¿Qué está sucediendo con las relaciones de pareja?
José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.
Desde hace aproximadamente cuatro
años estoy dedicado casi en exclusiva a la investigación de las personas con
trastornos de la personalidad. En especial, llegan a mi consulta personas,
tanto mujeres como hombres, inmersas en relaciones de pareja completamente
disfuncionales. La guerra de sexos, que tan presente está en el ámbito público,
en donde se lanzan mensajes de demonización a la masculinidad, vinculándola de
inmediato con la violencia de género, es un signo de un problema mucho más
profundo que observo en la psique de las personas que llegan a mi consulta.
Frente a esta demonización de la
masculinidad encontramos un ensalzamiento de lo femenino. Todo lo malo procede de la masculinidad, todo lo bueno de la feminidad,
parece ser la consigna colectiva. Y las sombras que le son propias a lo
femenino tienden a ser ocultadas o rechazadas del modo más descarado, como pone
de manifiesto la respuesta
de los críticos (y de los fans) al final de la exitosa serie "Juego de
Tronos" (Games of Thrones).
El "negocio" de las
aplicaciones de contactos, como tinder,
badoo, meetic o follamigos, de
un lado, y las redes sociales como facebook
o instagram, del otro, favorece un
tipo de contacto de carácter narcisista. De hecho, estos son los medios
favoritos, casi podríamos decir que el hábitat predilecto, de personalidades
narcisistas, psicopáticas y límite. Un lugar virtual en el que poder triangular
con varias personas a la vez, hallar el combustible o suplemento adecuado de cada
una de sus presas, al tiempo que les permite no comprometerse con nadie: el
clásico modus operandi de las personas
con rasgos narcisistas.
No solo las personas con
trastornos de la personalidad del clúster b (grupo b: dramáticos, emocionales o
erráticos) se sienten como en casa en estos medios cibernéticos; también los
asesinos en serie, y los psicópatas, encuentran un medio adecuado para estudiar
a sus futuras presas. Y esto convierte a las redes sociales en un lugar
francamente peligroso, especialmente para personas ingenuas y, sobre todo, para
los jóvenes desorientados.
Además de estos medios virtuales
de contacto, la industria de la pornografía está en expansión e internet se ha
convertido en un hervidero de consumo parafílico. Por supuesto, la prostitución
es una industria que también se encuentra en expansión, en sus múltiples
modalidades: desde mujeres casadas que se prostituyen por dinero, a personas
que follan sin retribución económica, más allá de una invitación a una cena y
una bonita velada, pasando por la prostitución de lujo con mujeres (y/o con
hombres) de alto nivel cultural.
El efecto que esta realidad
actual está teniendo en el modo en el que se abordan las relaciones de pareja está
siendo nefasto: se respira un ambiente "paranoico", en el que las
personas sin trastornos se han vuelto muy desconfiadas, recelosas ante la idea
de iniciar una relación siguiendo los dictados de su corazón, por miedo a que
abusen de ellas, a ser explotadas y maltratadas. El amor parece tornarse en un
juego de poder. Dudan una y mil veces cuando conocen a una persona con la que
podrían iniciar un camino conjunto: ¿será sincero conmigo? ¿qué otras/os
candidatos tendrá para elegir? ¿es la persona adecuada para una relación a
largo plazo? ¿se siente atraído/a por mí sexualmente? ¿me atrae él a mí? ¿será
un/a mentiroso/a o un manipulador/a? En definitiva, reina un ambiente de
suspicacia, de desconfianza y de sospecha que se está extendiendo por todo
el planeta.
Ante semejante panorama muchas
personas están optando por eludir cualquier relación de pareja en la que los sentimientos
de amor auténticos estén asociados al placer y la sexualidad compartidos. Las
relaciones basadas en el amor sufren, por tanto, una recesión, lo que podría estar
asociado con el vertiginoso auge de las plataformas y aplicaciones de contactos
esporádicos.
Otra posible respuesta ante esta
situación colectiva es aquella por la que han optado algunas personas: volcarse
en la profesión. Cuanto más tiempo dedican a la profesión, tanto menos tiempo tienen
para pensar ni siquiera en tener una relación de pareja. El celibato es otra
respuesta posible, que puede ir de la mano de la anterior, pero que también puede
surgir sin necesidad de dedicar casi toda la energía y el tiempo a la
profesión. Todo dependerá de la disposición psicológica de las diferentes
personalidades.
Y ante todo esto, surge la
siguiente pregunta: ¿cuál es la actitud adecuada para encontrar el amor en la
pareja? Les dejo con esta cuestión para que reflexionen.
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