domingo, 13 de octubre de 2019

¿Quién es JOKER? El arquetipo del Guasón, Bufón, Arlequín o Loco.


¿Quién es JOKER? El arquetipo del Guasón, Bufón, Arlequín o Loco.


José González
Psicólogo, terapeuta de orientación junguiana, escritor y ambientólogo.

JOAQUÍN PHOENIX interpretando a JOKER.



El pasado sábado 12 de octubre pude, por fin, ver la película JOKER, protagonizada por Joaquín Phoenix, a quien ya conocía por otros papeles como el que hizo en Gladiator, dando expresión al atormentado emperador Cómodo. 

Dirigida por Todd Phillips a partir del guión escrito por Scott Silver, JOKER cuenta con un reparto excepcional: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz y Frances Conroy, entre otros.

La película nos muestra la historia de un comediante fracasado, llamado Arthur Fleck, ignorado y repudiado por la sociedad en la que vive. Este comediante de aspecto ingenuo y bonachón tiene que hacer frente a la crueldad, al desprecio y a la humillación constantes de un sistema cuya falta de humanidad ralla lo psicopático. Payaso de día se esfuerza en convertirse en comediante de éxito por la noche. Pronto descubre que el destino hace de su vida una broma, una payasada. Inadaptado e incomprendido por el ambiente que lo rodea, padece de un raro trastorno neurológico denominado Epilepsia gestáltica, que le hace reír incontrolada e inapropiadamente, y que cobra mayor intensidad cuanto más intenta contener su risa, problemática que lo expone a situaciones ridículas y por la que recibe soberanas palizas.

La interpretación que JOAQUÍN PHOENIX hace de JOKER es magistral. La película nos presenta a un hombre con un destino francamente durísimo. Con una infancia de maltrato, una madre con trastorno de la personalidad narcisista y una biografía plagada de malos tratos físicos y psíquicos, ninguneo, desprecio e incomprensión. Arthur es un hombre con un pasado colmado de conflictos intrapsíquicos no resueltos que finalmente desembocan en un comportamiento antisocial.

El director, Arthur Fleck, hace un espléndido trabajo al mostrar al público un tipo de sociedad que es un perfecto reflejo de aquella en la que vivimos los occidentales: una sociedad que premia las actitudes narcisistas y psicopáticas, despreciando a las personas más desfavorecidas, a las personas con algún trastorno mental o con discapacidades psíquicas o físicas y, en general, a todas aquellas personas que no se adaptan a un sistema cada vez más inhumano. Una sociedad en la que, como reverso tenebroso del monstruo del progreso tecnológico y científico, hallamos una involución cultural y civilizatoria que parece hacernos retroceder a los momentos más oscuros de la historia reciente de la humanidad. Y es que, cuando una civilización pierde la cohesión, la unidad y el Sentido que proporciona un Símbolo, podemos afirmar que dicha civilización se encuentra en decadencia. Tal es la situación de nuestra cara civilización occidental.
  
El resultado de semejante sistema es, precisamente, la emergencia de aquello que una sociedad asentada en una serie de valores anticristianos, materialistas e inhumanos promueve: JOKER. En sincronicidad vemos la irrupción de este arquetipo en Barcelona precisamente, durante toda esta semana tras conocer la Sentencia del Proces.

Desde un punto de vista arquetípico este personaje representa al Loco de la Baraja del Tarot. También conocido como Arlequín, Guasón o Bufón. Personifica un principio dionisíaco que procede de lo inconsciente y cuya función es la redención del mundo consciente. Con la guasa que caracteriza a los bufones o arlequines estos personajes son portadores de profundas verdades que disfrazan o presentan con un inteligente sentido del humor. Ahora bien, cuando este principio es rechazado, repudiado por la consciencia colectiva, puede irrumpir en la psique/mundo oponiéndose a aquella y, en su caso, provocando un caos destructivo que fuerza un cambio de actitud. Tal es lo que observamos en la película JOKER.

En un artículo de prensa médica leí que una MIR había diagnosticado al Joker como psicópata epiléptico, según la clasificación de E. Kretschmer, explosivo según la de Kurt Schneider e impulsivo según Homburguer. En nuestra opinión este diagnóstico no es correcto de ningún modo. Joker no es un psicópata, de acuerdo con los conocimientos que hoy tenemos de la psicopatía: ni su estructura de personalidad cumple los criterios diagnósticos de una psicopatía, como son la ausencia de empatía, la crueldad, la cosificación de las personas, la búsqueda de poder, el maltrato emocional, la mentira patológica, la manipulación, la egolatría y un elevado egocentrismo; ni en su biografía observamos la tríada que suele caracterizar el comportamiento psicopático temprano: el maltrato animal, la eneuresis y la piromanía.

Quienes trabajamos con pacientes que han padecido la actuación de un psicópata en sus vidas conocemos la estructura de personalidad de un psicópata, y sus comportamientos, tan característicos, de los que, desde luego, JOKER carece. 

Un psicópata, desde un punto de vista arquetípico, encarna el arquetipo del EMBAUCADOR o TRICKSTER, caracterizado por ser un mentiroso, un manipulador y un impostor.

Por lo demás, sí estamos de acuerdo en el diagnóstico de dicha residente en lo que se refiere al trastorno neurológico que padece.



martes, 24 de septiembre de 2019

COLONIZACIÓN MENTAL. Consecuencia de una relación tóxica.

COLONIZACIÓN MENTAL.

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. Consulta presencial en Madrid y ON LINE desde cualquier país del mundo.

Desde hace algún tiempo vengo observando un fenómeno que se produce especialmente en pacientes femeninas: lo podríamos denominar colonización mental o, de un modo más general, inseminación ideológica o espiritual.

Este fenómeno complejo, cuya manifestación más dramática la encontramos en mujeres que han sido parejas o exparejas de psicópatas o narcisistas (habitualmente varones, aunque también puede producirse con mujeres en relaciones homosexuales),  tiende a suceder de un modo que pasa desapercibido a la consciencia de la mujer cuando se está produciendo. 

La inseminación mental se caracteriza porque las mujeres adoptan opiniones, actitudes, ideas y comportamientos de sus parejas masculinas (o femeninas en el caso de relaciones homosexuales) que después reproducen como si fueran propias. 

Este fenómeno tan característico de personalidades femeninas tiene su fundamento en lo que los psicólogos junguianos denominamos el arquetipo del animus. 

En general, la mujer tiende, por su disposición psíquica, a adoptar opiniones, ideas y modas colectivas sin apenas realizar una discriminación o diferenciación adecuada. Freud denominó a este compendio de ideas y opiniones colectivas Superyó,  y tiene para la mujer una tremenda fuerza de sugestión de la que muchas veces no se puede sustraer. De ahí que las primeras defensoras de ciertas ideologías en boga sean precisamente mujeres. El animus es también el promotor de que la mujer reproduzca y se convierta en muchas ocasiones en una excelente hija de papá. 

En este último caso encontramos a aquellas mujeres que se convierten en fanáticas seguidoras de hombres con un poderoso pensamiento, adoptando sus ideas, creando grupos alrededor de las ideas de dichos pensadores y difundiéndolas . A pesar de que en una mujer pueda existir un potencial para el pensamiento individual, que siempre será pionero, solitario y líder; es, sin embargo, menos arduo seguir las ideas del pensador al que admiran, convirtiéndose en el receptáculo de su animus-padre y adquiriendo protagonismo y un cierto "éxito"  social. 

Sin embargo, cuando este fenómeno se produce en el seno de una relación de pareja es habitual que la mujer adopte, hasta cierto punto, muchas de las opiniones y de las ideas que provienen de su pareja.

Este fenómeno que se produce de un modo natural en toda relación de pareja en la que exista una fuerte transferencia contrasexual, es decir, en la que se presente una fuerte atracción, admiración y amor, puede convertirse en un calvario para la mujer cuando la inseminación mental y/o espiritual tiene lugar con un psicópata o con un narcisista. En este último caso podemos denominarlo colonización mental. Un fenómeno que hallamos, por ejemplo, en muchas mujeres que han formado parte de alguna secta; o, sin llegar a estos extremos, en seguidoras de escuelas filosóficas o psicológicas.

Lo colonización mental no sólo se caracteriza porque la mujer puede adoptar opiniones, ideas y relatos manipulados por el psicópata o por el narcisista, hasta el extremo de que puede llegar a defender la fabulación psicopática o narcisista, sino que, además, la mujer tiene en mente constantemente al psicópata y/o sus opiniones e ideas. 

Es habitual que la expareja de un psicópata o de un narcisista tarde mucho tiempo en identificar aquellas ideas que pertenecen al psicópata, o que proceden de él, y diferenciarlas de aquellas que son propias. El proceso de diferenciación o discriminación es fundamental porque conduce finalmente a la raíz psíquica del fenómeno de colonización mental: el animus.

jueves, 30 de mayo de 2019

¿QUÉ DIFERENCIA A HOMBRES DE MUJERES A LA HORA DE ENAMORARSE?

¿QUÉ DIFERENCIA A HOMBRES DE MUJERES A LA HORA DE ENAMORARSE? 

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. 


En el artículo que publico hoy para Psicología profunda y Espiritualidad voy a hablar de un tema especialmente polémico y sensible. Ruego al lector un poco de paciencia si en la descripción que hago no se ve del todo reflejado. He tratado de realizar una abstracción y una generalización sobre decenas de observaciones clínicas (y fuera de la consulta) que, como es natural, pueden no encajar totalmente con los casos particulares. 

En mi labor como Psicólogo y terapeuta me doy cuenta del avance de una serie de ideologías que parecen ir dominando el panorama público, no sólo en España y en otros países sudamericanos, sino también en gran parte de Europa y, por supuesto, en Estados Unidos. 

Esta extensión casi planetaria parece estar vehiculada, desde el plano objetivo, por una agenda política que emana desde organismos supranacionales como la ONU y la OMS,  y que, como sucede con la normativa internacional,  va "trasponiéndose" poco a poco al resto de países del mundo occidental. 

Cuando esto sucede sabemos que en lo inconsciente colectivo hay un arquetipo que está constelado y que es el auténtico actor de estos cambios en la mentalidad occidental.

Como la consciencia del occidental moderno y postmoderno se ha diferenciado solo en el plano horizontal de la existencia, valga decir en el material, y parece haber experimentado un retroceso equivalente en el plano vertical o espiritual, las consciencias de la inmensa mayoría apenas sospechan hasta qué punto están siendo manejadas, como si de marionetas se tratara, por esas tendencias inconscientes a las que en psicología junguiana denominamos arquetipos.

Por este y por otros motivos me veo ante la tesitura, cada vez más penosa, de tener que realizar una labor de psicoeducación en anatomía del alma. Las personas parecen haber olvidado qué significa ser hombre o mujer, qué significa ser humano en definitiva, y en un estado de confusión realmente peligrosa, construyen "castillos en el aire" sobre quienes son y por qué hacen lo que hacen. 

Y lo hacen por cierto con una ingenuidad que corre pareja a la infantilidad en la que parecen haberse asentado miles de consciencias occidentales. Consciencias que deberían, aunque sólo sea por la experiencia de vida que debieran dar los años, saber más sobre cómo funciona el mundo y sobre quienes son y por qué actúan como lo hacen. 

Por ejemplo, resulta cuanto menos patético, aunque a la postre es triste por el sufrimiento que provoca, comprobar día sí, y día también, cómo la cultura así llamada occidental parece estar asentada en una actitud que es propia de la etapa evolutiva adolescente. El mito de la eterna juventud permea todas las esferas públicas, haciendo que miles de mujeres sean adictas al Botox y a la cirugía plástica,  en una lucha por "congelar el tiempo", en una batalla que desde luego está perdida de antemano, con un terrible miedo a afrontar la vejez y la muerte.

Y los hombres, al igual que sus pares, pasan decenas de horas en los gimnasios, no con la intención de realizar ejercicio físico para mantener su cuerpo en un estado de salud deseable, sino para mostrar un físico que se asemeje al de un adolescente, como expresión de esa adolescencia psíquica en la que parece haberse congelado su mentalidad. 

Otra idea que en la actualidad está muy extendida es aquella según la cual la sexualidad se puede sublimar hacia la esfera espiritual. De hecho, hay personas que se consideran terapeutas "tántricos", aludiendo a la tradición espiritual India del Tantra en la que se realiza un trabajo de tipo trascendente a través de la sexualidad. Una idea que, si bien tiene un fundamento arquetípico, desde luego el modo en que se enfoca es, desde un punto de vista psicológico, bastante desafortunado por desorientado. Buena muestra de que la Espiritualidad y la Sexualidad, o mejor, de que Logos y Eros no son dioses que se puedan intercambiar lo hallamos en el “experimento” de la comunidad cuyo líder espiritual es conocido por el nombre de OSHO. 

Los psicólogos junguianos sabemos que la diferenciación de la dimensión erótica en el proceso de individuación corre pareja con la constelación (activación y preparación para la emergencia en la consciencia) del arquetipo del anima negra. 

La virgen negra, personificada en la tradición judeocristiana por la Reina de Saba o por la morena del Cantar de los Cantares, es el arquetipo presente cuando de diferenciar las dimensiones eróticas en el varón se trata.

Debo puntualizar aquí otra de las grandes diferencias en la psicología de hombres y mujeres: mientras que para la psique femenina apenas encontramos separación entre sexualidad y espiritualidad, puesto que para la mujer el cuerpo y el sexo, por tanto, son “espirituales “, para expresarlo de un modo sencillo, en la psique masculina la cosa es bien distinta. 

En el varón la dimensión espiritual, el Logos, es un principio que tiende a regir su consciencia y, por lo general, se encuentra en una posición antagónica con el Eros, del que la consciencia masculina tiende a desconfiar. En sueños ambos principios se personifican bajo la forma de un ave (Logos, espíritu) y una serpiente (Eros, sexo). A veces, en algunas mujeres, el toro aparece en sueños y representa el gran falo que la persigue para someterla y fecundarla.

En psicología junguiana hablamos del arquetipo del anima cuando nos referimos a unos contenidos de lo inconsciente colectivo referidos a las dimensiones femeninas en una personalidad masculina.

En pocos trabajos de psicología junguiana se habla de la doble personificación del anima en el proceso de individuación masculino.

En sueños suele aparecer bajo el aspecto de dos mujeres con características diferentes. Por ejemplo, como una mujer Rubia y otra Morena ; como una mujer de raza blanca y otra de raza negra; etc.

El anima Rubia o Blanca personifica aquella dimensión o dimensiones de lo femenino que nutren, cuidan, alimentan y apoyan a la consciencia en su crecimiento y diferenciación de la Persona. Esto es de la adaptación al mundo: apoyo en la profesión, en el desarrollo de la Espiritualidad, la mejora y diferenciación de las funciones superiores de la consciencia, la faceta luminosa de lo divino. 

El anima Morena o la Negra, a la que me refería anteriormente, es aquella que conduce a la consciencia hacia el tártaro, la bajada a los infiernos, al Hades griego, en lenguaje psicológico a lo inconsciente. El Eros es el mundo de esta anima, así como el encuentro con el mal y los aspectos oscuros, por tanto, de la imagen de Dios. El encuentro con esta anima le resulta penoso a la consciencia masculina, pues esta entra en contacto con las funciones inferiores. 

Una manifestación particular de la Negra es lo que podríamos llamar el anima "lolita". En sueños puede aparecérsele a un hombre maduro bajo la forma de un súcubo joven, aniñada o adolescente, expresando el momento de máximo auge hormonal. Personificando la sexualidad sin objetivo reproductivo.

Por tanto, la Virgen o anima Negra, cuando se constela en la psique de un hombre, conduce a la consciencia a realizar un viaje al Hades, de la mano de Perséfone, y, cuando esto sucede, se produce un desarrollo, diferenciación y exaltación de la sexualidad sagrada, del principio del Eros. 

Así pues, a diferencia de lo que sucede cuando se constela el anima blanca en una psique masculina, con la que es factible y oportuno emparejarse, formar una familia, y seguir un camino ascendente o de la mano derecha, con el anima negra lo adecuado es no casarse, ni por supuesto formar una familia. La sexualidad en este caso está dirigida hacia un telos (finalidad) de diferenciación erótica en el varón. Es el sendero de la mano izquierda; de ahí que en ocasiones hayamos dicho que el proceso de individuación conlleva aparejado una especie de tantra occidental.

Además de esta tendencia general que diferencia a hombres de mujeres en su modo de relacionarse, y de enamorarse, existen algunas diferencias fundamentales dependiendo del grado de diferenciación del anima/animus en ambos sexos. 

Por ejemplo, una mujer con un animus en el primer estadio, que podríamos llamar el del héroe deportista, el motero, el culturista, etc., se siente atraída por hombres fálicos o testosterónicos, con un gran poder físico que además le hacen sentirse segura. La altura en muchos casos es también fundamental. 

Habitualmente, y esto es común tanto en intuitivas como en sensoriales, aunque es más típico en intuitivas, a muchas mujeres en el primer estadio del animus les atraen hombres con grandes falos enhiestos. Muchas intuitivas, en el primer estadio del animus, pueden emparejarse incluso con hombres muy agresivos, con hombres primitivos y poderosamente fálicos.

En ocasiones, algunas mujeres intuitivas en el primer estadio del animus se quedan enganchadas con estos hombres fálicos y primitivos, del mismo modo que los varones intuitivos en los primeros estadios del anima son atraídos por mujeres muy voluptuosas a las que desean penetrar por todas sus aberturas practicables.

A medida que se va produciendo una diferenciación del animus, las dotes intelectuales, que también están presentes en el primer estadio antes mencionado, van tomando más importancia en aquello que valoran a la hora de emparejarse. Sin desaparecer del todo la atracción por el hombre fálico, si bien mucho más moderada. 

En ocasiones, cuando la mujer tiene un animus poderoso con una fuerte tendencia espiritual, puede darse un conflicto entre la atracción sexual que les provoca un hombre fálico y el deseo que sienten por emparejarse con un hombre inteligente y con valores espirituales profundos. 

Así como el animus en su primer estadio provoca en la mujer que esta se sienta atraída por hombres fálicos, el anima en el primer estadio provoca que el hombre se enamore de mujeres muy voluptuosas. Esto es especialmente así en personalidades intuitivas. Los sensoriales, aunque también se enamorarán por la vista, pueden valorar otros aspectos en sus respectivas parejas, como su capacidad de ser madres afectuosas y de crear una familia, y que posean una intuición que ellos no tienen. 

Por cierto que las personalidades intuitivas se sentirán fuertemente atraídas por sus contrapartes sensoriales, y viceversa. Es el mayor pegamento posible y, al mismo tiempo, la mayor fuente de conflictos y dificultades en las relaciones.

viernes, 24 de mayo de 2019

¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO CON LAS RELACIONES DE PAREJA?


¿Qué está sucediendo con las relaciones de pareja?


José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. 

Desde hace aproximadamente cuatro años estoy dedicado casi en exclusiva a la investigación de las personas con trastornos de la personalidad. En especial, llegan a mi consulta personas, tanto mujeres como hombres, inmersas en relaciones de pareja completamente disfuncionales. La guerra de sexos, que tan presente está en el ámbito público, en donde se lanzan mensajes de demonización a la masculinidad, vinculándola de inmediato con la violencia de género, es un signo de un problema mucho más profundo que observo en la psique de las personas que llegan a mi consulta.

Frente a esta demonización de la masculinidad encontramos un ensalzamiento de lo femenino. Todo lo malo procede de la masculinidad, todo lo bueno de la feminidad, parece ser la consigna colectiva. Y las sombras que le son propias a lo femenino tienden a ser ocultadas o rechazadas del modo más descarado, como pone de manifiesto la respuesta de los críticos (y de los fans) al final de la exitosa serie "Juego de Tronos" (Games of Thrones).

El "negocio" de las aplicaciones de contactos, como tinder, badoo, meetic o follamigos, de un lado, y las redes sociales como facebook o instagram, del otro, favorece un tipo de contacto de carácter narcisista. De hecho, estos son los medios favoritos, casi podríamos decir que el hábitat predilecto, de personalidades narcisistas, psicopáticas y límite. Un lugar virtual en el que poder triangular con varias personas a la vez, hallar el combustible o suplemento adecuado de cada una de sus presas, al tiempo que les permite no comprometerse con nadie: el clásico modus operandi de las personas con rasgos narcisistas.

No solo las personas con trastornos de la personalidad del clúster b (grupo b: dramáticos, emocionales o erráticos) se sienten como en casa en estos medios cibernéticos; también los asesinos en serie, y los psicópatas, encuentran un medio adecuado para estudiar a sus futuras presas. Y esto convierte a las redes sociales en un lugar francamente peligroso, especialmente para personas ingenuas y, sobre todo, para los jóvenes desorientados.

Además de estos medios virtuales de contacto, la industria de la pornografía está en expansión e internet se ha convertido en un hervidero de consumo parafílico. Por supuesto, la prostitución es una industria que también se encuentra en expansión, en sus múltiples modalidades: desde mujeres casadas que se prostituyen por dinero, a personas que follan sin retribución económica, más allá de una invitación a una cena y una bonita velada, pasando por la prostitución de lujo con mujeres (y/o con hombres) de alto nivel cultural.

El efecto que esta realidad actual está teniendo en el modo en el que se abordan las relaciones de pareja está siendo nefasto: se respira un ambiente "paranoico", en el que las personas sin trastornos se han vuelto muy desconfiadas, recelosas ante la idea de iniciar una relación siguiendo los dictados de su corazón, por miedo a que abusen de ellas, a ser explotadas y maltratadas. El amor parece tornarse en un juego de poder. Dudan una y mil veces cuando conocen a una persona con la que podrían iniciar un camino conjunto: ¿será sincero conmigo? ¿qué otras/os candidatos tendrá para elegir? ¿es la persona adecuada para una relación a largo plazo? ¿se siente atraído/a por mí sexualmente? ¿me atrae él a mí? ¿será un/a mentiroso/a o un manipulador/a? En definitiva, reina un ambiente de suspicacia, de desconfianza y de sospecha que se está extendiendo por todo el planeta.

Ante semejante panorama muchas personas están optando por eludir cualquier relación de pareja en la que los sentimientos de amor auténticos estén asociados al placer y la sexualidad compartidos. Las relaciones basadas en el amor sufren, por tanto, una recesión, lo que podría estar asociado con el vertiginoso auge de las plataformas y aplicaciones de contactos esporádicos.  

Otra posible respuesta ante esta situación colectiva es aquella por la que han optado algunas personas: volcarse en la profesión. Cuanto más tiempo dedican a la profesión, tanto menos tiempo tienen para pensar ni siquiera en tener una relación de pareja. El celibato es otra respuesta posible, que puede ir de la mano de la anterior, pero que también puede surgir sin necesidad de dedicar casi toda la energía y el tiempo a la profesión. Todo dependerá de la disposición psicológica de las diferentes personalidades.

Y ante todo esto, surge la siguiente pregunta: ¿cuál es la actitud adecuada para encontrar el amor en la pareja? Les dejo con esta cuestión para que reflexionen.



jueves, 23 de mayo de 2019

INTRODUCCIÓN A LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. QUÉ SON LOS SUEÑOS, DE DÓNDE PROCEDEN Y CÓMO SE CLASIFICAN.


INTRODUCCIÓN A LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. QUÉ SON LOS SUEÑOS, DE DÓNDE PROCEDEN Y CÓMO SE CLASIFICAN.

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. 


Hace mucho tiempo que no hablo del mundo de los sueños, del espectro onírico. Del lugar al que nuestra consciencia se dirige todas las noches cuando nos acostamos para descansar y dormir.

Por supuesto siempre que dormimos la consciencia se "apaga" durante un tiempo y entra en la realidad onírica.

Hablemos un poco de sueños y de tipos de sueños. Hablemos del lenguaje de los sueños. Porque, sí, en efecto, los sueños tienen un lenguaje propio: el lenguaje simbólico, mucho más antiguo que el lenguaje discursivo propio de la consciencia. Nuestro lenguaje, el lenguaje consciente, ha surgido de hecho del mundo del sueño, al que los psicólogos denominamos inconsciente.

Para empezar debemos comprender que los sueños, por el lugar del que proceden (lo inconsciente), tienen como digo un lenguaje antiquísimo: el lenguaje simbólico. Tan antiguo como la propia naturaleza, de la que son expresión.

De hecho podemos permanecer bastante tiempo sin comer, semanas incluso, pero no podemos prescindir del sueño durante demasiado tiempo. La ausencia prolongada del mismo provoca de hecho graves consecuencias para nuestro equilibrio psíquico, como lo saben muy bien quienes trabajan en turnos y con guardias de 24 horas.

Así, como toda persona habrá podido experimentar en algún momento de su vida, o en muchos, dependiendo de la permeabilidad de su consciencia a la realidad onírica, los sueños se presentan a nuestra consciencia bajo la forma de imágenes. Es como si estuviéramos presenciando una obra de teatro o una película. En muchos de ellos el soñador se verá involucrado en una serie de peripecias. O más bien la imagen virtual del soñador a la que podemos denominar "yo virtual".

Por cierto que estas imágenes le acontecen a la consciencia, que está dormida durante el tiempo del sueño, y solo en ciertos momentos puntuales es capaz de ver esas imágenes (como si de una película se tratara) y sobre todo de recordarlas.

Aunque existen métodos para recordar mejor los sueños, y todos ellos se basan en una actitud determinada de atención y diligencia hacia el ámbito onírico, de manera general la consciencia no participa activamente en la producción de los sueños. Sencillamente nos suceden. Incluso en contra de la voluntad de la consciencia.

Dicho todo eso a modo de introducción sabemos, además, que no todos los sueños son iguales. Algunos sueños nos dejan trastocados. Provocan un fuerte impacto emocional. A veces positivo, otras negativo. En este último caso sucede aquello que en lenguaje popular solemos expresar cuando decimos que "nos hemos levantado con el pie izquierdo". Una expresión muy elocuente y acertada porque eso es precisamente lo que sucede.

De manera que bien podemos hacer una clasificación tipológica de sueños. Los psicólogos junguianos la hacemos, por ejemplo, en función de si los sueños proceden de la realidad cotidiana, como una expresión compensatoria de esta, o bien, si deja al soñante atónito y sin posibilidad de relacionar el contenido del sueño con ningún evento biográfico, presente o pasado.

Los primeros, los relativos o relacionados con la biografía de la persona, los denominamos sueños personales, biográficos o cotidianos. Se trata, habitualmente, de sueños cuya función es la de compensar o equilibrar la actitud de la consciencia en su adaptación al mundo (exterior y/o interior).

Los segundos, en cambio, presentan contenidos que la consciencia no logra situar o relacionar de ningún modo con experiencias o acontecimientos vividos durante la vida consciente del soñante. Sus contenidos suelen resultarles muy extraños al soñador y las imágenes que aparecen son enigmáticas, raras, sorprendentes: a veces el soñador se refiere a ellos como si se tratara de una película de ciencia ficción o de algo completamente extraordinario.

Estos últimos sueños los denominamos sueños transpersonales, colectivos, arquetípicos o mitológicos.

En psicología junguiana hablamos del arquetipo del anima cuando nos referimos a unos contenidos de lo inconsciente colectivo referidos a las dimensiones femeninas en una personalidad masculina.

Pocas veces se habla de la doble manifestación del anima. En sueños suele aparecer bajo el aspecto de dos mujeres con características diferentes. Por ejemplo, como una mujer Rubia y otra Morena ; como una mujer de raza blanca y otra de raza negra; entre otras.

El anima Rubia o Blanca personifica aquella dimensión o dimensiones de lo femenino que nutren, cuidan, alimentan y apoyan a la consciencia en su crecimiento y diferenciación de la Persona. Esto es, de la adaptación al mundo: apoyo en la profesión, en el desarrollo de la Espiritualidad, la mejora y diferenciación de las funciones superiores de la consciencia, la faceta luminosa de lo divino.

El anima Morena o la Negra es aquella que conduce a la consciencia hacia el tártaro, la bajada a los infiernos, al Hades griego. El Eros es el mundo de esta anima, así como el encuentro con el mal y los aspectos oscuros, por tanto, de la imagen de Dios. El encuentro con esta anima le resulta penoso a la consciencia masculina, pues esta entra en contacto con las funciones inferiores.

Una manifestación particular de la Negra es lo que podríamos llamar el anima "lolita". En sueños puede aparecer bajo la forma de un súcubo joven, aniñada o adolescente, expresando el momento de máximo auge hormonal. Personifica la sexualidad sin objetivo reproductivo.

Recomendamos la película "La Novena Puerta" para ver de qué modo se expresan ambas "animas" bajo la personificación de la Rubia y la Morena.

https://youtu.be/6QdBiSIgtg4

Seguiremos con los sueños en próximos artículos. Gracias por vuestra atención.


viernes, 4 de enero de 2019

¿CÓMO SE EXPRESAN LOS MECANISMOS DE DEFENSA EN LOS DIFERENTES TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD?


¿CÓMO SE EXPRESAN LOS MECANISMOS DE DEFENSA EN LOS DIFERENTES TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD?

José González
Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana

Imagen obtenida de la Fundación para la Investigación en Psicoterapia y Personalidad (FUNDIPP)


 INTRODUCCIÓN

En el artículo que escribo hoy para Psicología Profunda y Espiritualidad me gustaría centrarme en un aspecto que no he visto recogido en los trabajos publicados sobre los trastornos de la personalidad: el grado de consciencia de las personas que padecen un trastorno de la personalidad, cuando se activan los diversos mecanismos de defensa o modos de afrontamiento frente a las situaciones que desbordan las capacidades del yo para adaptarse al entorno. Me centraré, sobre todo, en aquellos trastornos de la personalidad que forman parte del grupo B, "dramáticos o emocionales", es decir, histriónico (THP), límite (TLP), narcisista (TNP) y antisocial (TAS).

Con respecto a este último trastorno, el antisocial, considero que, si bien el DSM V lo asimila a la psicopatía, ambos trastornos no son idénticos. Entre el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno psicopático de la personalidad (psicopatía) y el trastorno sociopático de la personalidad (sociópata) se presentan similitudes, pero también diferencias que en este artículo solo me limito a señalar.

Si bien trato de revisar aquellos trabajos sobre los trastornos de la personalidad que son más relevantes para conocer las manifestaciones de los TP, los artículos que publico en Psicología profunda y Espiritualidad se basan fundamentalmente en la observación clínica y subclínica de personas que padecen algún trastorno de la personalidad del clúster B.

Tras repetidas observaciones he llegado a la conclusión de que existe una amplísima gama de "grises" dentro de los trastornos de la personalidad, en general, y entre los trastornos del grupo de los "dramáticos o emocionales", en particular. De hecho, como ya apuntaba en otro lugar, incluso en el marco de un único trastorno, como por ejemplo el TLP, hallamos múltiples diferencias entre las personas que los padecen. No todas las personas que padecen TLP presentan todos los síntomas del trastorno y, además, su toxicidad en las relaciones con otras personas va a depender de qué síntomas se hacen presentes y, sobre todo, de la intensidad con la que esos síntomas se expresan. Una persona con TLP con un grado de egocentrismo y falta de empatía muy acusado puede llegar a ser más difícil en el trato interpersonal incluso que una persona con TNP.


 EL DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD CLÚSTER B O "EMOCIONALES O DRAMÁTICOS"

Hecha esta breve introducción me gustaría apuntar otra conclusión a la que he llegado tras múltiples observaciones clínicas de personas con algún trastorno de la personalidad del clúster B: debemos ser muy cuidadosos antes de emitir un diagnóstico de un modo apresurado. Para ello, me parece importante considerar lo siguiente:

1. Como es bien sabido, en todas las personas que formamos parte de la población encontramos al menos algún rasgo característico de alguno o algunos de los trastornos de la personalidad. De ahí la importancia de una aproximación dimensional al diagnóstico de estos trastornos. Por tanto, para diagnosticar a un paciente, o a una persona, de un trastorno de la personalidad se han de cumplir los siguientes requisitos:

a.Que la experiencia interior, su valoración e interpretación de la realidad y su conducta se aparten acusadamente de lo esperable en su cultura y, sobre todo, que este patrón sea duradero.
b. Que cumpla con los criterios diagnósticos del trastorno en cuestión. El trastorno de la personalidad no dura sólo en Navidad, ni lo presentan aquellas personas que nos caen mal, nuestra ex pareja a la que ahora odiamos y que "se portó muy mal con nosotros", por ejemplo. Una valoración bastante narcisista, por cierto.
c. Desde luego, nuestra ex-pareja podría padecer de un trastorno de la personalidad, efectivamente, o, también, tener ciertos rasgos característicos de algún trastorno de la personalidad (TP), y sin embargo no por ello padece dicho trastorno.
d. Ahora bien, para que esa persona o personas que nos caen mal padezcan de un TP ya debían presentar antes y durante el tiempo en que nos relacionamos con ella un patrón de pensamiento, de sentimiento o de relación con los otros inflexible, profundamente arraigado y renuente al control por parte de la voluntad consciente de quien lo padece. Siendo que, en muchos casos, las personas con dichos trastornos desconocen que los padecen.
e. Si bien no tienen porqué presentarse en todas aquellas personas con las que ustedes tienen o han tenido problemas cuando han interaccionado o se han relacionado con ellas, lo cierto es que si alguna persona lo padece, y si tienen la mala suerte de que además sea un pariente cercano, seguro que le harán desesperarse en más de una ocasión, y le harán enfadarse con toda seguridad.


  
MODOS DE ACCIONAR LOS MECANISMOS DE DEFENSA EN LOS DIFERETES TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

2. Las personas con TP del clúster B ponen en marcha toda una serie de mecanismos de defensa que le sirven para salvaguardar su débil identidad, su frágil yo, dado que el mundo lo experimentan como amenazante u hostil:

a. No resulta asombroso para el psicólogo comprobar que se utilizan las mismas estrategias defensivas en múltiples trastornos de la personalidad. A fin de cuentas, estos mecanismos forman parte del modo en que los humanos afrontamos aquellos acontecimientos que amenazan con la destrucción de nuestra identidad. Por lo tanto son adaptativos, y ayudan a salvaguardar nuestro yo cuando las circunstancias desbordan nuestras capacidades de asimilación de la experiencia. Por ejemplo, cuando se muere un ser querido, como un hijo; cuando nos informan de que padecemos un cáncer terminal; o bien, cuando sufrimos un accidente que nos incapacita de forma permanente para realizar las acciones diarias más básicas.

b. Ahora bien, se convierten en "patológicos" cuando se activan ante circunstancias que objetivamente no son traumáticas o peligrosas, y, sin embargo, las personas con TP las vivencian e interpretan como amenazantes.

3. A veces al terapeuta le desconcierta el modo en que dichos mecanismos de defensa son utilizados por las personas con los diversos trastornos. Lo que de hecho caracteriza y diferencia a unos de otros. Veamos a qué nos referimos con esta última afirmación:

a.Una persona que padezca un TLP pondrá en marcha toda una serie de mecanismos de defensa cuando se sienta insegura o amenazada. Lo que más inseguridad les provoca a estas personas, en su mayoría mujeres, es el abandono por parte de quienes les dan soporte, seguridad y/o estabilidad. Dichos mecanismos de defensa son, principalmente: disociación, proyección, identifica-ción proyectiva, negación, constelación de complejos o sub-personalidades en un episodio pseudo-psicótico. La activación de estos mecanismos sucede de un modo inconsciente o preconscien-te, es decir, bajo el umbral de la consciencia en las personas que padezcan un TLP.

b. Por su parte, la personalidad narcisista (TNP) utiliza los mismos mecanismos que una persona con TLP, pero el grado de consciencia es mayor. Algunas veces, la negación de sus acciones, la proyección y la disociación suceden de un modo inconsciente; otras, tienen lugar de un modo semi-consciente o preconsciente, y entonces observamos que la persona niega y manipula la realidad, pero este fenómeno sucede apoyado desde la consciencia después de que haya surgido de un modo inconsciente; por último, hay veces en que la escisión, la negación, la proyección, el pensamiento dicotómico y el absolutista se producen voluntariamente. Es entonces cuando podemos hablar de gasligthing, cold shoulder, love bombing y hoovering. Es decir, de maltrato y negación del mismo, de proyección de sus acciones y actitudes en la otra persona, de frialdad emocional, de acting out o "broncas y/o follones", seguidos de bombardeos amorosos; y, cuando una persona no-TP clúster B decide dejar una relación amorosa, por ejemplo, la persona con TP puede volver a poner en marcha mecanismos de seducción para recuperarla, cosa que a veces consiguen porque provocan una disonancia cognitiva (sentimiento de extrañeza, de sorpresa, y dificultad de conciliar conscientemente los maltratos recibidos con una repentina actitud seductora y amable) en la persona no-TP.

c. Finalmente, las personas con psicopatía son las más conscientes de lo que hacen, y lo hacen con la intención de controlar a las personas, de utilizarlas y de mantenerlas bajo su poder. Por lo tanto, los mecanismos de defensa son apoyados y realizados desde la consciencia, voluntaria e intencionalmente. Por supuesto, como dijimos al comienzo del artículo, no todos los psicópatas son plenamente conscientes de lo que hacen en todo momento. Pero cuanto más altos sean los diales de la psicopatía, cuanto más se aproximan a la psicopatía pura (las puntuaciones más altas en los test de personalidad psicopática), tanto más conscientes son de lo que hacen. Por ese motivo, preferimos llamar a estos modos de comportamiento defensivo en los psicópatas con los nombres que utiliza la literatura especializada: love bombing, gaslighting, cold shoulder y hoovering. En las personas narcisistas también nos referiremos a ellos cuando lo realicen conscientemente. Sin embargo, en aquellos casos en los que las personas los pongan en marcha de un modo inconsciente o preconsciente, hablaremos entonces de mecanismos de defensa o de afrontamiento y nos referiremos a ellos como escisión, negación, proyección, identificación proyectiva, episodio pseudo-psicótico, etc.