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jueves, 17 de mayo de 2018

EL PSICÓPATA EN LA EMPRESA. Segunda Parte.



EL PSICÓPATA EN LA EMPRESA. Segunda Parte.


José González

Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.


 
En la primera parte de este artículo publicado en Psicología Profunda y Espiritualidad describimos el modus operandi de un psicópata en una organización. Vimos que el psicópata evalúa y estudia a los diferentes actores buscando cómo le pueden ser útiles, para convertirlos en sus seguidores, y escudriña para buscar sus puntos débiles para aprovecharse de ellos de cara a manipular, engañar, provocar enfrentamientos y deshacerse de aquellas personas que finalmente descubren su perverso juego de poder.



No obstante, el efecto que provoca entre las distintas personas y departamentos con los que se relaciona es diferente. Podemos clasificar a los distintos actores dentro de la trama orquestada y protagonizada por un psicópata del siguiente modo (Garrido, 2016):



·         Los seguidores: Se trata del grupo de personas que se pondrán del lado del psicópata. Dentro de este grupo encontraremos a su vez a dos subtipos diferentes de personas.



o    El primer subtipo es el de los patronos, protectores o facilitadores y está conformado por aquellas personas que se encuentran en lo alto de la cadena de mando y que suelen tener un trato ocasional con el/la psicópata. La función que cumplen es especialmente importante para el/la psicópata dado que son quienes le respaldarán y protegerán contra los ataques de los otros miembros de la organización. Habitualmente tienen una concepción muy positiva del/la psicópata, han sido embaucados y engañados convenientemente por este/a, mostrándose frente a ellos como una persona capaz y con iniciativa, por lo que consideran que es el principal responsable de los avances y éxitos conseguidos en el departamento del que forma parte. De ahí que tengan un especial interés en  mantener al psicópata y, llegado el caso, en promocionarlo a puestos de mayor responsabilidad y poder. En ocasiones, la propia dinámica organizacional favorece la proliferación y/o perpetuación de psicópatas en la empresa, algo que tiende a suceder cuando el ambiente y/o la cultura empresarial son psicopáticas: se premia el rápido ascenso, la ganancia a corto plazo, se silencian las actuaciones inmorales y se castiga a las personas que ponen de manifiesto los abusos, el acoso y la violencia psicológica y/o física.

o   El segundo subtipo está conformado por peones y monos voladores. Este subtipo le es muy útil al psicópata por el poder que pueden llegar a tener en momentos críticos para la supervivencia o aumento de prestigio y protagonismo de aquel. Los peones son un grupo de apoyo conformado por empleados de igual categoría o de un nivel inferior en la jerarquía de poder con los que el/la psicópata tiene un trato habitual. Estos son relativamente fáciles de manipular por las características de personalidad que pueden presentar: personas muy ingenuas, con poca formación, habitualmente menos inteligentes que el psicópata y muy fácilmente manipulables. El psicópata los utiliza para influir sobre las actitudes y opiniones de otros empleados, así como para distorsionar la comunicación y el funcionamiento del departamento en beneficio propio. Dentro del subgrupo de peones hallamos también a personas que, a pesar de haber sufrido el juego manipulativo del psicópata, y a veces incluso sabiendo que están frente a una persona malvada que les ha perjudicado, actúan como facilitadores del daño a terceras personas. Habitualmente se trata de personas inseguras y temerosas de perder su puesto de trabajo, que llevan muchos años en la misma empresa y han decidido "no pringarse por nadie". Esta facilitación del daño puede producirse bien porque le sirve voluntariamente de informador al psicópata sobre asuntos personales o profesionales de terceras personas a sabiendas de que la información que proporcione va a ser tergiversada por el psicópata para perjudicar a otra/s personas; bien por miedo a que el psicópata "la tome con él/ella" prefiere ser cómplice en el perjuicio de otra u otras personas; bien porque omite decir la verdad a sus superiores sobre las artimañas manipulativas del psicópata cuando estos le preguntan para averiguar la verdad de lo sucedido con alguno/os de sus compañeros de trabajo; por último, porque se niega a descubrir/denunciar ante sus superiores jerárquicos y/o responsables de recursos humanos las mentiras, engaños, manipulaciones y tergiversación de la información que el psicópata realiza para perjudicar a terceras personas cuando aquellos le requieren para hacerlo.  Los monos voladores son personas que el psicópata utiliza para obtener información de terceros, dañar la reputación de otros compañeros, provocar enfrentamientos o dañar emocional o socialmente a sus detractores con la finalidad de desestabilizar y destruir su reputación en la empresa. Estos, a diferencia de los peones, cometen actos inmorales contra terceras personas en nombre del psicópata.



·         Los detractores: Se trata de aquellas personas que critican al psicópata y están en su contra. Dentro de este grupo encontramos tres subgrupos de personas:



o    Los perspicaces: Son personas que detectaron desde el comienzo al psicópata, tachándolo de "mala persona" o de "hijo/a de puta".

o  Los "tránsfugas" o "conversos": Personas que anteriormente fueron seguidores del psicópata, pero que se dieron cuenta posteriormente de su auténtica actitud y se posicionan decididamente en su contra.

o  Policía organizativa: Subgrupo compuesto por auditores, profesionales de recursos humanos, responsables de seguridad en el trabajo o psicólogos que, por su formación y experiencia, detectaron el juego del psicópata desde el principio. Por desgracia, normalmente su información no les permite influir sobre la dirección para actuar en consecuencia con el psicópata.





Bibliografía:



-Garrido Genovés, V. (2016). El psicópata. Un camaleón en la sociedad actual. Valencia: Ed. CientoCuarenta

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