El pasado sábado, 8 de septiembre, de 21 h a 22.30, tuvo lugar la 13ª tertulia mensual sobre "Espiritualidad, Filosofía y Ciencia" en la sala de La Cacharrería del Ateneo de Madrid, titulada "Crisis profundas y espíritu humano ante la vida y la muerte: del caos a la curación” realizada por Salvador Sánchez-Harguindey.
Os dejo la presentación que hice del ponente-tertuliano invitado y, posteriormente, el audio de la grabación de la tertulia completa.
"Buenas tardes a todos, y muchas gracias por haber acudido
a esta decimotercera tertulia sobre “Espiritualidad, Filosofía y Ciencia” que
hoy lleva por título "CRISIS PROFUNDAS Y
ESPÍRITU HUMANO ANTE LA VIDA Y
LA MUERTE : DEL
CAOS A LA CURACIÓN".
Muchas gracias
a Salvador Harguindey por haber aceptado mi invitación a venir hoy aquí a
hablarnos sobre cierto tipo de crisis, aquellas que albergan en su seno las
verdaderas transformaciones o metanoias, y sobre el espíritu humano.
También quiero
agradecer a Victoria Caro, secretaria del Ateneo y alma Mater de esta tertulia,
que con su esfuerzo, tesón y buena disposición ha hecho posible la gestación y
el mantenimiento de este espacio para el diálogo y la reflexión.
El Dr. Salvador
Harguindey es oncólogo, endocrinólogo,
experto en enfermedades neurodegenerativas y metabolismo, director en España
del Instituto de Biología Clínica y
Metabolismo, vicepresidente de la Sociedad Internacional para el
estudio de la Dinámica
de Protones en el Cáncer, investigador, articulista y escritor de ensayos y
de novelas como Las Vidas de Daniel y George (Ed. Luz Pradera, 1987), Una sabiduría para todos los tiempos (Ed. La
LLave , 2007) o La Resurrección de Peter Pan. El retorno alParaíso (La Llave , 2010) o "Una Nueva Visión de la Vida y de la Política", entre otros.
Conocí a Salvador gracias a una amiga
común, la psicóloga Raquel Torrent, quien después de leer la última novela de
Salvador, titulada La
Resurrección de Peter Pan. El retorno al paraíso, cuyo
personaje principal es nada menos que Peter Pan, libro al que me referiré más
adelante, se percató de que abordábamos temas comunes, llegando a conclusiones
semejantes, si bien desde perspectivas y lecturas un poco diferentes. De modo
que Raquel sirvió de enlace alquímico para que pudiéramos intercambiar nuestros
respectivos libros y, finalmente, con motivo de una estancia de Salvador en
Madrid, nos conocimos personalmente.
Cuando recibí los libros de Salvador me
llamó la atención uno en concreto que llevaba por título "La resurrección dePeter Pan. El retorno al Paraíso." Yo había publicado hacía algo más de un año
un extenso artículo titulado El Puer aeternus (un nombre distinto para
referirme a la misma idea-arquetipo) y, algunos años antes, concretamente en el
2004 se editó mi primer libro, un ensayo que llevaba por título "El retorno alParaíso Perdido. La renovación de una cultura." Viendo esas coincidencias
afortunadas me puse a leer con atención la novela de Salvador. Cuando apenas
llevaba leídos tres capítulos me percaté de que Salvador había recorrido un
camino, que me era conocido y afín, hacia parajes desconocidos para el hombre
ordinario. Me dije en ese momento que, mutatis
mutandi, él encarnaba el espíritu del personaje de su novela, Peter Pan, es
decir, el Puer aeternus que se había liberado de las ataduras, corazas y caretas
que encierran y esclavizan a buena parte de los hombres de nuestra sociedad del
bienestar a permanecer en el más completo desconocimiento de sí mismos. También
pensé que él había dado nacimiento al niño divino en su interior, a la
personalidad completa o al prístino espíritu ancestral que habita en lo más
recóndito del alma de todo hombre.
Esto –me decía a mi mismo- es lo que le
permite ser nuevamente como un niño, a pesar de que, como ven y verán, de niño
no tiene nada; pero he ahí la tremenda paradoja: en Salvador conviven el hombre
maduro, que atesora la experiencia de toda una vida, y el puer aeternus, el joven capaz de
asombrarse ante todo lo nuevo que la vida depara, de volar a las alturas de un
mundo que es accesible por medio de la Imaginación. Y
lo hacen, conviven el puer y el senex en él, en plena armonía. El cristianismo
también refiere este tipo de actitud cuando por boca de Mateo 18, 3 dice: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como
niños, no entraréis en el reino de los cielos.”
En su novela, Salvador hace
un recorrido por la situación espiritual del hombre moderno, de modo parecido a
como lo he descrito también yo en mis dos últimos libros (primero en “La Hermandad de los Iniciados (Ed.LibrosMundi, 2011)”, cuya tercera edición ya está en marcha; y en mi última novela, que
espero se publique pronto y que llevará por título "AL FINAL DEL TÚNEL. Una historia sobre el despertar del Alma"); y su diagnóstico, que comparto, es claro: nos
hallamos en un estado crítico de desarraigo y desorientación vital. El caos se
ha adueñado de la civilización occidental, y el mal (lo sombrío de la naturaleza
humana) se ha cernido sobre toda creación del hombre. Ahora bien, esta
situación es semejante, a escala individual, a la de aquel hombre que se dirige
a la consulta del psicólogo o del psiquiatra porque su vida ya no tiene sentido
y se halla en una desorientación vital que le impide continuar su vida como
hasta entonces. Cuando esto sucede, como los terapeutas de orientación
psicodinámica y transpersonal saben bien, suele producirse una regresión hacia
etapas evolutivas precedentes y emerge material desde lo inconsciente, pues la
energía psíquica se dirige hacia el mundo interior con el fin de encontrar una
nueva dirección y orientación vital.
Por lo tanto, y teniendo en
cuenta el cuadro sindrómico que afecta a nuestra cara civilización del
bienestar, apegada a los bienes materiales y a lo efímero de la existencia, parece
que estamos ante una auténtica Caída hacia la oscuridad de lo inconsciente (hacia el Caos del que nos hablará Salvador). El
enfrentamiento con el mal que habita en el hombre y el paso por la noche oscura
del alma parecen ser etapas a las que estamos convocados a vivir, y
atravesarlas de un modo consciente puede ayudarnos en nuestra transformación, para
revertir una actitud disociada que destruye el planeta y a nosotros con él.
Pero la entrada en las fauces de la noche del sinsentido es solo una parte del
viaje de todo Peter Pan que se precie. En ese caos de tendencias contrapuestas,
de instintos peleados los unos con los otros, parece que se encuentra también
la luz de un nuevo amanecer, donde los opuestos, antes separados y peleados entre
sí, se unen en una Unidad indivisa a la que debe aspirar el hombre ("El lobo y el cordero pacerán juntos, y el
león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento.
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte--dice el SEÑOR", como aparece en
Isaías 65,25). En ese proceso de transformación "metanoica", el
yo consciente ha de morir a su pretensión de omnipotencia, en su vanagloria de
creerse el único dios del cosmos conocido, para dar nacimiento a la divinidad
en el seno de su alma (la muerte y resurrección de Cristo pueden entenderse
como una expresión simbólica de ésta experiencia). Cuando esto acontece, el
hombre puede decir que ya no es él (es decir, su ego inflado) quien vive, sino
que es Cristo quien vive en él.
Ese me ha parecido que era el
mensaje que Salvador ha tratado de transmitir en su novela sobre Peter Pan, y es
también el que he intentado plasmar yo, no sé si con el suficiente atino, en
mis dos últimos libros. Claro que, para poder hablar con rigor de las crisis profundas
y del nacimiento de la divinidad interior (de dios en el hombre) es requisito
imprescindible haber atravesado esa experiencia desgarradora. Y, para realizar
un diagnóstico preciso del estado actual del hombre occidentalizado, es decir,
de aquél cuya actitud se rige por los valores (¿o he de llamarlos antivalores?)
colectivos de los países occidentales, debe de haberse recorrido antes ese
trecho del camino por el que aún habrá de caminar el colectivo de esta época.
Por eso, os recomiendo
encarecidamente que leáis el libro de Salvador Harguindey, a quién he tenido el
honor de presentaros hoy.
Pienso que es muy pertinente,
dado el momento histórico actual y la urgencia espiritual de nuestro tiempo, el
tema que va a tratar hoy Salvador y que espero y deseo nos sirva de acicate y
de inspiración para acometer con plena consciencia la tarea que a cada cual le
haya sido encomendada, es decir, para encontrar y desplegar su verdadera
vocación. Muchas gracias, y les dejo con Salvador."
A continuación os dejo el audio de la tertulia:
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