La novela Al final del túnel.
Una historia sobre el despertar del alma ha pasado a denominarse INICIACIÓN. El estertor del patriarcado. El contenido de la obra es el mismo, salvo algunas
correcciones menores, y el lector encontrará en ella una síntesis novelada de
un proceso al que los psicólogos de orientación junguiana denominamos individuación.
Por individuación entendemos un camino que conduce hasta una estrecha puerta
que da acceso a un mundo desconocido para la consciencia: el mundo del alma.
La prueba de fuego que describe
la primera parte de esta novela es el encuentro con uno mismo, con la propia
sombra, lo que constituye una de las situaciones más desagradables que puedan existir;
de ahí que la inmensa mayoría de las personas lo evita mientras le sea posible
proyectar todo lo negativo en el entorno. Solo cuando esto se hace imposible, y
la persona, tal como vemos que le ocurre al protagonista de la novela INICIACIÓN,
enfrenta problemas que no puede solucionar con sus propios medios, entonces
puede que preste atención a los sueños que se presentan en tales
circunstancias, o bien, reflexione sobre ciertos acontecimientos que le están
ocurriendo precisamente en esos momentos.
El encuentro con uno mismo supone
atravesar una puerta, o un angosto túnel, que da acceso a un pozo muy profundo.
La consciencia del hombre muere por unos instantes a la realidad exterior,
desaparece en esa hondura, pero a cambio descubre una región de ilimitada
extensión: lo inconsciente colectivo o el mundo del alma. De esa región aparentemente
inhóspita le salen al encuentro al hombre aquellas fuerzas que le permiten
orientarse en medio del caos y la incertidumbre en el que se encuentra sumida
su consciencia. A dichas fuerzas interiores la psicología junguiana las
denomina arquetipos. En el mundo antiguo los denominaban dioses.
Estas fuerzas adormecidas en la
naturaleza profunda del hombre son las hacedoras de lo que ocurre, no solo en
lo más íntimo del hombre, sino también en la realidad objetiva: de los delirios
fantasmagóricos propios de las ideologías, de las revueltas políticas y
sociales, y hasta de los extraños e inusuales fenómenos de la naturaleza que
amenazan la vida del hombre.
INICIACIÓN. El estertor del patriarcado describe una experiencia que han vivido algunas personas, gracias
a la cual han llegado a comprender que el auténtico tesoro no es que le toque
el premio gordo de la lotería, sino que descansa en lo profundo del océano de
su interioridad y por ello se esfuerzan por descubrirlo y sacarlo a la luz. Se
convertirán en pescadores que pescan con caña, con red, con arpón y, algunos
quizá, se vean en la tesitura de hacer pesca submarina siguiendo a algunos seres
que se mueven en las profundidades. Con toda probabilidad habrá necias
ilustradas, puros necios y estúpidos de todo tipo que no comprendan lo que
hacen los pescadores. Sin embargo, no por ello quienes tienen por vocación ser
pescadores van a dudar del sentido de su profesión, pues su oficio es mucho más
antiguo que el de cualquier ilustrado moderno.
Cuando el pescador mira en el
espejo del océano lo primero que ve es su propio rostro (mito de Narciso). Pero, cuando logra
penetrar lo suficiente, verá que el mar está plagado de seres vivos (trascendencia del mito de Narciso). Al principio
puede que solo vea peces, algunos tendrán colores vivos, otros serán, en cambio,
fantasmagóricos; y otros realmente peligrosos. Sin embargo, la cosa no termina
aquí (descubrimiento del misterio que habita en la profundidad del hombre). El pescador puede que pesque otro tipo de seres que habitan en las zonas
abisales: ninfas, sirenas u otros seres fabulosos semejantes a los avatares que
aparecen en la película de James Cameron o en el mundo submarino de la Saga de Star
Wars. Algunos de estos seres parecen extraterrestres, y de hecho lo son, auxiliando
al pescador submarino u orientándolo como harían un delfín o una ballena. Pero
hay seres extraños, humanoides, que resultan realmente peligrosos y que pueden
desorientarlo. El pescador puede ser arrastrado por el poder de esos seres que
pueblan las zonas abisales a vivir aventuras vetadas a la mayoría de las
personas. A una de esas criaturas abisales, polimórfica y polifacética, la
psicología junguiana la denomina anima, pues se personifica en los sueños bajo una
forma femenina. Otra, en cambio, tiene forma masculina y habita en el océano de
la mujer, por lo que la denominamos animus.
En la novela INICIACIÓN, el
anima aparece ya en los primeros capítulos y se la describe como una mujer anciana
y joven al mismo tiempo. Pues el anima habita en la profundidad de los
hombres desde tiempos inmemoriales. El anima es un factor causante de proyecciones
en la psique del varón. Es la actriz por detrás de la escena de amor entre un
hombre y una mujer. Es la causante de los cambiantes estados de ánimo en el
hombre, de su susceptibilidad y vanidad, de sus juicios envenenados, etc.; y es
el factor que provoca que un hombre quede cautivado y fascinado por una mujer
que no le conviene. El anima es, al mismo tiempo, la señora del alma, por lo
que es la musa del artista, la que susurra al oído la idea feliz que el científico
necesita para elaborar una teoría, para describir la estructura y el funcionamiento
de una molécula o para organizar la tabla periódica de los elementos.
En la novela INICIACIÓN. El estertor del patriarcado encontrará el lector, también, cómo se personifica la imagen
de dios en el alma del protagonista, en una época post-cristiana, como lo es la
nuestra, y cómo el patriarcado, que es la era espiritual que dio comienzo hace
unos cinco mil años y que ha regido y vehiculado los valores cristianos en la
cultura occidental durante más de dos milenios, está llegando a su fin. Una era
que se ha caracterizado por la separación de los principios opuestos de la
imagen de dios, de los principios masculino y femenino, yang y yin. La nueva
era, la era de Acuario, que según algunos investigadores dio comienzo en el año
1997, mientras que para otros aún no ha empezado y nos hallamos en un período transicional entre la era de los peces y la incipiente era del aguador, parece que favorecerá la
unidad de los contrarios que han estado en conflicto durante la era de piscis ♓ (cristianismo).
Esta última temática, que es con
la que finaliza la novela INICIACIÓN, se retoma y desarrolla en la segunda
parte de la novela cuyo título es La hermandad de los iniciados. Ambas
novelas forman parte de una única serie titulada La renovación del
símbolo. El lector podrá comprobar en ambas novelas que se ha producido
un cambio en el nombre artístico del autor.
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