jueves, 1 de julio de 2010

¿Es la Vida un Sueño?

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.



Calderón de la Barca. La vida es sueño.

Hace unos meses tuve una serie de sueños que me dejaron, ciertamente, "tocado". Desde entonces, llevo tiempo meditando acerca de su significado profundo. Reproduzco aquí uno de tales sueños para, posteriormente, realizar algunos apuntes sobre su hermenéutica.

"Me encuentro dormido en mi habitación. En el sueño, soy consciente de que estoy dormido y de que estoy soñando. De pronto, me percato de que "algo" o "alguien" es quien está soñando conmigo y, por tanto, de que no soy yo quién sueña, sino ese alguien quién está soñando conmigo."

Después de tener este sueño, estuve algún tiempo meditando acerca de qué es real y qué no lo es. Me preguntaba si mi vida actual, los sucesos que tienen lugar, los acontecimientos, las personas con las que me relaciono, no serán una mera ilusión, una especie de ensoñación. En algún momento, me dije ¡un sueño dentro de otro sueño, eso parece ser mi vida! Pero, claro, entonces surge la pregunta ¿quién sueña con quién?

En esos momentos es cuando uno recuerda las palabras de Calderón de la Barca, con las que doy comienzo a esta entrada. "La vida es sueño, y los sueños, sueños son." Y, también, recordaba cuando Jung se preguntaba si era él quien estaba sobre una roca, o era la roca la que estaba debajo de él. Del mismo modo que, recuerdo, cuando Jung tuvo un sueño en el que se le reveló que su vida toda era, en realidad, un sueño del Sí-Mismo.

¿Es mi vida, realmente, un sueño del Creador? ¿Es el mundo material, en verdad, no más que una sombra de otra realidad que la engloba? Entonces, ¿la realidad exterior es una manifestación de una realidad interior? Desde luego, aquí llegamos a un punto que creo es de una importancia primordial: En completa oposición a lo que afirma la psicología pragmática conductista, desde el archiconductista Watson, hasta el descafeinado Tolman, todo surge de la Realidad Psíquica. No es sólo que la conciencia existe, no siendo, desde luego, un epifenómeno del cerebro, sino que constituye la existencia misma. Tampoco es el cerebro una máquina procesadora de información, como afirma la psicología cognitiva. Antes al contrario, es la psique, que no el cerebro, la auténtica Generatriz, una Histera o Matriz de datos. Por lo tanto, la Conciencia es, en gran medida, una entidad autónoma y hasta relativamente independiente del cerebro humano. Que las estructuras orgánicas actúen como limitantes, como filtros si se prefiere, no significa que la actividad del cerebro sea idéntica a la consciencia. En todo caso, podríamos afirmar, para no trastocar demasiado el esquema mental de los científicos materialistas, que la conciencia correlaciona con el funcionamiento de ciertas estructuras cerebrales.

Y, tras meditar largo tiempo, dejando que se procesara en paralelo todo cuanto entonces concluí, hoy leo en el blog de mi buen amigo Raúl Ortega que, al hilo de sus últimas entradas, ha expresado esta misma idea en uno de sus comentarios. Reproduzco aquí un fragmento que viene a expresar (en sincronicidad, además) una idea semejante a la que he desarrollado a lo largo de esta entrada:


"La materia, la energía, el cuerpo, el cerebro, son como el color. Creaciones psíquicas. Interpretaciones mentales. Todo cae del lado del Tonal. Tus amigos, tu esposa, tus hijos, tu casa, tu perro: creaciones psíquicas. Teatro. Matrix. Pensemos un poco en el problema de si existe un árbol cuando no lo miras, y llegaremos rápidamente a darnos cuenta de que jamás pudo comenzar el Universo en un Big Bang, pues todo sólo puede tener un punto de partida: la conciencia. La psique. Como en la película, el único modo de escapar de toda esta realidad virtual hacia la verdad es avanzar hacia los programadores, hackeando el programa. Como todo se genera en psique, ése es el sistema operativo de todo este tinglado, el viaje es por ahí. Con suerte, mucha suerte, llegamos a la sala de máquinas, al meollo. Al hardware. A lo realmente sólido y real. Hemos llegado ahí avanzando a través del embudo que es nuestro interior, nuestra psique, pero lo que se asoma al final del camino es algo mucho más grande que ése, aquél, que tú y que yo. La psique personal es un cordón umbilical, un cable de datos. El generador de esos datos es La Gran Madre, una madre de todos y de todo, y es lo que finalmente nos interesa de veras. Todo esto está dicho desde tiempo inmemorial con el “Conócete a ti mismo, y conocerás al Universo y a los dioses”".

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