sábado, 29 de noviembre de 2025

La Sombra Invertida: Paralelos Ideológicos, Polaridad de Género y Destino Compartido


José Delgado González. Psicólogo y terapeuta junguiano.

1. Introducción 

El análisis de las ideologías políticas y sociales modernas revela sorprendentes paralelismos estructurales con los sistemas religiosos. El presente artículo aborda un conjunto de reflexiones polémicas que buscan trazar puentes entre el análisis de los sistemas de fe secular y la dinámica de la polaridad de género.

Específicamente, estas reflexiones proponen las siguientes tesis:

  1. El comunismo es conceptualizado como un catolicismo satánico (invertido), sugiriendo una estructura de fe secularizada que pervierte los moldes religiosos.

 2. El feminismo se analiza como un comunismo degradado o involucionado, basado en la traslación del paradigma de la lucha de clases a la lucha de sexos.

 3.  Se postula la imposibilidad de separar los intereses, las necesidades vitales y los destinos de hombres y mujeres, afirmando una interdependencia fundamental.

 4. Se argumenta que atacar a los hombres lleva implícito el ataque a las mujeres y viceversa, dado que todo individuo está entrelazado en una red de parentesco (madres, abuelas, hermanas, esposas, hijas).

A continuación, se desarrolla un marco de análisis interdisciplinario para estas ideas, utilizando referencias de la historia de la filosofía, la antropología, la psicología junguiana y la historia de las religiones.

2.  El Comunismo como Gnosticismo Invertido: El Catolicismo Satánico

La idea de concebir el comunismo como un "catolicismo satánico" (o invertido) no implica una condena moral simple, sino una crítica profunda a la estructura sustitutiva y secularizada de la ideología.

La historia de la filosofía política ha explorado cómo las ideologías seculares adoptan los moldes de la fe religiosa. El filósofo político Eric Voegelin argumentó que el comunismo es una manifestación moderna del gnosticismo inmanentista. Este gnosticismo degradado, como corriente herética, intenta alcanzar la salvación y el orden absoluto (pleroma) dentro de la existencia terrenal (saeculum), negando la trascendencia divina.

En este sentido, el comunismo "invierte" el catolicismo (o el cristianismo occidental) al sustituir sus elementos clave:

 a) Sustitución de la Trascendencia: La Historia Dialéctica reemplaza a la Providencia Divina como motor del destino humano. El paraíso celestial es reemplazado por la sociedad sin clases (el fin de la historia) (Voegelin, 1952).

 b) La Iglesia y los Elegidos: El Partido (el aparato) asume la función de la Iglesia como guardián de la verdad y mediador de la salvación. El Proletariado sustituye a los "elegidos" o los "santos", destinados a purificar el mundo mediante la lucha revolucionaria (Eliade, 1969).

 c) La Carga de Sentido: La negación de lo trascendente obliga a la ideología a cargar la totalidad del sentido humano y existencial en la esfera política y económica. La naturaleza "satánica" reside en la perversión de la promesa de plenitud a través de la coacción y la negación radical del orden espiritual tradicional (Voegelin, 1952).

3. Feminismo: Traslación y Fragmentación del Conflicto Ideológico

La reflexión sobre el feminismo como un "comunismo degradado o involucionado" se basa en la observación de cómo el paradigma de la lucha de clases se traslada al ámbito de la lucha de géneros.

El marxismo tradicional enfoca la historia en la confrontación entre la clase propietaria (opresora) y la clase trabajadora (oprimida). Ciertas vertientes del feminismo radical adoptan esta estructura binaria de conflicto, donde:

 * Opresor: El Patriarcado o "el Hombre" (como clase o estructura social).

 * Oprimido: La Mujer (como clase o grupo social).

La idea de degradación o involución se refiere a dos puntos de crítica estructural:

 1.  Fragmentación del Universal: Al reducir el conflicto desde la estructura universal de la economía (Marx) a una categoría biológica/social (el género), la ideología se fragmenta y pierde la ambición de un análisis social total, centrándose en el resentimiento identitario (Paglia, 1990).

 2. Sustitución de la Causa: El foco se desplaza de la alienación económica y la producción a las dinámicas interpersonales de poder, lo que algunos críticos ven como una simplificación o una aplicación inadecuada de un modelo diseñado para la infraestructura económica. Esta crítica es común entre pensadores que advierten contra la tiranía de la teoría del conflicto en el análisis social.

4. La Unidad Ineludible: Intereses y Destinos Compartidos

Las premisas 3 y 4 desafían directamente la visión del conflicto de género como un antagonismo irreductible, apelando a la realidad biológica, social y psicológica de la interdependencia.

La Antropología y la Imposibilidad de la Separación Radical de Género

El punto sobre la imposibilidad de separar radicalmente los intereses y destinos de hombres y mujeres encuentra un sólido fundamento en la disciplina antropológica, que estudia la naturaleza fundamental de las sociedades y culturas humanas. La evidencia etnográfica y teórica muestra que la diada sexual es una unidad de cooperación biológica y social esencial para la supervivencia y organización cultural.

1. La Diada Sexual como Unidad Fundacional

Desde una perspectiva antropológica, la relación entre hombres y mujeres es el eje estructurante de la mayoría de las sociedades:

 * Reproducción Biológica y Social: La cooperación sexual es, obviamente, la base de la reproducción biológica. Pero la antropología enfatiza la reproducción social, es decir, el proceso por el cual la sociedad no solo produce nuevos miembros, sino que los incorpora, socializa y les asigna roles. La familia o el grupo de parentesco, entendido como una unidad que articula las relaciones entre los sexos y las generaciones, es la unidad mínima de la organización social humana (Lévi-Strauss, 1969).

 * El Origen de la Cultura: Claude Lévi-Strauss, al estudiar las estructuras elementales del parentesco, postuló que la prohibición del incesto y el consecuente intercambio de mujeres entre grupos no solo evitó la endogamia, sino que obligó a los grupos a interactuar y cooperar, marcando el verdadero inicio de la cultura y la sociedad (Lévi-Strauss, 1969). Esta tesis coloca la interdependencia entre los sexos en el corazón mismo de la civilización.

2. La Complementariedad Funcional y la División del Trabajo

En la vasta mayoría de las culturas, las necesidades vitales (alimento, refugio, protección) se satisfacen mediante una división sexual del trabajo (DST). Esta división no implica necesariamente igualdad de estatus, pero sí una interdependencia funcional ineludible:

 * Suministro y Mantenimiento: El antropólogo Bronisław Malinowski documentó en los Trobriand que, aunque los roles de pesca (hombres) y cultivo (mujeres) podían variar, la supervivencia del poblado dependía de que ambos sexos ejecutaran sus tareas de manera efectiva y coordinada (Malinowski, 1922).

 * Reciprocidad Económica: Los hombres y mujeres a menudo se especializan en diferentes tipos de recursos o actividades (caza vs. recolección, producción pesada vs. producción ligera, guerra vs. crianza). El producto de estas actividades es intercambiado o compartido dentro de la unidad familiar, creando una economía de reciprocidad que ata sus destinos. La falla de un sexo en su rol (económico o protector) impacta directamente la seguridad y el sustento del otro.

3. El Vínculo de Parentesco (Ataque Implícito)

La antropología de la parentela subraya por qué un ataque ideológico a un sexo inevitablemente daña al otro.

 * Estructuras de Parentesco: En todas las sociedades, el individuo no existe en aislamiento, sino como un nodo en una extensa red de parientes (madres, padres, abuelos, hermanos, tíos). Un hombre es siempre hijo de una mujer y padre, hermano o esposo de otra, y viceversa.

 * Daño Sistémico: Un ataque ideológico que degrada, desmoraliza o busca la anulación social de "los hombres" no impacta un grupo abstracto. Ataca las relaciones cruciales (padre-hija, esposo-esposa, hermano-hermana) que sostienen emocional, económica y socialmente a las mujeres de esa comunidad. La calidad de vida de las mujeres está inextricablemente ligada a la salud psíquica y social de los hombres con los que conviven. El conflicto radical de género, por lo tanto, es una forma de autolesión cultural.

En síntesis, la antropología demuestra que, a nivel estructural, la separación radical de intereses es una ficción sociológica que choca con la realidad material de la cooperación, la reproducción y la organización del parentesco que define la existencia humana.

5. La Interdependencia Psíquica: El Ánima y el Ánimus

La psicología junguiana proporciona un marco poderoso para entender esta interdependencia a nivel individual (Jung, 1968).

 * Arquetipos y Complementariedad: El ser humano completo (self) se logra a través de la individuación, un proceso que requiere la integración de los arquetipos del sexo opuesto: el Ánima (la imagen interna de lo femenino en el hombre) y el Ánimus (la imagen interna de lo masculino en la mujer).

 * Escisión Psíquica: Un antagonismo cultural y social radical entre los sexos externos es un reflejo de una escisión no integrada a nivel psíquico. Atacar o devaluar al sexo opuesto en la realidad externa es, simbólicamente, una negación del componente vital del self que ese sexo representa. El destino personal y psicológico es, por lo tanto, inseparable.

El Vínculo de la Parentela y la Consecuencia Social

La reflexión final ("Atacar a los hombres lleva implícito el ataque a las mujeres...") se fundamenta en la realidad ineludible de los lazos familiares. Un ataque ideológico a "el hombre" o "la mujer" es, en esencia, un ataque a los padres, hijos, hermanos y compañeros de la población en general.

El destino es simbiótico. La devaluación o el daño a la moral, el rol o la identidad de un sexo tiene consecuencias inmediatas y directas en la estructura familiar y social, socavando el bienestar emocional y la estabilidad de ambos. La salud de la comunidad depende de una reciprocidad ética y del reconocimiento de esta unidad intrínseca.

Referencias

Eliade, M. (1969). The Quest: History and Meaning in Religion. University of Chicago Press.

Jung, C. G. (1968). Man and His Symbols. Dell Publishing.

Lévi-Strauss, C. (1969). The Elementary Structures of Kinship. Beacon Press.

Malinowski, B. (1922). Argonauts of the Western Pacific: An Account of Native Enterprise and Adventure in the Archipelagoes of Melanesian New Guinea. Routledge & Kegan Paul.

Paglia, C. (1990). Sexual Personae: Art and Decadence from Nefertiti to Emily Dickinson. Vintage Books.

Voegelin, E. (1952). The New Science of Politics: An Introduction. University of Chicago Press.


jueves, 27 de noviembre de 2025

El Precio de la Evolución: ¿Por Qué Lloramos la Muerte del Espíritu Ortodoxo?

José Delgado González 

La Crisis Silenciosa de Nuestro Tiempo

Si sientes que el mundo de hoy es caótico, vacío o que le falta un ancla, no estás solo. Estás experimentando la Nigredo, la disolución de un viejo mundo. Pero hay una pregunta que nos desgarra: ¿Por qué sentimos una pena profunda, casi inexplicable, por un sistema de creencias que nuestra propia razón e intelecto ya han superado?

Esta es la crisis que la Psicología Analítica de C.G. Jung nos obliga a confrontar, revelando un conflicto que todo ser humano de nuestra época debe afrontar: la paradoja de la superación.

I. El Sueño y el Luto por el  Zeitgeist

El material psíquico analizado confronta al soñante con la figura de su primera esposa. En el lenguaje de lo inconsciente, esta mujer es la expresión material del Ánima en la vida del soñante.

El Ánima, como arquetipo trascendente de lo inconsciente colectivo, se manifestó en esta relación portando el espíritu dominante de la época (el paradigma cristiano literalista). La noticia de su muerte simbólica clausura un capítulo: el Yo consciente está siendo llamado a un luto.

La Paradoja de la Superación

El Yo ha superado la fe literalista y abraza el camino místico (Gnosis), pero lo inconsciente lo obliga a sentir la pena. El llanto no es por el dogma; es por la pérdida de la función.

El Yo sabe que es preferible una espiritualidad literalista, menos evolucionada, que una carencia de esta.

La Ortodoxia, aunque imperfecta, actuaba como un contenedor psíquico. Era un orden que canalizaba la energía de lo inconsciente colectivo. Al morir esa forma, el Yo se enfrenta al vacío y al riesgo de la dispersión total.

II. La Nigredo y la Guía de Lo Inconsciente

El caos que vemos en la sociedad es el reflejo de la Nigredo colectiva. Lo inconsciente ha colapsado el espíritu cristiano ortodoxo porque ya no podía contener la vida.

Lo inconsciente se presenta como guía en esta crisis, no como un enemigo. Nos recuerda que el valor funcional de la Ortodoxia debe ser integrado: el orden y la contención.

El Riesgo de la Desacralización y los "Ismos"

El gran riesgo de la modernidad es que, al superar la fe, la conciencia caiga en la tentación de llenar el vacío con sucedáneos. Es aquí donde surgen los ismos (ideologías secularizadas, vistas como versiones desacralizadas de arquetipos cristianos), que ofrecen una falsa seguridad horizontal sin la profundidad ni la contención de una conexión trascendente.

El trabajo psíquico que evita el luto termina en ideología.

El Yo es forzado a crear un orden interno tan robusto que no necesite refugiarse en el dogmatismo externo de los ismos de esta época desacralizada.

III. Síntesis Final: La Llamada a la Personalización

La Individuación (la realización del Sí-Mismo) es una llamada para muy pocas almas. Sin embargo, la crisis de nuestro tiempo exige que todo Yo responda con la personalización, creando un orden sagrado propio.

La tarea de la conciencia madura es triple:

    *Integración del Ánima: Honrar el valor del contenedor que la Ortodoxia proveía, integrándolo sin caer en la literalidad.

 *Diferenciación: Forjar un camino (Gnosis/Misticismo) tan fuerte y ordenado que la energía ya no sea canalizada por la institución, sino por el Yo.

   *Antídoto Contra el Caos: Crear un orden simbólico personal y resistente que inmunice al Yo contra la dispersión caótica y la falsa contención de los ismos.

El llanto es el reconocimiento de que la forma colectiva ha muerto. Tu tarea es responder a esta crisis asumiendo el trabajo de forjar el sentido y la contención en el santuario de tu propia psique.

¿Estás listo para dejar de llorar el espíritu muerto y asumir el trabajo de forjar un Yo que no caiga en los ismos de nuestra época? 

miércoles, 1 de octubre de 2025

El gran botín: inversión inmobiliaria y el alma del Estado al descubierto

Creo que he llegado a una conclusión sobre la inversión inmobiliaria, y no es económica, ni siquiera jurídica: es antropológica. El Estado español —ese engranaje que funciona cada vez más como vocero obediente de los burócratas de Bruselas— ha mostrado ya sin pudor su apetito de rapiña. No hablamos de política fiscal, sino de algo más primitivo: la pulsión de capturar, de devorar, de apropiarse de la riqueza ajena bajo el disfraz de norma y legalidad.

La estulticia, claro está, campea en la política como la hierba mala en un campo abandonado. Pero la estupidez, siendo numerosa, no es la más peligrosa. El mal verdadero no está en la torpeza de los ineptos, sino en la astucia fría de quienes, sin escrúpulos, manipulan, legislan y ejecutan para su propio beneficio. Si entre los políticos abundan los imbéciles, no faltan tampoco los malvados: psicópatas brillantes, narcisistas sin sombra, sujetos que han reducido la vida al ejercicio de poder y al saqueo disfrazado de servicio público.

Lo interesante es que ya no disimulan. He ahí la ingenuidad reveladora: como un niño que presume de su travesura sin comprender aún la magnitud del delito, los políticos están verbalizando sus intenciones respecto a la inversión inmobiliaria. Quieren apropiarse de la riqueza privada bajo la coartada del bien común, pero sus palabras traicionan lo que realmente son: un conglomerado de parásitos revestidos de moral pública.

Desde una lectura junguiana, podríamos decir que el Estado se está convirtiendo en la encarnación del arquetipo del Viejo Rey Herido: un poder envejecido, impotente para crear y regenerar, que se alimenta caníbalmente de la vitalidad de sus súbditos. El ciudadano que invierte, que arriesga, que construye, representa la energía del Puer, la fuerza juvenil que busca abrir caminos. Pero ese impulso creador es interceptado por el Senex oscuro, el Estado burocrático, que lo encarcela con normativas, impuestos y sospechas.

La tragedia es shakesperiana: un reino gobernado por bufones mediocres y villanos refinados, donde la justicia se convierte en máscara y la virtud en sarcasmo. La historia, como en Tolstói, se despliega no por grandes ideales sino por la inercia de millones de voluntades resignadas, atrapadas en una telaraña de normas y miedos. Y, como advertía Ortega, asistimos a la rebelión de las masas, no ya como poder autónomo, sino como masa dócil dirigida por una élite de especialistas en dominación.

¿Qué queda entonces al ciudadano? Ver claro. Comprender que la política ya no oculta su desnudez obscena, y que la inversión inmobiliaria no es sólo un movimiento económico, sino un escenario donde se juega la gran lucha entre la libertad creadora del individuo y la voracidad de un Estado que, incapaz de producir, sólo sabe gravar, morder y chupar.

La conclusión, amarga y luminosa a la vez, es que los políticos han empezado a hablar demasiado. Y en su verborragia se delata la verdad: el botín somos nosotros.

sábado, 20 de septiembre de 2025

La Desacralización del Poder: El Espejo de una Psique Sin Mitos

Introducción 

El ideal platónico del "filósofo rey" no es solo una teoría política, sino la manifestación arquetípica de una sociedad que aún vivía bajo el amparo de un relato sagrado. En la visión de Platón, el gobernante es un mediador entre el mundo de las ideas y la realidad terrenal, una figura que mantiene la conexión de la comunidad con sus mitos fundacionales de verdad y justicia. Desde una perspectiva junguiana, la historia es la crónica de una creciente desacralización, donde la psique colectiva, al perder sus mitos, se escinde de su propia fuente de sentido. Esta pérdida se proyecta en la realidad como una profunda decadencia social y política.

Del Ritual al Negocio: La Pérdida del Mito

En la Antigüedad tardía y la Edad Media, el arquetipo del gobernante, aunque imperfecto, mantenía una conexión con el relato sagrado. El rey no era solo un líder político, sino una figura casi ritual, cuyo poder se legitimaba a través de narrativas divinas y ceremonias que ligaban la vida social a un orden cósmico. El espíritu de la época estaba imbuido de significado trascendente.

Pero el Renacimiento trajo la ruptura. El pragmatismo de Maquiavelo despojó al poder de su velo mítico. La política dejó de ser un ritual sagrado para convertirse en un negocio de voluntades y astucias. El gobernante ya no se apoyaba en el mito para justificar su autoridad, sino en la fuerza. El colectivo, al perder la fe en sus narrativas más profundas, proyectó en sus líderes la imagen de un poder sin alma, una figura que ya no mediaba con lo trascendente, sino que manipulaba lo inmanente.

La Sociedad Sin Rituales: Un Teatro de Sombras

Si observamos el mundo contemporáneo, la desacralización es casi total. La política se ha convertido en una esfera puramente funcional, sin conexión alguna con relatos heroicos o arquetípicos. En lugar de mitos, tenemos encuestas de opinión y algoritmos. La figura del líder, despojada de su dimensión sagrada, es un simple producto de marketing. La sociedad, al perder su brújula mítica, se vuelve una colección de individuos sin un relato unificador. La política es entonces el teatro de la sombra colectiva, donde la avaricia y el deseo de poder se manifiestan sin la contención de un ideal superior.

La visión de Platón, lejos de ser una simple fantasía, nos obliga a confrontar la herida de una psique colectiva que ha perdido su alma. Nos muestra que la decadencia social no es un accidente, sino el inevitable resultado de una sociedad que ha olvidado sus mitos, y con ellos, la sabiduría interior que los sustenta.