PSICOPATÍA Y NARCISISMO: DOS
MANIFESTACIONES DEL MAL. Primera parte.
Jose González.
Psicólogo de orientación junguiana.
"Es importante hoy en día,
como en todo tiempo, que el ser humano no pase por alto del peligro del mal que
le acecha. Por desgracia es demasiado real, razón por la cual la psicología
tiene que mantener la realidad del mal y rechazar toda definición que considere
que carece de importancia o que incluso no existe. La psicología es una ciencia
empírica que tiene que ver con cosas reales. Por eso, en mi condición de
psicólogo nunca he tenido el propósito de inmiscuirme en la metafísica, ni me
he arrogado la competencia para hacerlo. Tengo únicamente que polemizar cuando
la metafísica se ocupa de la experiencia y ofrece una interpretación de ésta
que en modo alguno está justificada empíricamente. Mi crítica a la
"privación del bien" solo se refiere a la experiencia psicológica.
Des del punto de vista científico, la fundamentación de la "privación del
bien" es, como todo el mundo puede comprobar, una petición de principio en
la que el resultado depende de lo que se introduce en ella. Los argumentos de
este tipo carecen de convicción. Pero que estos argumentos, no sólo se
utilicen, sino que se crean infalibles, supone para mí un hecho del que no
puedo fácilmente hacer caso omiso. Demuestra la existencia a priori de una tendencia que da preferencia al "bien", y
lo hace con todos los medios disponibles, apropiados o no. Así pues, cuando la
metafísica cristiana se aferra a la privatio
boni, muestra con ella la tendencia a multiplicar el bien y reducir el mal.
En consecuencia puede que la privatio boni sea metafísicamente
verdadera. No me arrogo a este respecto autoridad para emitir un juicio. Lo
único que yo mantengo es que en nuestro ámbito empírico lo negro y lo blanco,
la luz y la oscuridad, el bien y el mal son opuestos equivalentes y que, en
cada uno de ellos, una de las partes presupone siempre la otra.
»La conclusión errónea se deriva
necesariamente de la premisa según la cual Deus
= Summum Bonum, porque es
impensable que el Bueno y Perfecto haya podido crear el mal. Ha creado
únicamente lo bueno y lo menos bueno. Ahora bien, del mismo modo que a pesar de
un calor de 230º por encima del cero absoluto nos helamos miserablemente, hay también seres humanos y cosas que, aunque hayan sido creados por Dios, son
mínimamente buenas y, en consecuencia, máximamente malas."
Carl Gustav Jung. Aion. Contribuciones
al simbolismo del sí-mismo. Volumen 9/2 de las Obras Completas. P. 58-59.
En el ejercicio de la profesión de
psicólogo he podido observar la devastación de familias, equipos de trabajo,
compañeros y subordinados que provocan una raza de "seres humanos que, aunque hayan sido creados por Dios, son mínimamente
buenos y, en consecuencia, máximamente malos." Se trata de seres
humanos que padecen de un trastorno
narcisista de la personalidad (TNP) o un trastorno psicopático de la personalidad. Pese a que ambos
trastornos tienen criterios diagnósticos diferentes presentan, sin embargo,
muchos aspectos en común (comorbilidad). Uno de los aspectos comunes más
difíciles de comprender por los expertos en el tratamiento de personas que han
sufrido el paso del huracán psicopático o narcisista y, por supuesto, por el
público en general es el siguiente: se trata de personalidades que disfrutan haciendo
el mal, por el mal mismo. Estas personalidades se alimentan del sufrimiento
ajeno. Infligir sufrimiento psíquico (y, a veces, también físico) a sus
semejantes parece que es un combustible del que no pueden sustraerse.
Nuestra mentalidad occidental,
impregnada por las ideas de la tradición cristiana, por más que el símbolo de
Cristo esté en decadencia, parece que nos dificulta para comprender la
existencia del mal dentro del plan de la creación divina. El texto de Jung que
abre este ensayo nos recuerda hasta qué punto la idea de que "el mal no
existe" o de que "el mal es una merma del bien" sigue presente
en la mente de miles de personas. Sin embargo, por mucho que les pese a ciertas
personas, el mal existe y se está extendiendo hasta tal punto en nuestra
cultura occidental que ya hay libros que desarrollan la idea de que "el
narcisismo" y/o "la psicopatía" representan el "malestar de
nuestra cultura".
Precisamente por esa idea
"ingenua" de que "las personas son buenas por naturaleza"
he encontrado los mayores escollos a la hora de exponer el modo de
comportamiento de una personalidad psicopática, incluso a otros colegas
psicólogos. Recuerdo que en una ocasión, después de haber expresado los rasgos
fundamentales de la personalidad psicopática (como son la locuacidad y el
encanto superficial, la capacidad de provocar fascinación, el egocentrismo, el
narcisismo, la falta de remordimientos, la mentira patológica, la manipulación
de la información y de la realidad, la reificación o cosificación de las personas,
el desprecio por los valores humanos, el deseo de poder y la necesidad de hacer
sufrir como combustible del que se alimentan) y de exponer la estrategia
manipulativa de la triangulación que es común a las personas con ambos
trastornos, una persona me respondió que aquella infidelidad podía sucederle a
cualquier persona, sin necesidad de ser un TNP o un psicópata. A pesar de
explicar en detalle que la triangulación la realizan para hacer sufrir a las
personas con las que triangulan y de que no es una mera infidelidad, mi
interlocutor no comprendió nada de lo que intentaba explicarle porque no
disponía del registro experiencial necesario para comprender a qué me estaba
refiriendo. Aquella misma noche tuve el siguiente sueño:
"Me encuentro en un recinto sagrado, con una
actitud de rezo o meditación en conexión con lo divino. Se aproxima hacia mí un
amigo psicólogo, con el que tengo confianza para contarle temas íntimos y/o polémicos.
Cuando está a mi lado comenzamos a conversar y le participo en confianza mis
reflexiones sobre un personaje psicópata. Le explico las características de la
psicopatía, que la distinguen de cualquier otro trastorno. Le cuento que llevo
varios años investigando sus manifestaciones hasta que finalmente he podido
comprender este tipo de comportamientos tan extraños por su capacidad para
hacer el mal. Cuando termino de hablar, mi amigo psicólogo me responde de un
modo extraño y me doy cuenta de que no comprende lo que he compartido con él.
Su devolución me hace percatarme de que él considera que aquello que yo le he
explicado forma parte de una situación normal, pero con alguna que otra
dificultad en las relaciones interpersonales. Me percato de que no comprende lo
que le quiero decir. No entiende que uno de los móviles del psicópata es obtener
poder a toda costa y para ello busca doblegar a las personas con las que se
relaciona."
El sueño no necesita demasiada
interpretación puesto que manifiesta la dificultad que entraña la comprensión
del comportamiento psicopático incluso en profesionales de la psicología. Me
hace comprender que, por más que yo haga los mayores esfuerzos en explicar los
comportamientos psicopáticos a otros profesionales (y al público en general) lo
mejor que pueda, si no se dispone de una mínima experiencia clínica (y/o personal),
las personas no lo entenderán y lo más probable es que lo malinterpreten. Aprovecho
para recordar que esto que sucede con la psicopatía, también sucede en general
con todos aquellos hechos psíquicos a los que nos referimos los psicólogos de
orientación junguiana cuando hablamos de arquetipos, inconsciente colectivo,
anima/animus y tantos otros.
A estas dificultades de
comprensión de lo que es la psicopatía (y el narcisismo) hay que añadir otro
tema que también he encontrado, no solo en la consulta, sino también fuera de
ella. Se trata de ciertos comentarios totalmente erróneos y que no hacen sino
poner de manifiesto de nuevo el desconocimiento de la naturaleza humana. Cuando
una persona ha sufrido las consecuencias de haber convivido con un narcisista
maligno o con un psicópata adaptado, porque lo ha creído su amigo, su pareja,
su marido/mujer, su padre/madre o su confidente, y ha sido capaz de salir de la
tortura que supone una relación así, le resulta especialmente importante
comprender qué es lo que le ha sucedido. Preguntas como ¿quién era esa persona a
la que tanto estimaba y que, sin embargo, tanto daño me ha hecho? ¿por qué me
ha traicionado sin que me haya dado cuenta de ello? ¿cómo es posible que haya
soportado durante tanto tiempo un ambiente tan tóxico? Para estas personas es de
vital importancia comprender todo lo concerniente al narcisismo y a la
psicopatía. No solo por la necesidad de comprender los motivos por los cuales se
ha involucrado con alguien así, sino también porque hay en ella una cierta
vulnerabilidad que es importante que conozca para evitar la repetición de
ciertas experiencias. Lo que he encontrado en todas las personas que han entrado en relación con un psicópata o narcisista y han logrado el contacto cero es un cambio radical de mentalidad.
Precisamente por esto que decimos,
comentarios como "si a una persona le interesa la psicopatía o el narcisismo
es porque hay algo de narcisista o psicópata también en ella" son del todo
inconvenientes y errados. Los psicópatas y narcisistas rara vez se involucran en una relación sentimental con otro narcisista o psicópata precisamente porque entre ellos se detectan. De
hecho, lo habitual es que se produzca una dupla psicópata-complementaria/o (nombre
que le otorga el experto en psicopatía Hugo Marietan) o narcisista-hiperempático/a, como corresponde a la ley psicológica de que los opuestos se atraen y los
iguales se repelen. Y, además, son casos excepcionales los narcisistas y los
psicópatas autoconscientes de su propio trastorno (Sam Vaknin y James Fallon
son casos extraordinarios y no representan al narcisista y al psicópata
adaptado comunes); los psicópatas saben que son diferentes al resto de las personas, se consideran de hecho superiores a las personas normales, que estas son manipulables y explotables, y por ese motivo saben que deben camuflarse, mientras que los narcisistas son menos conscientes de su diferencia. Éstos últimos piensan que son "personas normales" aunque mejores que los demás. Por cierto que en esos comentarios errados hay, como siempre, algo de verdad. A veces sucede que el aspecto negativo y diabólico del arquetipo del animus se constela en lo inconsciente colectivo de la complementaria de un psicópata o de un narcisista y "atrae" como si de un campo de acción se tratara a una personalidad cuyas características se corresponden con las del lado oscuro del animus. O, si se trata de un varón, el aspecto de lamia y vampira del anima se constela y entonces entra en contacto con una mujer cuyos rasgos de personalidad se corresponden con el anima constelada. También es posible que los aspectos más oscuros de la sombra del yo se expresen en la personalidad de un narcisista o un psicópata que simula ser amigo, siendo de hecho el peor enemigo que uno pueda imaginar. Pero cuando esto sucede la sombra representa, precisamente, lo que el yo no es, es decir, aquellas cualidades que le son ajenas y hasta desconocidas (recomiendo la lectura del libro "Cómo integrar tu sombra" a quienes deseen ampiar información). Por último, la realización del mal por el mal mismo, en quienes lo han padecido durante un proceso de individuación o realización consciente del sí mismo, permite comprender el lado oscuro de la imagen de Dios, esto es, la oscuridad y maldad del Self. O, también, el sí mismo como un trickster, como el embaucador, farsante y engañoso mercurio alquímico.
En la segunda parte de este
ensayo hablaré de las actitudes que he encontrado en diferentes profesionales
alrededor de la psicopatía y el narcisismo.