
saben muy bien quienes trabajan en turnos y con guardias de 24 horas.
Así, como toda
persona habrá podido experimentar en algún momento de su vida, o en muchos,
dependiendo de la permeabilidad de su consciencia a la realidad onírica, los
sueños se presentan a nuestra consciencia bajo la forma de imágenes. Es como si
estuviéramos presenciando una obra de teatro o una película. En muchos de ellos
el soñador se verá involucrado en una serie de peripecias. O más bien la imagen
virtual del soñador a la que podemos denominar "yo virtual".
Por cierto que
estas imágenes le acontecen a la consciencia, que está dormida durante el
tiempo del sueño, y solo en ciertos momentos puntuales es capaz de ver esas
imágenes (como si de una película se tratara) y sobre todo de recordarlas.
Aunque existen
métodos para recordar mejor los sueños, y todos ellos se basan en una actitud
determinada de atención y diligencia hacia el ámbito onírico, de manera general
la consciencia no participa activamente en la producción de los sueños.
Sencillamente nos suceden. Incluso en contra de la voluntad de la consciencia.
Dicho todo eso a
modo de introducción sabemos, además, que no todos los sueños son iguales.
Algunos sueños nos dejan trastocados. Provocan un fuerte impacto emocional. A
veces positivo, otras negativo. En este último caso sucede aquello que en
lenguaje popular solemos expresar cuando decimos que "nos hemos levantado
con el pie izquierdo". Una expresión muy elocuente y acertada porque eso
es precisamente lo que sucede.
De manera que
bien podemos hacer una clasificación tipológica de sueños. Los psicólogos
junguianos la hacemos, por ejemplo, en función de si los sueños proceden de la
realidad cotidiana, como una expresión compensatoria de esta, o bien, si deja
al soñante atónito y sin posibilidad de relacionar el contenido del sueño con
ningún evento biográfico, presente o pasado.
Los primeros,
los relativos o relacionados con la biografía de la persona, los denominamos
sueños personales, biográficos o cotidianos. Se trata, habitualmente, de sueños
cuya función es la de compensar o equilibrar la actitud de la consciencia en su
adaptación al mundo (exterior y/o interior).
Los segundos, en
cambio, presentan contenidos que la consciencia no logra situar o relacionar de
ningún modo con experiencias o acontecimientos vividos durante la vida
consciente del soñante. Sus contenidos suelen resultarles muy extraños al
soñador y las imágenes que aparecen son enigmáticas, raras, sorprendentes: a
veces el soñador se refiere a ellos como si se tratara de una película de
ciencia ficción o de algo completamente extraordinario.
Estos últimos
sueños los denominamos sueños transpersonales, colectivos, arquetípicos o
mitológicos.
En psicología junguiana hablamos del arquetipo del anima cuando nos referimos a unos
contenidos de lo inconsciente colectivo referidos a las dimensiones femeninas
en una personalidad masculina.
Pocas veces se
habla de la doble manifestación del anima.
En sueños suele aparecer bajo el aspecto de dos mujeres con características
diferentes. Por ejemplo, como una mujer Rubia y otra Morena ; como una mujer de
raza blanca y otra de raza negra; entre otras.
El anima Rubia o Blanca personifica aquella dimensión o dimensiones de lo femenino que
nutren, cuidan, alimentan y apoyan a la consciencia en su crecimiento y
diferenciación de la Persona. Esto es,
de la adaptación al mundo: apoyo en la profesión, en el desarrollo de la
Espiritualidad, la mejora y diferenciación de las funciones superiores de la
consciencia, la faceta luminosa de lo divino.
El anima Morena o la
Negra es aquella que conduce a la consciencia hacia el tártaro, la bajada a los
infiernos, al Hades griego. El Eros es el mundo de esta anima, así como el
encuentro con el mal y los aspectos oscuros, por tanto, de la imagen de Dios.
El encuentro con esta anima le
resulta penoso a la consciencia masculina, pues esta entra en contacto con las
funciones inferiores.
Una manifestación particular de la Negra es lo que podríamos
llamar el anima "lolita".
En sueños puede aparecer bajo la forma de un súcubo joven, aniñada o
adolescente, expresando el momento de máximo auge hormonal. Personifica la
sexualidad sin objetivo reproductivo.
Recomendamos la película "La Novena Puerta" para ver
de qué modo se expresan ambas "animas" bajo la personificación de la
Rubia y la Morena.
Seguiremos con
los sueños en próximos artículos. Gracias por vuestra atención.
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