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martes, 26 de febrero de 2013

ENTREVISTADO POR EL ESCRITOR E INVESTIGADOR MOISÉS GARRIDO



Entrevista al escritor, estudioso de la Psicología Analítica y científico ambiental, José González:

“LA ACTUAL CRISIS GLOBAL NOS OBLIGA A RENOVARNOS INTERIORMENTE”  

Texto y fotos: Moisés Garrido Vázquez


“Las emergencias espirituales -asegura el psiquiatra checo Stanislav Grof- pueden definirse como etapas críticas y difíciles de atravesar en una profunda transformación psicológica que abarca todo nuestro ser. Se dan como estados alterados de conciencia, e implican emociones intensas, visiones y otros cambios sensoriales, pensamientos extraños y diversas manifestaciones físicas”. Es evidente que lo inconsciente se manifiesta con más fuerza en momentos de crisis social o de transformación colectiva como el que vivimos actualmente. Ahora, más que nunca, los arquetipos se proyectan al exterior, irrumpiendo las vivencias paranormales y sincronísticas, los sueños recurrentes, los casos de canalización, recuerdos de supuestas vidas pasadas, experiencias extracorpóreas, episodios de conciencia cósmica, etc. Hay una profunda necesidad en el hombre de explorar su ser interior y orientar su destino hacia cuestiones espirituales. Todo este síntoma de renovación psicológica, coincide a su vez con el desmoronamiento de los dogmas teológicos impuestos por las religiones institucionalizadas, cada vez más cuestionadas. La política y la cultura también están atravesando por un serio proceso deconstructivo. No digamos la crisis medioambiental que sufre nuestro planeta clamando urgente ayuda. Y en el campo científico, vemos cómo se resquebrajan viejas ideas reduccionistas para dar paso a un nuevo paradigma más receptivo hacia lo transpersonal y lo holográfico. El papel tan determinante que juega la conciencia en la realidad que nos rodea, como propone la física moderna, posiblemente guarde estrecha relación con todas estas emergencias espirituales que ahora mismo están protagonizando muchas personas. La psique construye la realidad que observamos, pero también la transforma. Mente y materia formando un todo. “La fragmentaridad es una ilusión de la mente: el verdadero estado de las cosas es una totalidad indivisible”, propone el físico David Bohm. De todo ello, nos habla nuestro entrevistado, José González (Madrid, 1972), licenciado en Ciencias Ambientales y especialista en Psicología Analítica. En su reveladora obra El retorno al paraíso perdido (Sotabur, 2004), explora aquellos aspectos más profundos de la crisis personal y colectiva, la sombra y las convulsiones sociales, la interrelación entre Anima y Animus y muchas otras cuestiones que tienen que ver con la evolución interior. Además, en breve aparecerá en librerías su última novela,  titulada  Al final del túnel,  precuela de su ensayo novelado La hermandad de los iniciados (Entrelíneas Editores, 2011; LibrosMundi, 2011), que se inauguró con Encuentros en la oscuridad (Nuevosescritores, 2007), y en donde se dan cita la psicología, la gnosis, la alquimia, el sexo sagrado, el hermetismo y la astrología, teniendo especial relevancia también el Evangelio de Judas y la figura de María Magdalena, en una historia fascinante sobre la búsqueda y el encuentro del sentido de la vida.

- Tu libro El retorno al paraíso perdido se estructura en capítulos a modo de grados de evolución en el sendero de la iniciación. Comienzas con la sombra del ser humano, analizando el mal, hasta llegar al despertar de la conciencia. ¿Era tu objetivo marcar la pauta del iniciado, de quien se sumerge en el sendero? ¿De algún modo es una autobiografía?...


- “Como muy bien apuntas, el libro tiene un propósito eminentemente iniciático. Su estructura de doce capítulos divididos en cuatro apartados es ya una señal indicativa de lo que podemos esperar de su contenido: una invitación cartografiada a emprender el viaje hacia la Fuente. No creo que pueda concebirse el libro como una autobiografía, en el sentido de una exposición de acontecimientos biográficos. Esto lo puedes hallar en mi novela Encuentros en la oscuridad, en la que sí describo algunas de mis experiencias vitales, combinadas con otras surgidas de una mixtura que aúna productos de mi imaginación creativa y la exposición de los problemas de fondo que afectan a toda nuestra civilización. El retorno al paraíso perdido es, más bien, el producto destilado de mi encuentro con mis ancestros, de mi trabajo personal con los arquetipos junguianos, en definitiva, de mi entrada en la cueva o útero materno de la Diosa. Por ese motivo, en ocasiones, dejé a lo Inconsciente que se expresara libremente, siendo mi yo un simple instrumento a su servicio. Fue así como surgió, por ejemplo, el capítulo en el que presento la teoría del sistema psíquico, donde afirmo que la psique puede ser concebida como un sistema abierto y disipativo”. 

INVESTIGANDO LA SOMBRA


Según nos explica José durante la entrevista mantenida en Madrid, cuanto mayor sea el número de individuos que se dediquen a la investigación, a la elucidación y al trabajo con los arquetipos, especialmente con la sombra, desde los más diversos ámbitos del saber, tanto más nos aproximaremos a la ‘masa crítica’ necesaria para que el cambio de consciencia que el espíritu de los tiempos demanda se extienda exponencialmente al colectivo. “El único modo de dominar la sombra es conociéndola. Y, para ello, el individuo debe enfrentarse al conflicto que este conocimiento conlleva. La sombra es la inevitable oposición que toda génesis de un centro de luz, al que llamamos ego, genera. En el camino de iluminación de la sombra, el ser humano ha de comenzar por tomar consciencia de lo que de oscuro y negativo hay en su personalidad, de aquellos contenidos biográficos reprimidos por diversos motivos, retirando las proyecciones que antes espetaba en los demás. Hasta aquí, con autocrítica y cierto trabajo interior, la sombra es susceptible de hacerse consciente sin demasiadas complicaciones”. Asimismo añade: “Ahora bien, cuando la sombra aparece como arquetipo, entonces da lugar a las mayores dificultades, puesto que el individuo se encuentra cara a cara con el mal absoluto, con el reverso tenebroso de Dios. Y esta sí es una experiencia iniciática, a la que no todo el mundo tiene acceso”. Para nuestro entrevistado, es importantísimo tomar consciencia de la sombra de la que cada cual es portador, pues es de la mayor relevancia adquirir una actitud de alerta ante los conflictos colectivos que asedian a occidente, ya que, se quiera admitir o no, nos afectan a todos.

- ¿Crees que el caos en el que está sumergido actualmente el mundo, sobre todo occidente, es señal del emerger de una nueva conciencia colectiva, de un cambio de paradigma psicológico, social, científico y religioso?

- “Sí, estoy convencido de ello y así lo afirmo, no sólo en El retorno al paraíso perdido, sino también en mi novela Encuentros en la oscuridad y en gran parte de mis ensayos y artículos publicados en la red.  Una experiencia de más de una década con lo inconsciente, tanto en mi mismo, cuanto a través de las crisis existenciales padecidas por mis analizandos, ha afianzado mi originaria intuición”.



EMERGENCIAS ESPIRITUALES

Una crisis de transformación puede desencadenarse por muchos factores, desde una enfermedad o accidente hasta un fracaso sentimental o una pérdida laboral. Lo emocional juega un papel fundamental en toda emergencia espiritual. Precisamente nuestro protagonista atravesó por una amarga experiencia relacionada con una ruptura de pareja que le hizo adentrarse por los derroteros de lo espiritual y transpersonal, sufriendo una profunda transformación interna y descubriendo las graves consecuencias de la escisión entre el hombre interior y la realidad exterior. Su vida cotidiana se vio, de improviso, trastocada. El perturbador proceso tuvo finalmente consecuencias positivas, más bien terapéuticas. “Pasé por una crisis muy tumultuosa con mi pareja y luego vino la separación, con el consiguiente conflicto interior de si volver con ella o no. Encontrándome en esta encrucijada, comencé a estudiar estos temas. En esos momentos, me sirvió de ayuda la obra de Erich Fromm, de quien leí todos los libros que a la sazón tuve a mi alcance,  y, poco después, pasé a estudiar a Jung, iniciándome con su libro “Los complejos y el inconsciente”, que lo leí varias veces, para extraer su máximo jugo. Entonces, desde ese momento, me dediqué a estudiar en profundidad la psicología junguiana, viendo que ahí encontraría la clave para comprender lo que entonces me estaba pasando a mí y  lo que estaba sucediendo en el colectivo”. Otro libro fundamental para nuestro protagonista fue el que escribió Jung y Pauli sobre la sincronicidad. “Empecé a enlazar todos los eventos sincronísticos que me sucedían a mí, comprobando a su vez que existía un paralelismo entre lo que sucede en el inconsciente colectivo a nivel psíquico y lo que sucede después en el mundo exterior, esa relación que no es de causalidad, sino de coincidencia significativa”, recuerda con entusiasmo.     

 También protagonizó una curiosa y más que significativa vivencia en el ámbito académico, cuando se preparaba para doctorarse en Psicología Analítica por la Universidad Autónoma de Madrid. En sus propias carnes, sufrió la censura que el establishment universitario tiene hacia determinadas cuestiones heterodoxas del conocimiento, como es el caso de la astrología, la alquimia y el tarot     -temas que pensaba abordar en su tesis doctoral únicamente desde el punto de vista de la psicología junguiana-, a pesar de que recibió el apoyo de ciertos profesores de mente abierta. Su determinación fue drástica: decidió no doblegarse a las exigencias académicas y abandonó sus estudios de doctorado para seguir su formación de manera autodidacta, que casi siempre resulta mucho más fructífera que la marcada por el sistema educativo, obsoleto y dogmático en muchos aspectos. “Cuando tenía prácticamente 200 páginas escritas de la tesis doctoral se las presenté a Luis Montiel, mi director de tesis, historiador de la medicina y muy versado en psicología profunda. Me advirtió que estaba tocando asuntos que dentro de las líneas de investigación de la universidad no encajaban. Se salían de la ortodoxia académica. Agregó que si seguíamos adelante por esa línea, nos desprestigiábamos tanto él como yo. Entonces decidí no continuar con el doctorado y publicar mi trabajo investigativo, una vez concluido, como libro. Y eso hice”.      
  
EL 11-S Y SUS CLAVES SIMBÓLICAS

Para el entrevistado, la fecha del 11-S significó un importante hito en el mundo de los arquetipos, incluso hubo acontecimientos astrológicos muy significativos. “No se trata de que la constelación astrológica sea causante de los atentados terroristas, aclara. Este es un asunto muy delicado y es importante ilustrarlo bien, pues de su comprensión depende el que luego se entiendan las relaciones. En primer lugar, la astrología no causa nada, sino que se relaciona de un modo sincronístico, o simbólico, si se prefiere, con lo que tiene lugar en el mundo de la materia. Los gnósticos y los alquimistas expresaban este principio universal aplicable a la astrología en la máxima siguiente: ‘así es arriba, como abajo’. Hoy, gracias a las aportaciones combinadas de Carl Jung y Wolfgang Paulí, esta ley recibe el nombre científico de sincronicidad. Así, respondiendo a tu pregunta, la oposición entre Saturno y Plutón simboliza una lucha entre dos tendencias arquetípicas con connotaciones muy desagradables. No se trata de que dicha oposición provoque la guerra, sino más bien, que, tanto a nivel colectivo, como en la vida privada de cada cual, hay material proveniente de las profundidades más arcaicas de lo inconsciente colectivo que está presto a emerger a la consciencia. Dado que los contenidos de ese estrato son primitivos, y hasta bestiales, la consciencia lucha por mantenerlos en jaque, ocultándolos. Cuando esto sucede dichos contenidos son proyectados al ámbito exterior y se manifiestan en fenómenos y circunstancias que parecen provenir y estar fuera del colectivo humano, como el ataque terrorista que sufrió Estados Unidos el fatídico 11 S. Quizás la imagen arquetípica más elocuente de esta constelación astrológica la constituya la carta del Tarot denominada ‘La Torre’. Traducido a términos sencillos este gran hito arquetípico significa que la pretendida invulnerabilidad y omnipotencia del Ego colectivo de los países que integran occidente, a la cabeza de la cual se encuentra Estados Unidos, ha sufrido un duro golpe que lo ha hecho caer de las alturas de su hybris heroica, es decir, de su inflación, para morder el polvo”. Según explica González, el número 11 es un símbolo de discordia, oposición, enfrentamiento entre tendencias contrapuestas. Lo cual se correlaciona significativamente con el simbolismo de Géminis (los hermanos gemelos). En lenguaje psicológico esto representa la lucha entre el Ego colectivo y el alter Ego, es decir, su sombra. Y esta coincidencia significativa de acontecimientos separados en el espacio y en el tiempo tiene su razón de ser en la constelación de un arquetipo que lleva años actuando: la Diosa en su faceta destructiva. En definitiva, tras todo ello, se vislumbra el desmoronamiento de los pilares sobre los que se sustenta la cultura occidental.

- Reconozco mi escepticismo hacia la astrología. Sin embargo, observo que muchos que os adentráis en el universo junguiano, en el mundo de los arquetipos, de los símbolos ocultos de la psique, dais una gran relevancia al conocimiento astrológico. ¿Qué razones tenéis para mezclar astrología con psicología?

- “Me alegra que me hagas esa pregunta, Moisés. La Astrología es contemplada en el ámbito académico con mucho recelo, considerándola como una pseudociencia. De hecho, cuando cursaba estudios de Astronomía en la facultad de Ciencias, el profesor que impartía la asignatura comenzó su primera clase exponiéndonos la radical diferencia, según su parecer, entre la Astronomía, considerada por él una verdadera ciencia, y la Astrología que concebía como una pseudociencia, más propia de un falso profeta que de un científico serio. Algo parecido sucede con la parapsicología, por ejemplo, que tengo la impresión de que es el nombre moderno para designar a la metafísica. Desde luego que existen numerosos casos de fraude en todo lo relacionado con la Astrología, así como con el Tarot y otras “mancias” similares. Máxime en estos días de oscuridad y caos, donde la inconsciencia y la ignorancia de los principios universales parecen haberse adueñado de buena parte del colectivo. Sin embargo, eso no significa que la astrología, como la parapsicología o la ufología, verbigracia, no puedan ser objeto de un estudio científico riguroso. Ni siquiera la ciencia ortodoxa, rigurosamente académica, se libra del fraude, como bien sabes. Lastimosamente, el prejuicio que acompañaba a mi antiguo profesor de Astronomía está muy extendido y afecta, por igual, al profano y al erudito, al científico y al sacerdote, porque forma parte del espíritu de la época. No obstante, esto no debe ser un obstáculo para el verdadero Científico, para el buscador de la Verdad, puesto que si somos capaces de librarnos de los prejuicios que gravitan en torno a la astrología, nos daremos cuenta enseguida del ingente manantial de formaciones arquetípicas presentes en su simbología, las cuales auxilian al terapeuta a iluminar las consciencias, gravemente turbadas, cuando emerge material procedente del inconsciente colectivo, algo que sucede siempre que se atraviesa una crisis existencial. Del desconocimiento y de la incompetencia de los legos no es responsable el psicólogo”.

LA MANIFESTACIÓN DE LO FEMENINO

- ¿Qué papel juega en todo este rol de la búsqueda de la verdad la emergencia del arquetipo femenino?

- “Bueno, habría que diferenciar entre lo que está sucediendo en el ámbito de los epifenómenos materiales, es decir, a un nivel manifiesto o consciente, de lo que se está gestando en las capas profundas del Inconsciente Colectivo. Uno de los fenómenos de mayor relevancia en el mundo occidental es, junto a la progresiva preocupación por el deterioro del medio ambiente planetario, el que está teniendo lugar con la mujer moderna. El creciente interés por la igualdad de derechos entre las mujeres y los varones revela un cambio de consciencia cuya trascendencia apenas empezamos a vislumbrar. En el fondo, esto no es sino la manifestación más obvia de la paulatina superación del patriarcado psicológico al que ha estado sometida la humanidad, afectando tanto a las mujeres como a los hombres, desde los remotos tiempos del helenismo. Tal y como he desarrollado en mi último trabajo, Feminismo y Autorrealización, el patriarcado ha minusvalorado la mayor parte de los atributos asociados a lo Femenino y, con ello, ha despreciado y lacerado aquellos valores que son más afines a la personalidad femenina. De ahí que, como afirmo rotundamente en mi ensayo, ha sido la mujer la más perjudicada con la perpetuación de la orientación patriarcal que ha prevalecido, y que aún prevalece en gran medida, en la cultura occidental. Sin embargo, la Era de Acuario se caracterizará por la búsqueda de la Verdad, y esa búsqueda no estará circunscrita a ningún género, sino que será extensible a toda la humanidad. De modo que, la Individuación de la mujer moderna es la necesaria contrapartida a la unilateralidad que ha caracterizado a los últimos tiempos de la era de los peces. De ello depende que la cultura occidental logre sanar su lacerante herida, renovándose interiormente a sí misma. Sobre estas afirmaciones versa gran parte de mi último ensayo novelado titulado ‘La hermandad de los iniciados’, cuya primera edición ha sido publicada por la editorial Entrelíneas Editores y la segunda por la LibrosMundi.

Ahora bien, si ajustamos las lentes y multiplicamos los aumentos, nos daremos cuenta de que la emergencia del aspecto oscuro del arquetipo de la Diosa es un síntoma elocuente de la grave crisis estructural en la que está sumido occidente. Tanto Carl Jung, cuanto más recientemente Stanislav Grof, entre otros psiquiatras transpersonales, han evidenciado que la emergencia del arquetipo de la Diosa oscura, identificado con la diosa Kali hindú, o con la egipcia Sejmet, tiene lugar en aquellos períodos de profunda crisis espiritual, tanto a nivel individual, cuanto en el ámbito colectivo o social. Mi experiencia de más de una década en la investigación del inconsciente colectivo me ha demostrado que ambos investigadores estaban en lo cierto. Asimismo, hay un símbolo, asociado al mismo arquetipo, que emerge en los períodos de crisis existencial, y es el del gran dragón lunar. Este, en algunos de los sueños de mis analizandas, se presenta arrasándolo todo a su paso y sumiendo al mundo en la oscuridad y el Caos, como en  una noche de luna nueva. Los hindúes denominan a esta fase arquetípica con el nombre de Kali Yuga y se refieren a ella como a una edad oscura en la que se produce el despertar de la destructividad, la violencia, la enemistad entre los seres humanos, el deseo sexual depravado, el materialismo prosaico y la ignorancia de los principios universales, es decir, la completa carencia de Sabiduría. De ahí mi afirmación de que la emergencia de lo Femenino, en su aspecto oscuro, sea síntoma de una grave crisis estructural que afecta a los pilares sobre los que descansa la civilización occidental. Pero toda crisis encierra en su seno una oportunidad de renovación. Y, en este caso, la oportunidad estriba en saber aprovechar la radical transformación de la consciencia que el encuentro con la oscura diosa plutoniana puede provocar a aquel que esté dispuesto a ser sacrificado, para renacer renovado. Quien ha de morir es, por supuesto, el ego en su ignorancia y estrechez de miras para dar a luz al arquetipo del andrógino. Con ello, mujeres y hombres, habrán de apartar sus intereses egoístas para regir sus vidas de acuerdo al principio universal encarnado en su Ser esencial. Motivo por el cual, dedico un capítulo completo a estudiar este arquetipo plutoniano a través de los símbolos de varias diosas relacionadas con la serpiente o el escorpión, en definitiva, con las distintas caras con las que se presenta el Dragón Lunar. Y lo hago a sabiendas de que en este arquetipo femenino reside no sólo el veneno que se ha extendido por el mundo como una metástasis, sino también el remedio a ese cáncer que se ha adueñado de toda manifestación vital”. 

Posiblemente, ese arquetipo emergente al que alude nuestro entrevistado materialice mejor que ningún otro esa fascinación que hay en estos momentos hacia las culturas ancestrales, la filosofía perenne, las religiones mistéricas, el cristianismo gnóstico, el papel iniciático de María Magdalena como Hieródula (servidora sagrada del templo), etc.

- ¿Percibes ese interés cada vez mayor hacia la sabiduría primordial, tal vez para conocernos mejor a nosotros mismos y descubrir nuestros orígenes?...

- “Así es. Permíteme que te responda con un fragmento extraído del libro: ‘La recuperación del Hombre y la transformación de la situación actual, sólo es posible regresando a la fuente de la sabiduría primordial. Otrora brotaba a borbotones, su fluir era caudaloso y colmado de vida. Hoy, apenas fluye un pequeño reguero, que con dificultad recorre el rocoso y contaminado lecho por el cual serpentea. Esa Sabiduría de lo Trascendente nace en un determinado momento de la evolución del individuo, y, a través de su efímera y diminuta existencia, es capaz de manifestar la grandeza de lo Eterno. Su primer estadio es la intuición, pero ésta no es sino un pálido reflejo de aquella fuente primordial. De ella surgen todos los dioses y diosas que gobiernan la existencia del Hombre. Esa fuente se llama videncia, comunión con Dios, contemplación de la eterna sabiduría de la vida y reside en los lares más íntimos del alma humana’. El retorno a la fuente, que es una inmersión en el océano de lo Inconsciente Colectivo, verdadero anhelo del ser humano, nos lleva a todos los que nos adentramos en estos parajes de la existencia, a veces inhóspitos, a reencontrarnos con la Verdad. Una Verdad que se conoce desde siempre, como nos muestran los evangelios gnósticos, los misterios pre-cristianos, los sabios orientales, los grandes místicos, los filósofos, etc., pero que debe ser eternamente experimentada y reformulada. A la sencillez del arquetipo del andrógino, del arcaico engranaje del Tao, le acompaña una inabarcable e inagotable exégesis. De modo que, en propiedad, quien retorna al interior de si mismo encuentra el paraíso perdido, el Reino de los Cielos, la luz primordial, la chispa divina de los gnósticos. Así, poco importa desde que ámbito del saber inicies tu viaje, puesto que, como bien dices, todos convergemos hacia un mismo punto”.

- Los sueños y su trasfondo arquetípico tienen una importancia vital en los temas que estamos tratando. ¿Qué te han aportado en tu particular búsqueda?

 
- “En efecto, son numerosos los sueños que emergieron desde lo inconsciente colectivo psicoideo hasta el ámbito de mi consciencia, en sincronicidad con los atentados terroristas del 11-S. De hecho, podría decirse que el germen de todo cuanto he escrito y, Deo Concedente, espero escribir en el futuro, está contenido en aquellos sueños, visiones, imágenes y fantasmas. En cierto sentido, gracias a ellos he sido plenamente consciente de la realidad unificada a la que Jung denominó Unus Mundus, un mundo único, en el que materia y espíritu no son sino las dos caras de una misma realidad”.

- El héroe se adentra en los misterios del otro mundo, se transforma, renace a una nueva vida. Es otro de los asuntos que has tocado en tus ensayos. ¿Hablamos de algo meramente simbólico o puede llegar a ser experimentado por todo verdadero buscador o iniciado? ¿Acaso sería el paso del hombre material al hombre espiritual?

- “Al hablar de la entrada del héroe en el otro mundo estoy representando y describiendo simbólicamente un acontecimiento que tiene lugar en todo individuo que sufre una transformación de su consciencia. Desde un punto de vista psicológico, lo que sucede es, como bien dices, una muerte al estado de ser anterior, o sea, al estado ‘hílico’ o material de ignorancia e irresponsabilidad infantil, y un renacimiento al ámbito del Espíritu. Y esto, por definición, es una iniciación. Jung denomina a este proceso Individuación, dando a entender con ello que el objetivo último de toda iniciación es la más completa realización del individuo. También podría decirse que se trata de una muerte del ego y un renacimiento del Rebis Hermafrodítico o Andrógino de la Alquimia, del Anthropos gnóstico, del Atman hindú o del Tao oriental, nombres todos ellos que aluden al arquetipo del Ser o personalidad total. Durante este proceso, la consciencia se hunde en las profundidades de lo Inconsciente Colectivo, desapareciendo durante un tiempo del mundo de la materia, para reaparecer transformada y portando un tesoro de conocimientos a los que tiene acceso aquél que ha convivido con los espíritus de sus ancestros. En definitiva, simboliza una bajada a los infiernos, que es, como digo, una inmersión de la consciencia en lo Inconsciente Colectivo”.

EL EFECTO ACUARIANO

- Por último, señalas que el mito de nuestra Era es el mito de Acuario. ¿En qué consiste la era de Acuario sobre la que tanto se habla?


- “Bueno, en realidad, esta idea no es nueva. Hace ya algunas décadas que ciertos grupos de tinte ocultista apuntan que nos encontramos transitando hacia una Nueva Era. Desde un punto de vista astronómico, el punto vernal, que es el punto de corte de la proyección del ecuador terrestre sobre el plano de la eclíptica, se está desplazando desde la constelación de Piscis hasta la de Acuario. Este fenómeno simboliza, según una interpretación astrológica, una transición desde la era de los peces, en la que se ha desarrollado el cristianismo, hasta la era del aguador, que habrá de abrevar con el aqua sapientiae a todo aquel que se embarque en el conocimiento de sí mismo. Estoy convencido de que esta sincronicidad cósmica se correlaciona significativamente con la búsqueda personal de la Sabiduría, entendida ésta como el Conocimiento o Gnosis de los principios universales o patrones arquetípicos allende el mundo de la manifestación. El mundo de la materia, que concierne a la acción y al cambio, tiene su razón de ser precisamente en esos principios universales. Y estos patrones o arquetipos están siendo reformulados bajo una terminología científica, acorde con el nuevo zeitgeist. Mientras que la era de los peces se ha caracterizado por la dominación de la religión cristiana y el conocimiento de la divinidad sólo podía, supuestamente, hallarse en la Iglesia por intermediación de los vicarios de Dios en la tierra, las clases sacerdotales, en la era de acuario la Sabiduría o la Gnosis no estará circunscrita a ningún contenedor material, valga decir institucional, sino que serán los individuos quienes experimentarán la divinidad en el interior de si mismos. Esto trae consigo, por lo tanto, una completa revisión y reestructuración de los pilares espirituales sobre los que descansa occidente. Dicho así, todo esto parece muy bonito. Pero el hercúleo trabajo de demolición y posterior reconstrucción que semejante empresa implica, lo conoce bien aquel que se ha visto ante la necesidad vital de llevar a cabo dicha titánica tarea. La unión del sustrato lunar, femenino, de lo inconsciente con la consciencia es una labor formidable”.


No cabe duda de que estamos protagonizando un momento crucial en la historia de nuestra civilización. La crisis global traerá cambios significativos en todos los niveles. El proceso de transformación colectiva está en su momento más álgido. Cada individuo debe tomar conciencia de la realidad en la que vive y actuar consecuentemente, por eso no debe seguir anclado a tendencias sociales y culturales caducas, manteniendo su intelecto aletargado y a merced de los mandatarios. La actitud crítica es necesaria, pero hacia todo, religión y ciencia incluidas. A su vez, mantengámonos receptivos a los nuevos paradigmas que ampliarán nuestros conocimientos y que posiblemente sirvan de preludio a un futuro en el que la crisis haya quedado definitivamente superada. No olvidemos que, quizás, estemos atravesando un profundo proceso terapéutico a escala global. ¿No siente usted, atento lector, los síntomas en su propio ser?...

Para consultar los trabajos de José González:


(Anexo 1)

“Una paciente soñó con unos alienígenas que se introducían en su cuerpo y la poseían, pese a sus esfuerzos por expulsarlos. Se despertó con una sensación de terror. Al profundizar en el análisis se pudo observar que esta mujer había reprimido ciertos comportamientos reprobables, proyectándolos en las personas de su entorno. El autoengaño era tal y su actitud frente a sus propios complejos inconscientes la alejaba tanto de sí misma, que el sueño reprodujo, en la escena de los alienígenas, la parte de sombra que se negaba a ver. Como tantos otros, nuestra persistencia en mantener nuestras oscuridades fuera del foco de luz de la conciencia acaba por provocar situaciones que generan conflictos y, de ese modo, se emponzoñan las relaciones interpersonales. Ese esfuerzo por evadirse, tapar u ocultar los verdaderos motivos de un determinado comportamiento se produce por la angustia y el miedo que genera enfrentarse a ellos. Pero al mantenerlos en la sombra, estos cobran fuerza, son investidos por un poder inconsciente que los hace apoderarse (posesión) de la conciencia”.

            (EL RETORNO AL PARAÍSO PERDIDO, Cap. I: Introducción al lado oscuro de la psique)
 
(Anexo 2)

“El héroe es el hombre o la mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las formas humanas generales, válidas y normales. De esta manera, las visiones, las ideas y las inspiraciones surgen prístinas de las fuentes primarias de la vida y del pensamiento humano (…) El héroe ha muerto en cuanto hombre moderno; pero, como hombre eterno -perfecto, no específico, universal- ha vuelto a nacer. Su segunda tarea y hazaña formal ha de ser volver a nosotros transfigurado y enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida”.

                                                                                         (Joseph Campbell, El héroe de las mil caras)
 
(Anexo 3)

“Todas las manifestaciones de la crisis ecológica actual no serían sino el reflejo del estado de la psique inconsciente del Individuo (todos los hombres y mujeres) Moderno. Y, tal como sucede con los problemas psíquicos individuales, estos se han de transformar con la necesaria toma de conciencia. Y esto no se produce a menos que se adopte una actitud psicológica de profundización”.
                                                                                                                 (José González)

(Anexo 4)

-         ¿Quién eres? ¿Cuál es tu nombre? –Preguntó Juan a su extraño visitante.
-         Soy aquel daimon que quiere el Mal y genera el Bien. He recibido muchos nombres. Algunos me han llamado Satán, Diablo, Señor Oscuro, Satanás, etc… Otros, que han captado mejor mi esencia, me han denominado Lucifer. Pero incluso esos no acaban de comprender mi paradójica esencia. Tú puedes llamarme Abraxas. Soy el puente entre dos mundos, el Dios de las controversias. Dos rostros poseo y, sin embargo, pocos son los que me conocen…
-         ¿De dónde procedes?
-         Del mundo de lo no manifestado…
                                                                                        (Encuentros en la oscuridad, págs. 130-131)

(Anexo 5)

Según José González, existen tres prejuicios principales en la cultura occidental:

1)     La linealidad de la historia. Vemos la historia como una línea continua, olvidándonos de que la vida sigue un curso cíclico. Debajo de los acontecimientos lineales existen ciertos patrones que se repiten continuamente a lo largo de la historia y eso en la cultura occidental está bastante denigrado.
2)    La ortodoxia cristiana. Cuando enfocamos el tema religioso, parece que todo tiene que centrarse en la ortodoxia, cuando en realidad antes del Concilio de Nicea ya existían bastantes movimientos, sobre todo los gnósticos o las “religiones mistéricas”, que trataban la religión de manera más profunda. El gnosticismo es la línea mística del cristianismo, mientras que la ortodoxia es más bien la exotérica.
3)    La post-modernidad. Es un error considerar al ser humano independientemente de la naturaleza, como si pudiera observarla desde fuera sin intervenir en ella, cuando realmente es parte integrante de la misma.          

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