jueves, 28 de mayo de 2020

LA CRISIS DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y LA PANDEMIA POR LA COVID-19


LA CRISIS DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y LA PANDEMIA POR LA COVID-19

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.
Coronavirus. SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19. (peterschreiber.media - stock.ado.)


¿Entiendes acaso lo que lees? Él respondió:
¿Cómo habría de entenderlo si nadie me prepara?
Hechos de los Apóstoles 8, 30.

La psicoterapia, en el sentido más amplio, busca los valores que satisfagan las necesidades anímicas de los hombres de hoy, para que no caigan en la masificación aniquiladora.
Carl Gustav Jung.


Venimos advirtiendo desde hace años de la grave crisis de la Civilización Occidental en la que estamos sumidos quienes participamos de la cultura de Occidente.

Escribimos sobre ello por primera vez en el año 2001, en un libro que publicamos en el año 2004 bajo el título “El retorno al ParaísoPerdido. La renovación de una cultura“ en la editorial Sotabur.
Posteriormente retomamos dicho hilo en las novelas “Al final deltúnel. Una historia sobre el despertar del alma”, y en “La hermandad de losiniciados “, publicados en Amazon.
Unos años más tarde proseguimos profundizando en el estado crítico de nuestra cultura en dos nuevos libros: “Cine y Espiritualidad. El Mito del héroe en Avatar y en otras películas de ciencia ficción” -cuya reedición ha tenido lugar el pasado mes de abril de 2020- y en “Descubriendo tu auténtica vocación “, también publicado por Amazon, este último bajo la rúbrica de la editorial “El hacedor de lluvia “.

Sabemos que no somos los únicos, por supuesto, y que, desde la publicación del libro de Oswald Spengler sobre la Decadencia de Occidente, los libros que hablan de la grave crisis en la que está sumido Occidente se han ido multiplicando.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung consideramos que fue uno de los pioneros en advertir y, lo más importante, en dar una respuesta vital a dicha situación crítica: mediante la atención y diligencia religiosas al nacimiento del nuevo dios en la profundidad de su alma. Toda su obra científica puede entenderse como el esfuerzo que su personalidad consciente realizó para exponer, en el lenguaje de su-nuestra época, el proceso que condujo a la encarnación de la imagen de dios en su propia profundidad.

Desde aquel primer “experimento “, tal como él lo denominó, algunos hemos tomado el relevo y proseguido su legado, movidos por una llamada procedente de la profundidad, para dar respuesta a la terrible situación de crisis social, política, religiosa, económica y ecológica en la que está sumido el mundo. 

Hace tan solo unos meses, la Hybris de nuestra cara consciencia colectiva occidental nos hacía pensar en que podíamos ser como dioses: alargar la vida decenas de años; transferir nuestra consciencia, nada menos que ese misterioso  “órgano de percepción y orientación“, que apenas empezamos a conocer, con la desmedida pretensión de convertir en innecesario nuestro cuerpo material, siendo la biología básicamente reemplazada por un “cuerpo cibernético “; o, también, desde ese monstruo ideológico denominado “feminismo de tercera ola”, para cuyos acólitos la Naturaleza es completamente moldeable, por supuesto según sus caprichos, como muestra de una terrible desorientación mental y de un deplorable desconocimiento de la naturaleza humana (psique inconsciente); por poner solo algunos ejemplos.

Ante semejante desvarío acontecen, durante los primeros años del siglo XXI,  varios sucesos que evidencian la profundización de la crisis de la Civilización Occidental: los atentados del 11 de Septiembre del 2001 en Nueva York, que hacen caer las dos torres gemelas, símbolo de la Hybris tecnológica, económica y, especialmente, financiera; los atentados terroristas del 11M de 2004, en la capital de España, Madrid,; la destrucción por las llamas de la Catedral de Notre-Dame, a principios del año 2019, símbolo del acervo cultural de Occidente; y, en la actualidad, nos acecha una pandemia provocada por un virus, el SARS-CoV-2.

Este último suceso confronta a la consciencia colectiva con la dura realidad: la Naturaleza no tiene que ganar la batalla a nuestras pretensiones ideológicas y a nuestro deseo de suplantarla, pero no puede perderla. 

Probablemente hoy, más que en ningún otro momento de nuestra historia reciente, los hombres nos vemos ante la necesidad de afrontar nuestras grandes limitaciones, nuestra vulnerabilidad y nuestra estupidez al minusvalorar aquella Naturaleza que creíamos bajo nuestro control.

Desgraciadamente, la capacidad de asimilar la vivencia actual para convertirla en una experiencia transformadora solo lo logrará el individuo. Por no hablar de la terrible inconsciencia de los hombres ante la manifestación material del Símbolo, realidad esta que concita todo cuanto sucede en el mundo, y cuanto acontece en el alma.

Una de las más fecundas enseñanzas que he podido aprender en el trato, indirecto, a través de pacientes que han convivido con personalidades psicopáticas y narcisistas, y directo, con psicópatas subclínicos y personalidades con trastornos del grupo B (narcisistas, límite o borderline, histriónicas y antisociales), según la clasificación del DSM-V, es la importancia que tiene el contacto directo con la Vox Dei, con la Voz interior, es decir, con la sabiduría de la Naturaleza interior.

La fidelidad a esa Naturaleza íntima a la que los psicólogos de orientación junguiana denominamos psique inconsciente es, también, lo que algunos de mis pacientes terminan aprendiendo después de todo un proceso psicoterapéutico de reconstrucción, iniciando a partir de entonces un camino que les conduce a devenir aquello que auténticamente “Son” desde que nacieron. 

Los pacientes que inician dicho Camino agudizan los sentidos interiores, lo que les permite "escuchar", "ver", "percibir por adelantado", etc., no solo los contenidos de su propio interior, a través de insights y de sueños, sino también la relación entre su vida psíquica y lo que les acontece en la realidad objetiva.

Una de las habilidades que desarrollan consiste en que pueden detectar en la realidad objetiva aquellos comportamientos, y señales, que proceden de personalidades psicopáticas y/o narcisistas, neutralizando su acción cuando es preciso, y alejándose de su radio de acción apenas los detectan si fuera necesario. Quizás la enseñanza más importante proceda de la toma de consciencia de su estado de fragmentación, de su necesidad de apoyarse en puntos de vista colectivos, de en qué medida ellos explotan y absorben de un modo infantil y rapaz a su entorno, en lugar de enriquecerlo con su presencia y su actitud.

Los psicópatas y los narcisistas malignos se sirven de las personalidades "zombi" como "monos voladores", para tratar de succionar la vitalidad de aquellas personas que aún conservan cierto grado de conexión emocional con su interioridad. De ahí la necesidad que tienen estas personalidades muertas en vida de alimentarse de un modo parásito de personas empáticas.

Asimismo, algunos pacientes comprenden que las personalidades del grupo B, así como los psicópatas, son la expresión palmaria de un mundo en decadencia. De una sociedad que ha perdido su alma, como se refleja en las series y películas de Zombis, representantes del insaciable deseo de consumir. Una cultura en donde el símbolo unificador ha dejado de ser efectivo para todo un colectivo, es decir, la imagen cristiana de Dios ha fallecido.

Dichas personalidades plutocráticas necesitan alimentarse (parasitándolas) de aquellas personas que aún mantienen la frescura y vitalidad que les confiere el contacto, consciente o inconsciente, con el mundo anímico. Y es que esa "hambre de trascendencia", esa pérdida irreparable del Símbolo, esto es, de la expresión tangible a los sentidos del alma de lo absolutamente trascendente, no podrá nunca satisfacerse con ningún objeto de consumo, con ningún bien material.

De igual modo, algunos pacientes adquieren con el tiempo la capacidad de comprensión de la relación existente entre la realidad subjetiva y la objetiva, en esos arreglos que los junguianos denominamos "sincronicidades".

Estos aprendizajes, provenientes de la experiencia, son especialmente importantes para comprender lo valioso que resulta la transformación de una oveja en un hombre, de una personalidad colectiva en un individuo completo, máxime atendiendo al peligroso avance de las ideologías, y de los grupos espiritualistas regentados por psicópatas adaptados (Garrido) o cotidianos (Marietán). 

Hoy, más que nunca, el alma constituye un objeto de interés cuya potencia de atracción es tanto más alta, cuanto mayores son los conflictos sociales y religiosos en el mundo.

Hace algunos años publiqué un libro titulado “Cine y Espiritualidad”, en el que abordaba la interpretación simbólica de la película Avatar, de James Cameron. En mi opinión, en dicha película el afamado director de cine expresaba de un modo gráfico lo que acontece en la cultura occidental, y al mismo tiempo manifiesta una salida a la crisis en la que el mundo está sumido. 

En estos días se ha producido el lanzamiento de la reedición de dicho libro, con un título distinto, más acorde con la época:  Avatar. ¿El nacimiento de un nuevo paradigma? (pincha en el enlace para verlo o comprarlo).

En dicho libro desarrollo la idea de que, en nuestra época materialista de progreso tecnológico y científico, cada vez más se está manifestando una profunda crisis como consecuencia de la pérdida de la imagen de dios, de aquel símbolo que representa el valor más alto; el valor que da vida y sentido a la existencia del ser humano.

El Mito cristiano afirma que dicho valor supremo hoy perdido en nuestra cultura se ha transformado. El cuerpo según el mito no lo encontraron allí donde le habían sepultado. Pero el cuerpo en realidad simboliza la forma exterior y visible, la concepción hasta ese momento aceptada pero transitoria, del valor supremo que proporciona sentido a la vida del ser humano en una época históricamente determinada.

La película Avatar escenifica de un modo magnífico esa pérdida del sentido de la vida, que representa la muerte de Dios. Que una sociedad pierda a su dios, e incurra en graves crisis sociales y psicológicas, desde luego que no constituye un acontecimiento extraño, sino que es un acontecer típico que se repite con frecuencia en la historia de la humanidad. Los dioses mueren y resucitan bajo formas distintas. 

Sin embargo, cabe preguntarse dónde se encontrará la nueva imagen de Dios. James Cameron, utilizando un despliegue de efectos especiales impresionante, nos lo muestra en la pantalla de un modo realmente magnífico: en las profundidades del alma es donde encontraremos el nuevo cuerpo en el que se manifiesta la divinidad.

Ese es precisamente el objetivo, por decirlo de algún modo, de la terapia de orientación junguiana: que la persona se encuentre a sí misma, que comprenda cuál es su auténtica vocación y, en definitiva, que su consciencia acceda y se relacione con aquella Naturaleza en la que dios se hace presente. 

Una actitud así orientada le permite adquirir a la persona una independencia y una libertad de acción que lo hacen responsabilizarse de su propia vida, abandonando de ese modo la infantil actitud que busca en el “papá o mamá“ Estado, en el Gobierno de turno, en la Unión Europea, en Bruselas, en el Papa o en la figura de autoridad religiosa o política la solución de todos sus conflictos.

Los indescriptibles acontecimientos del último año en España inducen la sospecha de que su causa se encuentra posiblemente en una peculiar perturbación psicológica en el país.

Quien pregunte a un psicólogo lo que piensa al respecto debe esperar una respuesta desde su específico punto de vista. Si se adopta esta perspectiva no resulta difícil observar que la situación política en España es una expresión palmaria de un estado de disociación y de escisión psíquicas. 

Hace aproximadamente cuatro años vengo comprobando en lo inconsciente de mis pacientes unas curiosas perturbaciones que no cabría atribuir únicamente a su psicología personal. Dichas perturbaciones procedían de unas relaciones sentimentales con determinadas personalidades trastornadas cuyo diagnóstico clínico formaba parte del grupo B de trastornos de la personalidad, de acuerdo con el DSM-V, conocidos como narcisismo y psicopatía (también conocido como trastorno antisocial, narcisismo maligno o narcisismo perverso).

Cuando observé la extensión de dichos fenómenos en la consulta comencé a fijarme en los fenómenos colectivos, no solo en España, sino también en el resto del mundo. Mi sorpresa fue que las actitudes observadas en personalidades narcisistas y psicópatas se estaban extendiendo en la cultura occidental de un modo preocupante. Observaba entonces cómo en España ciertas personalidades con un comportamiento narcisista y psicopático estaban accediendo con una facilidad pasmosa al poder estatal. 

El trabajo con mis pacientes consistía en que comprendieran el significado que la experiencia con personalidades terriblemente malvadas tenía, así como la importancia de tomar conciencia de que dichas personalidades encarnan el desorden, el caos y el mal que habitan en la profundidad de la psique.
Sin embargo, la integración de los contenidos inconscientes es un acto individual de realización, comprensión y valor moral. Es una tarea muy dificultosa que exige un elevado grado de responsabilidad ética. Solo de un número de individuos relativamente reducido cabe esperar la capacidad para un logro semejante y esos no son los líderes políticos de la humanidad, sino sus líderes morales.

En cambio, la inmensa mayoría de las personas sigue en un estado de consciencia que es incapaz de integrar los contenidos sombríos que emergen desde lo inconsciente. De hecho, es muy probable que esas fuerzas asalten a la consciencia y de un modo improviso y con gran violencia sometan la voluntad de muchos. Los síntomas anunciadores de semejante situación los tenemos delante de nuestras narices: el incremento de las tendencias totalitarias, de la esclavitud estatal y de las ideologías comunistas.

Únicamente en el individuo es esperable una actitud que conduzca a la erradicación de la lastimosa inconsciencia del hombre, de su infantilismo y de su debilidad individual para que sean sustituidos por un ser humano que sepa que su destino depende de él y no del Estado o del Gobierno.

Desde el Congreso de los Diputados ya se ha escuchado la “venida de un Nuevo Orden” social y cultural. Este antiguo sueño, que ya se tuvo en la Alemania Nazi y que se expresó por boca del Führer, nos alerta de una situación anímica de descomposición y fragmentación. Aun así, nos equivocaríamos si pensáramos que quien así se expresa no tiene la intención de crear un “orden nuevo”; o, cuanto menos, de propiciarlo o favorecerlo. De hecho, con toda probabilidad, en la profundidad de su alma le motivan fuerzas del orden que se están apoderando de miles de ciudadanos españoles. Nuestros dirigentes no son otra cosa que síntomas de la emergencia del arquetipo del orden. Dicho arquetipo del orden se constela cuando un pueblo se encuentra en una situación psíquica de desorientación y desorden, como resultado de una pérdida de conexión con la profundidad de su alma, esto es, de un estado de enajenación mental colectivo.

Sin embargo, esta situación de desorden solo puede ser compensada con éxito mediante un radical cambio de mentalidad; que permita la integración paulatina de las fuerzas del orden y, en última instancia, la encarnación de la nueva imagen de dios, del nuevo Eón y/o del orden en la vida. Esta metanoia solo es esperable, como venimos repitiendo, en el individuo. Las masas son siempre inconscientes e indolentes en grado superlativo.

El peligro que se nos avecina reside en que el pueblo español, en lugar de favorecer la vía de realización del orden en el individuo, proyecte en la personalidad de un político psicópata o narcisista maligno su anhelado orden. Con ello se despoja de la responsabilidad individual y, por tanto, pierde también su más preciado tesoro: la libertad.

Solo en el seno de una auténtica democracia, y ya estamos viendo que esta comienza a verse amenazada por la avasalladora lucha por el poder, podremos hacer efectivas las fuerzas del orden. No cabe esperar en las masas españolas que tengan en cuenta la importancia de este saber psicológico, por más claro y sencillo que sea. Por ese motivo, como psicólogo, tengo puestas todas mis esperanzas en la creación de individuos, autónomos e independientes, libres y responsables de sus propios destinos, pues la sociedad española deriva su calidad espiritual y moral del ciudadano realizado. Ojalá vaya penetrando poco a poco esta comprensión, de modo que compense la infantil concepción del Gobierno de España, de la Unión Europea o de Bruselas como si se trataran de unos “salvadores”, capaces de responder a todas las expectativas de poder, de abundancia y de resolución de problemas.



Bibliografía:

Delgado González, J. A. (2004). El retorno al Paraíso Perdido. La renovación de una cultura. Sotabur.
González, J. (2017). Relaciones tóxicas. Narcisistas y psicópatas. Publicado en: https://www.academia.edu/32778912/RELACIONES_T%C3%93XICAS_NARCISISTAS_Y_PSIC%C3%93PATAS
González, J. (2020). Sobre el estado psíquico del pueblo español. Publicado en: http://psicologiaespiritualidad.blogspot.com/2020/04/sobre-el-estado-psiquico-del-pueblo.html
González, J. (2020). Una sociedad de zombis. Publicado en: http://psicologiaespiritualidad.blogspot.com/2020/04/una-sociedad-de-zombis.html
González, J. (2020). COVID-19 y la Crisis de la Civilización Occidental. Publicado en: http://psicologiaespiritualidad.blogspot.com/2020/04/covid-19-y-la-crisis-de-la-civilizacion.html
González, J. (2020). AVATAR. ¿El nacimiento de un Nuevo Paradigma? Amazon. 
Jung, C. G. (2001). Civilización en transición. Ed. Trotta. Vol. 13. O.C.
Von Franz, M-L. (1982). C. G. Jung. Su mito en nuestro tiempo. Ed. FCE.



domingo, 3 de mayo de 2020

Tipo y contenido de los sueños durante el confinamiento por la pandemia del SARS-Cov-2.


La vida es sueño y los sueños, sueños son. Tipo y contenido de los sueños durante el confinamiento por la pandemia del SARS-Cov-2.

José González. Psicólogo y terapeuta de orientación junguiana.

EL GRITO. Edvard Munch.


Introducción

Me dispongo a escribir hoy, día 3 de mayo del año 2020, en Psicología junguiana sobre dos temas que me resultan sumamente preocupantes. A pesar de que mis resultados no son concluyentes, por lo que, para ser más riguroso desde un punto de vista científico, sería aconsejable esperar a obtener más información y ver la evolución de esta pandemia, lo cierto es que el estado de inquietud me ha obligado literalmente a realizar algunas advertencias y a exponer algunos resultados provenientes de mi experiencia como psicólogo. Por lo tanto, tómense mis observaciones de un modo provisional, sujeto a modificaciones adaptadas a los cambios que se puedan ir produciendo durante la evolución de la pandemia.

Los sueños durante el confinamiento. Función y contenido de los sueños.

Diferentes investigadores han evidenciado que, desde que se inició el confinamiento con motivo de la declaración de pandemia por el coronavirus, la población ha visto modificado el ritmo circadiano como consecuencia de la alteración en los regímenes de luz y oscuridad. Esta situación, junto con el aumento del estrés, la ansiedad y el aislamiento social y personal, ha influido decisivamente en la regularidad del sueño. Las personas se acuestan más tarde de lo habitual, les cuesta conciliar el sueño, este se interrumpe repetidamente durante la noche (parasomnias), etc., lo que repercute en un peor rendimiento en el trabajo (en su mayoría On-line, pero también presencial, cuando la ocupación forma parte de aquellos servicios esenciales como los sanitarios, las Fuerzas de Seguridad del Estado, la Seguridad Privada, los servicios de limpieza, entre otros muchos) asociado a su vez a una disminución de la atención y de la memoria a corto plazo.

Diversos estudios evidencian que, durante el confinamiento, las personas parece que recuerdan mejor sus sueños (lo que se relaciona con las frecuentes interrupciones del sueño, o despertares, durante la fase MOR) y, además, que el contenido de los mismos tiende a producir mayores inquietud, intranquilidad y miedo, en consonancia con la situación de inestabilidad social, de incertidumbre por un futuro imprevisible e incierto en prácticamente todas las actividades humanas. Este patrón onírico se parece al que se produce en personas que padecen un trastorno de estrés postraumático, tras haber padecido una vivencia tan terrible que ha desbordado sus capacidades de afrontamiento y asimilación de la experiencia. Como ocurrió, por ejemplo, tras los atentados del 11S en Nueva York, o los del 11M en Madrid.

Con respecto al contenido de los sueños, que los pacientes suelen referir como “sueños raros”, “sueños extraños” o “sueños significativos”, parece que se adecuan a un patrón común: simbolizan la amenaza invisible que proviene del coronavirus utilizando imágenes que la consciencia puede comprender y asimilar, como por ejemplo la de tiburones que acechan en las playas, o como otros depredadores peligrosos; también aparecen zombis o peligrosos extraterrestres (véase mi artículo La crisis de la civilización occidental y la COVID-19).

Una de las funciones principales de los sueños es ayudar a la consciencia de las personas a orientarse y adaptarse adecuadamente en un mundo cambiante; en definitiva, a modificar su actitud cuando es necesario. Por lo tanto, cuando los sueños simbolizan la terrible amenaza que el coronavirus realmente supone para la salud de las personas mediante imágenes de peligrosos depredadores, o, en menor medida, mediante entidades extraterrestres o de zombis, cumple con la función autorreguladora de advertir a la consciencia, que no acaba de comprender la auténtica dimensión del problema vital que este virus representa, la gravedad de la situación para que corrija su actitud y, por ende, su comportamiento.

Además de todos estos resultados, que confirman no solo lo que yo he hallado en el ejercicio de la psicoterapia junguiana que practico, sino también lo que me han referido otros profesionales de la salud mental, amigos y colegas, me he encontrado con lo siguiente:


  •   Las personas más introvertidas están afrontando mejor el estado de confinamiento. En algunos casos se ha potenciado su creatividad y ha mejorado su capacidad de introspección. Un resultado que es relativamente esperable.
  •  Las personas que, antes del confinamiento obligado por la pandemia, estaban experimentando un “confinamiento interior”, es decir, el inicio de una “confrontación con lo inconsciente”, han visto potenciada la emergencia de contenidos simbólicos en sus sueños referidos al arquetipo del orden (Véase mi artículo La crisis de la civilización occidental y la COVID-19): en dichos sueños aparecen símbolos de totalidad, como el mandala o círculo sagrado, la Gran Madre en su aspecto de alma del mundo o inconsciente colectivo, etc.
  • Las personas con trastornos y patologías mentales previas han visto como ha aumentado o intensificado su sintomatología.
  • En personas con trastornos mentales latentes, no diagnosticados antes del confinamiento, la pandemia y sus consecuencias han provocado que los síntomas se evidencien.
Cómo mejorar el sueño:

Para aquellas personas que estéis teniendo dificultades para dormir puede seros de ayuda realizar un ejercicio de relajación, introduciendo algunas fórmulas sugestivas. Por ejemplo, cuando os hayáis ido a la cama para dormir, una vez tumbados boca arriba, cerrad los ojos y os fijáis en cómo se produce la respiración. Después, cuando notéis que os estáis relajando, podéis introducir las siguientes fórmulas, que os diréis en voz baja a vosotros mismos: “estoy tranquilo, estoy muy tranquilo”. Cuando notéis que estáis relajados, y antes de quedaros dormidos, podéis introducir las siguientes fórmulas hipnóticas: “dormir es indiferente”, “lo importante es la tranquilidad”, “mediante la calma y el sosiego interior”.  Estas fórmulas las podéis ir repitiendo en voz baja, con un tono monótono y suave, como cuando os dirigís a vuestro hijo/a ,  hasta que logréis conciliar el sueño.



Desescalada del confinamiento en el estado de alarma

Ayer, día 2 de mayo de 2020, se inició el proceso de desescalada del confinamiento de la población que el Gobierno de España ha aprobado recientemente. Si bien, la fase 0 está prevista que se inicie el 4 de mayo, ayer día 2 Madrid, por ejemplo, se llenó de personas paseando o corriendo por las aceras del centro, y para mi sorpresa e inquietud, muchas de ellas sin la más que recomendable mascarilla.

Desgraciadamente, la población, es decir, el colectivo, no es aún suficientemente consciente de hasta qué punto las personas que gobiernan en los diferentes países, y en el caso concreto de España, la izquierda comunista, viene realizando una labor de ingeniería social, esto es, de manipulación y control de la población desde que llegaron al poder. Por supuesto que los demás gobiernos de España han ejercido la misma labor de manipulación y control social; pero, los anteriores gobiernos, no se han visto ante una situación como la actual: una pandemia provocada por un virus letal.

La pandemia por el coronavirus es, como hemos visto en el apartado anterior, una auténtica amenaza para la vida de las personas; por lo tanto, nos hallamos frente a una de las mayores crisis humanitarias de los últimos años.

Pero, además de esta crisis humanitaria, provocada por un agente natural infeccioso, tenemos en el horizonte otra crisis que, si bien es aún más peligrosa, procede de la naturaleza interior, es decir, de la psique inconsciente. Así como el peligro que el coronavirus supone para la vida humana es aún demasiado inconsciente para una buena parte de la población, entre otras cosas porque no podemos verlo a simple vista; de ahí, por cierto, que los sueños hagan especial hincapié en la amenaza que supone el virus para la vida. De igual modo, tampoco somos capaces de darnos cuenta de la peligrosidad que supone la otra gran pandemia que azota a la humanidad: la ideológica. La pandemia ideológica lleva años extendiéndose por el mundo. En España, ha adoptado el ropaje de una izquierda comunista que incorpora en su discurso las premisas ideológicas de un feminismo de tercera ola. No obstante, ambas crisis, la provocada por el coronavirus, y la provocada por la ideología de la izquierda comunista (materialista), pueden entenderse como dos expresiones de un mismo arquetipo. (Para más información véase mi artículo La crisis de la civilización occidental y la COVID-19).

Las crisis son períodos que las personalidades psicópatas y narcisistas aprovechan para ganar aún más poder, utilizando una serie de estrategias que son típicas del modus operandi psicopático: la manipulación de la información, el engaño y la mentira descaradas, la irresponsabilidad por las consecuencias de sus actos, la proyección de sus actuaciones en segundas o terceras personas, la creación de grupos, bloques o bandos en conflicto, y algo que es característico de la psicopatía: la incongruencia entre las palabras y los hechos. Los psicópatas y los narcisistas malignos, hombres y mujeres, son diestros en el manejo de la palabra. Tienen una impresionante capacidad de seducción (también de masas) y son capaces de convencer a un interlocutor desprevenido con una extraordinaria facilidad. Sin embargo, como suelo recomendar a mis pacientes que han sido víctimas de psicópatas o narcisistas malignos: fíjense muy bien en los hechos, en sus actuaciones, y es que como dice el refranero, hechos son amores, que n o buenas razones. Miren si existe una relativa coherencia entre lo que una persona dice y lo que hace. Si este no es el caso, pueden sospechar que se encuentran ante un psicópata o un narcisista maligno. Muchas veces, para poder desenmascarar a un psicópata, que como buen camaleón sabe disfrazarse con una máscara de cordura y sentido común, hay que descubrir aquellas actuaciones que él se encarga de mantener ocultas a la luz pública.

Por tanto, recomendamos desde aquí que asuman una actitud de responsabilidad individual ante estas etapas de desescalada, que forman parte de un experimento de inmunidad colectiva y aún no tenemos una vacuna, ni fármaco adecuado para la cura efectiva de la COVID-19.  

Enlaces recomendados:

https://www.youtube.com/watch?v=AIC-3toLH3s (Patrones de sueños. Dr. Jose Miguel Gaona).
https://www.youtube.com/watch?v=JJi-EbsNFRg (Sobre el desconfinamiento y sus consecuencias. Dr. J.M. Gaona).
https://www.youtube.com/watch?v=LNz0JlxBZow (Seminario sobre psicopatía)
https://www.youtube.com/watch?v=10j0Dca0v5k (Seminario de psicopatía en las organizaciones)